La NASA pierde la paciencia: abrirá nuevos contratos tras los retrasos de SpaceX
La NASA ha confirmado que SpaceX está “retrasada en el calendario” de entregas del programa Artemis, el ambicioso plan con el que Estados Unidos busca volver a poner astronautas en la Luna antes del final del mandato de Donald Trump. Ante el incumplimiento de los plazos, el secretario de Transporte y administrador interino de la NASA, Sean Duffy, anunció la apertura de nuevos contratos para fomentar la competencia entre empresas espaciales y acelerar el desarrollo del sistema de alunizaje tripulado.
El objetivo de la administración estadounidense es claro: volver a la Luna dentro de los próximos tres años y consolidar una presencia permanente en su superficie como parte de la estrategia espacial y geopolítica frente a China. Pero la hoja de ruta enfrenta su primer gran obstáculo: SpaceX, el contratista principal del programa Artemis para el módulo de alunizaje, acumula retrasos significativos.
Durante una entrevista con CNBC, Sean Duffy reconoció la magnitud del problema: “SpaceX es una compañía increíble, pero no podemos depender de un único proveedor. El presidente Trump quiere ver astronautas estadounidenses caminando de nuevo sobre la Luna durante su mandato, y eso requiere abrir la competencia”.
La decisión supone un golpe directo para Elon Musk, cuyo cohete Starship —en su versión adaptada para el programa Artemis— debía ser la nave encargada de transportar a los astronautas desde la órbita lunar hasta la superficie. Sin embargo, las pruebas de vuelo y certificaciones técnicas avanzan más lento de lo previsto, y varios hitos del cronograma original ya se encuentran desfasados.
Fuentes cercanas al programa revelan que los últimos ensayos de Starship, realizados desde la base de Boca Chica (Texas), sufrieron demoras por fallos en el sistema criogénico y problemas de presurización en la etapa superior. Aunque SpaceX logró avances en su último lanzamiento suborbital, la NASA exige resultados consistentes antes de autorizar misiones tripuladas.
Mientras tanto, la agencia estadounidense planea abrir una nueva ronda de licitaciones para desarrollar versiones alternativas del Human Landing System (HLS), el módulo que debe llevar a los astronautas a la superficie lunar y devolverlos al orbitador. Entre los posibles aspirantes se encuentran Blue Origin, Lockheed Martin, y Dynetics, que ya participaron en fases anteriores del concurso.
El anuncio llega en un momento crucial para la estrategia espacial de Estados Unidos, que se ha convertido en un eje de política nacional bajo el liderazgo de Trump. El mandatario ha insistido en recuperar la hegemonía frente al avance chino, después de que Beijing lograra establecer una base científica en el polo sur lunar en colaboración con Rusia. “Queremos que la bandera estadounidense vuelva a ondear en la Luna, y que sea símbolo de innovación y liderazgo”, dijo Trump recientemente en un discurso en el Centro Espacial Kennedy.
El retraso de SpaceX también genera repercusiones en los mercados. Las acciones de SpaceX Holdings (que cotizan de forma privada a través de fondos secundarios) y de compañías proveedoras como Northrop Grumman y Aerojet Rocketdyne mostraron movimientos dispares tras la noticia. Analistas de Morgan Stanley señalan que la decisión de la NASA podría diversificar el riesgo tecnológico, pero también retrasar aún más los plazos del proyecto.
El programa Artemis II, que llevará astronautas a orbitar la Luna, está previsto para 2026, mientras que Artemis III, la misión del alunizaje, debería ocurrir en 2027. No obstante, fuentes del propio organismo reconocen que estas fechas dependerán de la capacidad industrial de SpaceX y de los nuevos contratistas.
Duffy fue tajante al respecto: “No podemos permitir que un solo proveedor marque el ritmo de la exploración espacial estadounidense. El sueño lunar no puede esperar”.