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Bitcoin vuelve a los 90.000 dólares y tira del mercado cripto en el cierre de año

Las principales criptomonedas arrancan la semana con tono positivo y devuelven a Bitcoin por encima de los 90.000 dólares, impulsadas por el optimismo que dejó el último tramo de datos de inflación en Estados Unidos y por la expectativa de que la Reserva Federal tenga margen para seguir relajando la política monetaria. Con 2026 en el horizonte, el mercado también empieza a descontar más claridad regulatoria para los activos digitales.

UNSPLASH / KANCHANARA
UNSPLASH / KANCHANARA

El mercado de criptomonedas abre la semana con una señal que muchos inversores leen como “termómetro” de apetito por riesgo: Bitcoin ha recuperado el nivel psicológico de los 90.000 dólares, mientras Ethereum vuelve a consolidarse por encima de los 3.000 dólares. En un tramo de calendario marcado por el cierre de año y por la reducción de liquidez típica de estas fechas, el rebote adquiere un matiz relevante: más allá del movimiento puntual, refleja que el mercado sigue dispuesto a comprar la narrativa de tipos más bajos y de un entorno macro menos hostil para los activos de riesgo.

En el arranque del lunes, Bitcoin avanzaba un 1,57%, negociándose en torno a 90.060 dólares (6:53 am ET), mientras Ethereum sumaba un 1,59% hasta aproximadamente 3.049 dólares. El movimiento se produce después de que la inflación estadounidense conocida la semana anterior contribuyera a mejorar el sentimiento, al alimentar la expectativa de que la Reserva Federal pueda disponer de más margen para flexibilizar su política monetaria en los próximos meses.

Bitcoin como “índice” del riesgo: por qué importa recuperar 90.000

En el ecosistema cripto, Bitcoin funciona como un índice de referencia: cuando rompe niveles redondos al alza, suele arrastrar al conjunto del mercado; cuando se debilita, el efecto dominó también se nota. Por eso, el regreso por encima de 90.000 dólares tiene un valor simbólico que va más allá de la cifra. Primero, porque actúa como umbral psicológico para operadores tácticos; segundo, porque suele activar compras sistemáticas de estrategias que siguen tendencia; y tercero, porque obliga a muchos participantes que esperaban una corrección más profunda a reconsiderar su posicionamiento.

Es importante subrayar que el rebote no elimina la volatilidad: el mercado cripto se mueve, con frecuencia, en impulsos cortos y rápidos, especialmente cuando el volumen cae por vacaciones. Dicho de otro modo: que Bitcoin vuelva a 90.000 no garantiza un rally sostenido, pero sí ofrece una pista sobre la resiliencia de la demanda cuando el mercado interpreta que el viento macro sopla a favor.

El catalizador macro: inflación, tipos y expectativa de recortes

La palanca más mencionada por los inversores en este movimiento es la política monetaria. Cuando la inflación da señales de moderación, el mercado suele anticipar que el banco central puede recortar tipos o, al menos, mantener un sesgo menos restrictivo. Para los activos de riesgo, esto suele traducirse en un doble efecto: (1) mejora del apetito por riesgo y (2) reducción del coste de oportunidad de mantener posiciones en activos que no generan rendimiento (o cuyo rendimiento es más incierto), como ocurre en gran parte del universo cripto.

En la práctica, el mercado está descontando que, si la Reserva Federal encuentra margen para nuevas bajadas, se reabre un escenario más favorable para valoraciones y para flujos hacia segmentos “beta alta” como tecnología y cripto. No es casual que estos movimientos tiendan a producirse tras datos macro que el mercado lee como “pro-recortes”. Aun así, los operadores más prudentes recuerdan que la Fed mira un conjunto amplio de indicadores: empleo, inflación subyacente, expectativas y condiciones financieras.

Fin de año: posicionamiento, liquidez y movimientos amplificados

El calendario también importa. En las últimas semanas del año, la operativa cambia: hay menos participantes, más rebalanceos y, a menudo, más “ruido” en el precio. Ese contexto puede favorecer subidas rápidas, pero también correcciones abruptas si aparece un titular inesperado. En este entorno, muchos inversores optan por gestionar el riesgo con dos enfoques: mantener exposición a una posible continuación del movimiento, pero limitar el tamaño de la posición o cubrir parte del riesgo con estrategias de derivados.

Además, el cierre de año suele ser el momento en que se impone la narrativa de “lo que viene”: los gestores y analistas comienzan a construir el relato de 2026, y el mercado —en especial el cripto— es muy sensible a expectativas, no solo a hechos consumados. Esto ayuda a explicar por qué un catalizador macro puede generar un efecto mayor del habitual cuando el mercado está predispuesto a mirar hacia delante.

2026 en el radar: la promesa de más claridad regulatoria

Junto a la macro, el otro argumento que gana peso es el de la regulación. A medida que se acerca 2026, una parte del mercado espera mayor claridad normativa para los activos digitales, algo que suele reducir la prima de incertidumbre y facilitar la entrada de capital institucional. Para el inversor, “claridad” no significa necesariamente reglas más laxas: significa reglas más predecibles. Y en mercados jóvenes, la predictibilidad regula el apetito por riesgo.

Esta expectativa se traduce en una idea simple: si el marco se vuelve más estable, aumentan las probabilidades de adopción, de productos financieros más estandarizados y de un acceso más amplio por canales tradicionales. Es una tesis que todavía depende de decisiones políticas y regulatorias, pero que el mercado empieza a incorporar gradualmente en precios cuando el ciclo se aproxima a un nuevo año.

Qué vigilar ahora: niveles, macro y “sorpresas” de fin de año

De aquí a fin de año, el mercado vigilará tres ejes. Primero, si Bitcoin es capaz de mantenerse por encima de 90.000 dólares y convertirlo en soporte, o si el nivel funciona como techo y provoca toma de beneficios. Segundo, la evolución de los datos macro y cualquier señal que altere el calendario de recortes de la Fed. Y tercero, el factor menos controlable en semanas de baja liquidez: los titulares inesperados, que pueden acelerar movimientos en uno u otro sentido.

En resumen, el mercado cripto empieza la semana con tono positivo y con el “benchmark” del sector —Bitcoin— recuperando un nivel simbólico clave. El rebote, por ahora, se apoya en una lectura macro favorable y en la narrativa de 2026. La pregunta que queda abierta es si ese impulso será suficiente para sostener el movimiento cuando el mercado vuelva a operar con liquidez normal en el arranque del nuevo año.

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