Netanyahu presiona desde la ONU por una respuesta global frente a Teherán

Netanyahu exige al Consejo de Seguridad reactivar sanciones contra Irán

Durante su intervención en la Asamblea General de las Naciones Unidas, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, instó al Consejo de Seguridad a restablecer inmediatamente las sanciones contra Irán. Señaló que los programas nucleares y balísticos de Irán constituyen una amenaza no solo para Israel, sino para toda la comunidad internacional, y subrayó que esas sanciones están previstas para reactivarse el próximo 28 de septiembre.

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Netanyahu exige al Consejo de Seguridad reactivar sanciones contra Irán EPA/SARAH YENESEL

Ante los delegados reunidos en la ONU, Netanyahu desplegó una narrativa firme: Irán estaría construyendo “un programa masivo” de armas nucleares y misiles balísticos con el fin no solo de hostigar a Israel, sino de “chantajear a las naciones en todas partes”. Para evitarlo, dijo, es imprescindible que el Consejo de Seguridad haga valer sus mecanismos y restituya las sanciones suspendidas contra Teherán. Según él, el restablecimiento debería ser inmediato y sin paliativos.

El primer ministro israelí además destacó lo que considera acciones militares coordinadas de su país durante el último año —en Gaza, Líbano, Siria, Irak y Yemen— para debilitar las milicias alineadas con Irán y contener su influencia regional. En este pasaje, Netanyahu se presentó como actor activo, y no solo denunciante, de la estrategia de restricción iraní.

El mecanismo al que Netanyahu se refirió como “snapback” forma parte del marco del Acuerdo nuclear de 2015 (JCPOA), recogido en la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad, y permite reimponer sanciones de forma automática si Irán incumple sus obligaciones. Estos mecanismos han cobrado relevancia precisamente ahora, pues la fecha límite para su activación se acerca: se espera que las sanciones sean reimpuestas formalmente el 28 de septiembre.

La propuesta busca que el restablecimiento sea total e inmediato. Netanyahu advirtió que las reservas de uranio enriquecido de Irán deben abordarse sin medias tintas, y que la comunidad internacional no puede permitirse vacilaciones ni concesiones simbólicas.

Sin embargo, el camino diplomático no es sencillo. Rusia y China promueven una resolución para demorar seis meses el restablecimiento de sanciones, con el objetivo de preservar espacio negociador para Estados Unidos, Europa e Irán. Pero esas maniobras enfrentan obstáculos significativos: la legislación del “snapback” fue diseñada precisamente para que continuaciones de la suspensión de sanciones deban aprobarse por mayoría, y cualquier miembro permanente del Consejo puede vetar.

La tensión diplomática ha escalado también en Teherán. El ministro iraní Abbas Araqchi advirtió que Irán podría cancelar acuerdos con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) si se reactiva el snapback y acusa a Occidente de emplear el mecanismo como herramienta política. Al mismo tiempo, el presidente iraní Masoud Pezeshkian declaró que Irán puede resistir el retorno de sanciones y que no renunciará a sus programas estratégicos.

Para los analistas, esta jugada de Netanyahu persigue varios efectos: pretende movilizar mayor respaldo occidental (político, diplomático o incluso militar) contra Irán; refuerza la posición de Israel al presentarse como escudo anticipado frente a una amenaza creciente; y presiona para que sanciones duras sean vistas no como castigo, sino como instrumento imprescindible de disuasión.

En el plano geopolítico, el enfrentamiento latente entre sanciones y reactivación del programa iraní puede desbordarse hacia reacciones militares en el Golfo, interrupciones en mercados energéticos o escalones más agresivos de sanción financiera y tecnológica. Los actores globales deberán calibrar si priorizan castigo inmediato o preservación del canal diplomático antes de precipitar una crisis de escala mayor.

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