Tensión transatlántica tras la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de EE.UU.

Merz responde a Washington: “Europa no necesita a Estados Unidos para salvar su democracia”

El canciller alemán, Friedrich Merz, rechazó de manera contundente las advertencias incluidas en la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, en la que Washington alerta del supuesto declive europeo y del riesgo de una “borradura civilizatoria” en las próximas décadas. Merz calificó algunas de las afirmaciones del documento como “inaceptables” y aseguró que Europa no necesita de Estados Unidos para preservar su modelo democrático, en un momento de creciente fricción entre ambas potencias por Ucrania, la regulación tecnológica y el papel de la Unión Europea en el orden global.

EPA/ARIEL SCHALIT / POOL
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Merz rechaza las advertencias de Washington

El canciller alemán, Friedrich Merz, lanzó el martes un mensaje inusualmente directo hacia Estados Unidos al rechazar las críticas contenidas en la recién publicada Estrategia de Seguridad Nacional estadounidense. “No necesitamos americanos para salvar la democracia en Europa”, declaró, marcando un distanciamiento respecto de la narrativa de Washington sobre la situación política del continente.

Merz calificó partes del documento como “inaceptables” para Europa, especialmente aquellas en las que Estados Unidos alerta de un supuesto declive estructural europeo y del riesgo de una “borradura civilizatoria” en las próximas dos décadas si no cambian las tendencias actuales.

Un documento que alerta de un continente “irreconocible”

En el texto, Washington advierte que Europa podría ser “irreconocible en 20 años o menos” si continúan sus tendencias demográficas, económicas y políticas. También señala que la Unión Europea está perdiendo peso industrial y estratégico frente a China y Estados Unidos, lo que podría comprometer su estabilidad interna y su capacidad de defensa.

Las afirmaciones han generado malestar en Bruselas, que interpreta el análisis como una subestimación del proyecto europeo y una forma de presionar para que el bloque asuma mayor alineamiento con los intereses estratégicos estadounidenses.

Fricciones por Ucrania y por el pulso regulatorio

Las declaraciones de Merz se producen en un contexto de tensión transatlántica, mientras Washington y Bruselas buscan coordinar posiciones sobre la guerra en Ucrania y sobre el apoyo militar y financiero al gobierno de Kiev. A pesar de los esfuerzos conjuntos, persisten diferencias sobre el ritmo, la estrategia y los objetivos a largo plazo del apoyo europeo.

La situación se ha complicado aún más tras la multa impuesta por la Comisión Europea a la red social X, decisión que fue criticada desde sectores políticos en Estados Unidos, reavivando el debate sobre la soberanía regulatoria europea y los límites de la intervención estadounidense en asuntos internos de la UE.

Un mensaje de autonomía estratégica europea

Las palabras de Merz encajan en la creciente apuesta de varios líderes europeos por una mayor autonomía estratégica de la Unión Europea frente a Estados Unidos y China. La idea es reforzar la capacidad industrial, tecnológica y militar de Europa para no depender de Washington en la defensa de sus instituciones democráticas ni en la gestión de crisis geopolíticas.

Si bien la OTAN sigue siendo la piedra angular de la defensa europea, el discurso de Merz sugiere que Alemania busca un equilibrio distinto: colaborar estrechamente con EE. UU., pero no bajo una relación de tutela. La afirmación de que Europa puede —y debe— defender su democracia por sí misma introduce un matiz significativo en el debate estratégico continental.

Perspectivas de la relación transatlántica

A pesar de las tensiones discursivas, Berlín y Washington mantienen una fuerte interdependencia política, militar y económica. Sin embargo, el intercambio de declaraciones revela un clima más sensible, en el que ambos actores intentan redefinir sus roles en un orden geopolítico cada vez más fragmentado.

Para Merz, la prioridad es evitar que la narrativa estadounidense sobre un presunto “declive europeo” termine por convertirse en una profecía autocumplida. Su mensaje pretende reafirmar la confianza interna en el proyecto europeo y enviar una señal al otro lado del Atlántico: Europa quiere cooperación, pero sin ser tratada como un continente en decadencia que necesita ser “salvado”.

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