Lula da Silva propone una respuesta conjunta de los BRICS ante los aranceles de EE. UU.

El presidente brasileño Lula da Silva ha anunciado este semana su intención de convocar a los líderes de los países miembros del bloque BRICS —principalmente India y China— para valorar una respuesta conjunta frente a los recientes aranceles estadounidenses. La decisión de Estados Unidos de imponer tarifas del 50% a las importaciones de productos brasileños ha encendido las alarmas en el país sudamericano y tensado aún más las relaciones entre ambas potencias.

Con su característico tono firme pero diplomático, Lula ha dejado claro que, por ahora, no tiene intención de establecer contacto directo con el expresidente Donald Trump, artífice de esta medida. "El día que mi intuición me diga que Trump está listo para hablar, no dudaré en llamarlo", afirmaba Lula, "pero hoy mi intuición me dice que no quiere hablar y que no voy a humillarme".

Más allá del tono simbólico, Brasil no contempla, al menos de momento, aplicar aranceles recíprocos como respuesta directa. Sin embargo, Lula ha confirmado que su gobierno mantendrá abiertas las conversaciones a nivel de gabinete, defendiendo una estrategia que combine firmeza, diálogo y coordinación con socios internacionales.

El presidente también aprovechó la ocasión para renovar una vieja aspiración del bloque BRICS: encontrar alternativas al dólar como moneda dominante en el comercio internacional. “No necesito quedarme subordinado al dólar”, declaró, aludiendo al creciente interés de los países emergentes por establecer mecanismos financieros más autónomos.

Esta declaración no solo responde a un contexto de disputa comercial, sino que se enmarca en una visión más amplia de reequilibrio geoeconómico global. Los BRICS, que agrupan a algunas de las mayores economías emergentes del planeta, han intensificado en los últimos años sus esfuerzos por reducir su dependencia del sistema financiero liderado por Occidente.

En un escenario internacional cada vez más polarizado, la postura de Lula refuerza el papel de Brasil como actor activo dentro del bloque y defensor de un nuevo orden multipolar. Mientras los mercados observan con atención la evolución del conflicto arancelario, el mensaje de Brasil parece claro: no se trata solo de tarifas, sino de soberanía económica.