Crisis política en Francia

Mélenchon pide destituir a Macron tras la dimisión de Lecornu

El líder de Francia Indoblegable exige a la Asamblea Nacional retomar sin demora la moción de destitución contra Emmanuel Macron, presentada por más de un centenar de diputados, tras la dimisión de Sébastien Lecornu como primer ministro.

Mélenchon pide revisión de la moción de impeachment contra Macron - E PA / Y O A N V A L A T​
Mélenchon pide revisión de la moción de impeachment contra Macron - E PA / Y O A N V A L A T​

La política francesa atraviesa uno de sus momentos más convulsos en la presidencia de Emmanuel Macron. Jean-Luc Mélenchon, líder del partido Francia Indoblegable, pidió este lunes que la Asamblea Nacional someta a “examen inmediato” la moción de impeachment contra el presidente, presentada semanas atrás por 104 diputados.

La iniciativa, impulsada por su formación el mes pasado, se basa en presuntas violaciones constitucionales cometidas por Macron. Aunque el procedimiento de destitución es de difícil recorrido en el sistema político francés, la presión política ha aumentado tras la dimisión inesperada de Sébastien Lecornu, que apenas llevaba unas semanas en el cargo de primer ministro.

“Tras la dimisión de Sébastien Lecornu, exigimos el examen inmediato de la moción presentada por 104 diputados para el impeachment de Emmanuel Macron”, escribió Mélenchon en la red social X. Sus palabras reavivan un debate que había perdido fuerza, pero que ahora gana relevancia en medio de la inestabilidad institucional.

La renuncia de Lecornu ha generado un terremoto en el Ejecutivo. Considerado un hombre de confianza del presidente, su salida deja a Macron sin un primer ministro sólido en un contexto marcado por la desafección ciudadana, la presión social y el cuestionamiento de las reformas económicas. Para muchos analistas, la combinación de una moción en curso y la pérdida de un aliado clave debilita la imagen de control del presidente.

Francia Indoblegable busca capitalizar este escenario, presentándose como la principal fuerza de oposición capaz de canalizar el descontento social. Aunque las posibilidades de que prospere un proceso de destitución son reducidas, el efecto político es evidente: cada paso en esa dirección erosiona la autoridad presidencial y alimenta la percepción de un mandato cada vez más frágil.

El impeachment en Francia, regulado de forma estricta, requiere un consenso parlamentario casi inalcanzable en el actual equilibrio de fuerzas. Sin embargo, el hecho de que más de un centenar de diputados hayan respaldado la moción refleja un nivel de malestar inusual en la Asamblea Nacional. A ello se suma la creciente presión de la opinión pública, que percibe al Gobierno debilitado tras los últimos acontecimientos.

La oposición insiste en que el presidente ha vulnerado principios constitucionales, mientras que desde el Elíseo se descarta cualquier irregularidad y se defiende la legitimidad de las decisiones tomadas en los últimos meses. La estrategia de Macron pasa por recomponer el gabinete y transmitir estabilidad a los mercados y a Bruselas, donde preocupa la deriva política de Francia en plena coyuntura europea.

El desenlace de esta crisis política es incierto. Aunque el camino institucional hacia un impeachment es complejo, la insistencia de Mélenchon y el clima de tensión interna pueden agravar las dificultades del presidente. En un país donde la calle ha sido históricamente un escenario clave de la política, la confluencia entre presión parlamentaria y descontento social puede convertirse en una combinación explosiva.

Por ahora, lo que parece evidente es que Emmanuel Macron encara una etapa decisiva de su mandato. Con la dimisión de Lecornu aún fresca y la moción de destitución sobre la mesa, el presidente deberá maniobrar con rapidez para recuperar la iniciativa y contener la erosión de su liderazgo.

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