Spotify se viste de operadora móvil y ya anuncia que subirá sus precios "porque sí"
Durante años, Spotify se había mantenido como ese compañero silencioso que acompañaba cada viaje, cada entrenamiento, cada tarde de trabajo. Pero en los últimos tiempos, su relación con los usuarios ha perdido parte de esa calma. Y ahora, según ha adelantado Financial Times, la plataforma se prepara para dar otro paso que volverá a incomodar a millones de suscriptores: subirá los precios en el primer trimestre de 2026.
La noticia cayó como un pequeño temblor en la industria del streaming. No había comunicado oficial, ni cifras exactas, pero el mensaje era claro: Spotify necesita más ingresos, y eso significa que a partir del próximo año, quienes pagan por escuchar música sin anuncios tendrán que volver a sacar un poco más la cartera.
La historia que cuenta el sector es sencilla pero terca. Las discográficas piden más, los costes de infraestructura se disparan, la competencia obliga a invertir más en tecnología y funciones nuevas. Spotify lleva meses insinuándolo entre líneas: mejorar la rentabilidad se ha convertido en una prioridad absoluta. Ya no basta con ganar usuarios; ahora hace falta que cada uno deje más dinero en caja.
Y no es algo aislado. 2025 ya trajo una primera subida, que muchos aceptaron a regañadientes. Ahora, apenas unos meses después, la plataforma prepara otro ajuste. Un movimiento que algunos verán como una evolución natural del negocio y otros como un desgaste en la relación con sus fieles.
La pregunta que flota en el aire es inevitable:
¿Llegará esta subida también a España?
Nadie en la compañía quiere confirmarlo todavía, pero la experiencia dice que lo que sucede primero en Estados Unidos suele acabar replicándose en Europa con cierto retraso. El precedente está ahí, y los clientes lo saben.
Mientras tanto, el usuario medio sigue escuchando sus listas sin pensar demasiado en lo que podría costar el mismo servicio dentro de unos meses. Pero la sensación de fondo ya empieza a calar: en la economía del streaming, nada es eterno, ni siquiera el precio de una suscripción que durante años parecía inamovible.
