En juego estratégico: EE. UU., Rusia y China en carrera nuclear

Trump advierte: Rusia y China igualarán a EE. UU. en armas nucleares en 5 años

En un discurso cargado de advertencias militares, Donald Trump aseguró que Rusia y China están detrás de Estados Unidos en tecnología nuclear, pero que alcanzarán la paridad en un lustro. Reforzó su argumento con el hecho de que los submarinos nucleares estadounidenses están muy por delante de los rusos y chinos. Este mensaje aviva el debate sobre modernización armamentística, disuasión estratégica y el futuro del control global de armas.

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Trump advierte: Rusia y China igualarán a EE. UU. en armas nucleares en 5 años - EPA/JIM LO SCALZO

Durante una reciente intervención, Trump afirmó que Rusia y China actualmente “van rezagados” en cuanto a capacidades nucleares frente a Estados Unidos, pero que en cinco años alcanzarán una equivalencia. Según él, el poderío submarino estadounidense se encuentra 25 años por delante de sus rivales —una afirmación que busca recalcar la supremacía tecnológica de Washington— y reveló que, en agosto, posicionó dos submarinos nucleares más cerca del territorio ruso como respuesta a lo que consideró una amenaza creciente. “Uno de ellos está al acecho, aunque no creo que lleguemos a usarlo”, añadió, al describirlo como “totalmente indetectable”.

La estrategia dentro de este discurso apunta a dos vectores clave: reforzar la idea de que Estados Unidos mantiene la ventaja militar y advertir contra una complacencia futura si Rusia y China se ponen al día en capacidades estratégicas. Al mismo tiempo, Trump sugiere que los tiempos están llegando para retomar negociaciones nucleares, incluyendo a China como actor indispensable. En declaraciones anteriores, ya había señalado que “China está muy atrasada, pero nos alcanzará en cinco años” cuando se refirió al equilibrio nuclear global.

Este planteamiento no es gratuito: está inserto en un contexto geopolítico de tensión creciente entre las grandes potencias. Rusia y EE. UU. concentran la mayor parte del arsenal nuclear global, mientras que China se ha embarcado en un programa de expansión y modernización de su arsenal. Reuters reporta que Trump discutió en una cumbre en Alaska con Vladimir Putin la inclusión de China en un nuevo diseño de control de armamentos, en busca de una “desnuclearización” ampliada.

Pese a estas declaraciones, los expertos advierten que la realidad estratégica es más compleja. China todavía tiene una ventaja numérica menor: se estima que posee alrededor de 600 ojivas nucleares, mientras que EE. UU. y Rusia disponen de miles, y mantienen sistemas desplegados y de reserva más robustos. Además, muchos analistas subrayan que una carrera acelerada sin tratados de verificación o normas compartidas genera riesgo de errores, proliferación y desconfianza estratégica.

La vigencia del tratado New START (el último pacto nuclear bilateral entre EE. UU. y Rusia) está en riesgo: caduca en febrero de 2026. Moscú ya ha ofrecido prorrogarlo un año, siempre que Washington acepte hacerlo también. En ese sentido, las iniciativas de Trump buscan enmarcar su mensaje como apertura a un nuevo orden de control nuclear —aunque condicionado a cambios estructurales en el poder global.

Para negocios, tecnología y defensa, esta retórica tiene implicaciones profundas. Un aumento acelerado en inversiones militares, una carrera por la innovación en misiles, submarinos y sistemas antimisiles —o la ruptura de controles multilaterales— alteraría segmentos económicos enteros: industria aeroespacial, vigilancia satelital, electrónica de alto desempeño y desarrollo en inteligencia artificial aplicada a seguridad.

Mientras Trump lanza su advertencia, el mundo observa si este discurso es mera retórica electoral o el preludio de una nueva fase de modernización militar sin precedentes. Y en ese devenir, serán clave los acuerdos, las alianzas y la capacidad de imponer límites en medio de una tensión tecnológica global.

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