Uber y WeRide estrenan robotaxis totalmente autónomos en Abu Dabi con permiso pionero
Uber Technologies Inc. y WeRide Inc. han iniciado este miércoles operaciones de robotaxis de nivel 4 sin conductor en Abu Dabi, en lo que supone el primer lanzamiento comercial de viajes totalmente autónomos de Uber fuera de Estados Unidos. El servicio, que arranca en la isla Yas, cuenta con el respaldo del primer permiso a nivel de ciudad del mundo emitido por una autoridad no estadounidense para robotaxis completamente autónomos. Las rutas se ampliarán de forma gradual bajo la supervisión del Centro Integrado de Transporte de Abu Dabi, que será el encargado de coordinar la expansión del proyecto.
El estreno de estos vehículos autónomos sitúa al emirato en la vanguardia de la movilidad inteligente en Oriente Medio y refuerza la apuesta de Uber y WeRide por convertir los robotaxis en una opción real de transporte urbano. La iniciativa se suma al proyecto anunciado en Dubái, donde el objetivo oficial es que un 25% de los desplazamientos urbanos sean autónomos para 2030, en distintos modos de transporte.
Primer despliegue comercial fuera de Estados Unidos
El acuerdo convierte a Abu Dabi en el primer mercado internacional donde la plataforma de Uber ofrece viajes comerciales completamente autónomos, más allá de los proyectos piloto y pruebas técnicas ya desarrollados en otras regiones.
El lanzamiento de los robotaxis de nivel 4 implica que los vehículos pueden operar sin conductor humano a bordo dentro de zonas y condiciones previamente definidas. La colaboración con WeRide, especializada en tecnología de conducción autónoma, permite a Uber integrar estos servicios directamente en su aplicación, de modo que los usuarios puedan solicitar un robotaxi del mismo modo que un viaje convencional.
Un permiso municipal sin precedentes
Según el anuncio conjunto, el servicio cuenta con el primer permiso a nivel de ciudad del mundo concedido por una autoridad no estadounidense para operar robotaxis totalmente autónomos. Este tipo de autorización es clave para pasar de la fase de prueba a la operación comercial a escala, con normativa y supervisión específicas.
El permiso establece el marco en el que pueden circular los vehículos, las zonas habilitadas, los requisitos de seguridad y los protocolos de supervisión técnica y administrativa. Con ello, Abu Dabi se posiciona como laboratorio regulatorio para la movilidad autónoma, en un momento en el que muchas ciudades siguen en fases más tempranas de experimentación.
Yas Island, banco de pruebas del robotaxi
Las operaciones públicas han comenzado en la isla Yas, uno de los enclaves más turísticos y controlables del emirato, donde la infraestructura y el tráfico resultan más manejables para una primera fase de despliegue.
Este tipo de entorno ofrece una combinación de calles bien planificadas, densidad de tráfico moderada y alta visibilidad, lo que facilita el funcionamiento de los sensores y sistemas de percepción de los vehículos autónomos. A partir de estos primeros recorridos, Uber y WeRide irán ampliando gradualmente las rutas y zonas de operación, en coordinación permanente con las autoridades locales.
Supervisión del Centro Integrado de Transporte
La expansión del servicio se realizará bajo la supervisión del Centro Integrado de Transporte de Abu Dabi, que actúa como regulador y coordinador del proyecto. Su papel será clave para decidir nuevas áreas de despliegue, ajustar las condiciones de operación y evaluar el impacto del servicio en el conjunto del sistema de transporte.
Esta supervisión incluye tanto la seguridad vial como la integración con otros modos de transporte, el análisis de la demanda, el posible rediseño de rutas y paradas y la evaluación del grado de aceptación por parte de los usuarios. El objetivo declarado es que la introducción de robotaxis complemente la oferta de movilidad en lugar de generar fricciones con servicios ya existentes.
El vínculo con el proyecto de Dubái
A comienzos de año, Uber y WeRide anunciaron también un proyecto de robotaxi en Dubái, donde las autoridades han fijado como meta que el 25% de todos los viajes en la ciudad sean autónomos para 2030, combinando taxis, transporte público y otros modos de movilidad inteligente.
El despliegue en Abu Dabi encaja en esta estrategia regional de transformación de la movilidad, en la que los emiratos del Golfo buscan situarse como referentes globales en tecnologías de transporte autónomo. Los avances en una ciudad pueden servir como referencia o base tecnológica y regulatoria para acelerar la implementación en otras urbes de la región.
Impacto en el modelo de negocio de Uber y en la movilidad urbana
Para Uber, la entrada en operación de robotaxis comerciales fuera de Estados Unidos representa un paso relevante en su estrategia de diversificación. La conducción autónoma abre la puerta, a medio plazo, a modelos de coste diferentes, menos dependientes de la disponibilidad de conductores humanos y potencialmente más escalables en determinadas franjas horarias o zonas.
Para Abu Dabi, la puesta en marcha de estos servicios refuerza la imagen de una ciudad que apuesta por la innovación tecnológica y por un sistema de transporte más eficiente y digitalizado. A la vez, plantea retos en materia de regulación, aceptación social, seguridad y empleo, que las autoridades y las empresas implicadas deberán gestionar conforme el proyecto crezca.
Autonomía avanzada, retos pendientes
Aunque el despliegue de robotaxis de nivel 4 marca un hito tecnológico, la introducción masiva de vehículos autónomos sigue enfrentando retos pendientes: desde la gestión de situaciones imprevistas en el tráfico hasta la convivencia con vehículos tradicionales, peatones y ciclistas, pasando por cuestiones de responsabilidad en caso de accidente o de protección de datos.
El caso de Abu Dabi será observado con atención por otras ciudades y reguladores que estudian cómo incorporar los robotaxis a su propia red de transporte. El éxito —o las dificultades— de este primer lanzamiento comercial en la plataforma de Uber fuera de Estados Unidos puede influir de forma decisiva en el ritmo al que la movilidad autónoma pasa de los proyectos piloto a la realidad cotidiana de los usuarios.