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Paramount vs Netflix: la batalla por Warner Bros se decide en Wall Street

Análisis profundizado de la disputa entre Paramount y Netflix para adquirir Warner Bros, con la mirada del analista financiero Alberto Iturralde que revela estrategia, mercado y conexiones políticas en esta gran operación audiovisual.

Miniatura del vídeo que muestra el logo de Paramount y Warner Bros sobre un fondo de gráficos bursátiles.<br>                        <br>                        <br>                        <br>
Paramount y Warner Bros

Cuando hablamos del mercado audiovisual actual, pocas contiendas generan tanta tensión como la guerra abierta entre Paramount y Netflix por hacerse con los activos de Warner Bros. No es solo una operación corporativa más: es una jugada que puede redefinir quién manda en el streaming y en Hollywood durante la próxima década. Y, como subraya Alberto Iturralde, el desenlace no lo dictará la política ni los titulares, sino el precio y la reacción del mercado.

Paramount Energy Group, con la oferta liderada por David Ellison a 30 dólares por acción, ha movido ficha con ambición. Aunque el mercado todavía no ha llevado la cotización hasta ese nivel, la propuesta coloca a Paramount en una posición estratégica muy seria. El matiz clave, según Iturralde, está en las cláusulas de penalización del acuerdo preliminar de Warner con Netflix, que harían más “cómodo” para la cúpula de Warner cerrar con Netflix… incluso si la oferta económica no es la mejor.

Ahí está la gran diferencia entre ambos pretendientes:
Netflix solo quiere activos concretos (contenido, catálogo, algunas divisiones clave), mientras que Paramount aspira a quedarse con todo el grupo Warner Bros, incluyendo estudios, marcas y canales como HBO, CNN, TBS o HGTV. Es decir, no es la misma operación ni el mismo impacto en la industria.

Mientras tanto, las acciones de Paramount rebasando los 28,26 dólares reflejan que una parte del mercado empieza a dar más credibilidad al movimiento de Ellison. Pero Iturralde añade un elemento incómodo: alrededor de la operación se mueven inversores muy vinculados al entorno de Donald Trump, incluido el círculo de su yerno. Legal es; otra cosa es el debate ético o reputacional que se abra después. A ojos del mercado, insiste, todo se reduce a una pregunta: “¿A cuánto se cierra el trato?”.

Netflix, por su parte, guarda un perfil bajo en declaraciones públicas, consciente de que una contraoferta mal medida o un choque frontal podrían encarecerle la jugada o dejarla fuera. Paramount, en cambio, juega la carta de “salvar” competencia en el sector frente a un posible mega-monopolio del streaming.

Al final, como resume Iturralde, los próximos días serán una especie de referéndum silencioso:
lo que haga el precio de la acción dirá mucho sobre quién tiene realmente las de ganar. El ruido político, las campañas mediáticas y las narrativas de “salvador de la industria” pesan… pero menos que una curva de cotización inclinándose hacia un lado u otro.

La pregunta queda abierta: ¿será Paramount quien desbanque los planes de Netflix y se quede con todo Warner, o veremos al gigante del streaming dar el golpe definitivo? Una vez más, será Wall Street quien tenga la última palabra.

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