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Wall Street se despierta con resaca: el desplome tech destapa el “gran error” de la Fed

Pedro Pérez analiza el deterioro del empleo en Estados Unidos y advierte sobre los errores de la Fed. El desplome de Oracle y la incertidumbre en IA sacuden los mercados mientras crecen los riesgos financieros y la competencia tecnológica se intensifica.

Gráfica mostrando el desplome del mercado tecnológico tras el mal desempeño de Oracle y la reacción de la Fed<br>                        <br>                        <br>                        <br>
Desplome del mercado tecnológico tras el mal desempeño de Oracle y la reacción de la Fed

Mientras Wall Street arranca la sesión con el pie izquierdo, las dudas sobre la solidez del auge tecnológico y sus efectos en la economía real crecen sin parar. El rojo domina las pantallas del Nasdaq y del S&P 500, y el economista Pedro Pérez no disimula su preocupación: “El empleo americano no va bien”, sentencia. Y apunta directamente a la Reserva Federal como responsable de un “error monumental” que podría marcar el ciclo económico 2025-2026.

Wall Street, que hace solo unas semanas vivía eufórico con la narrativa de la inteligencia artificial, empieza ahora a ver las grietas en el relato. Lo que antes era FOMO, hoy se parece mucho más a vértigo.

La tormenta perfecta en los mercados globales

El primer aviso serio llegó desde el mismo corazón de la revolución digital. Oracle, uno de los grandes nombres que se han subido de lleno al carro de la IA, se desplomó en torno a un 13% en Wall Street después de presentar unas ventas decepcionantes en su negocio de nube y anunciar un plan de inversión en capital (CapEx) que roza los 50.000 millones de dólares.

El mensaje que ha leído el mercado es claro: el dinero que se está quemando en infraestructura de IA va muy por delante de los beneficios que genera. El caso Oracle ha encendido todas las alarmas y ha salpicado a pesos pesados del parqué neoyorquino como Nvidia, Microsoft, Meta o Alphabet (Google), que también han sufrido ventas agresivas.

El famoso “boom” de la IA, que en Wall Street se había convertido casi en dogma, empieza a mostrar síntomas de agotamiento. Al mismo tiempo, Bitcoin tampoco sirve de refugio: la criptomoneda cae, y en el mercado de divisas se ve un movimiento curioso pero significativo. El dólar se debilita, pero el euro se desliza hacia niveles más desinflacionarios, reflejando tensiones cruzadas en las expectativas de crecimiento e inflación a ambos lados del Atlántico.

La Reserva Federal bajo presión y en el punto de mira

Otro elemento que no pasa desapercibido para los operadores de Wall Street es la actitud de la Reserva Federal. La reactivación de las compras de bonos por parte de la Fed ha sido interpretada como un síntoma inequívoco: las tensiones de liquidez preocupan más de lo que muchos reconocían en público.

A esto se suma un dato que Pedro Pérez considera clave: el brusco aumento en las solicitudes de desempleo. Para él, este repunte confirma que el mercado laboral estadounidense ya no funciona como el colchón de seguridad que la Fed daba casi por garantizado. “Han confiado demasiado en un escenario de pleno empleo que ya no existe”, lamenta.

En otras palabras: Wall Street empieza a sospechar que la Fed se ha quedado atrapada entre dos fuegos, actuando tarde y mal tanto frente a la inflación como ante el deterioro del empleo.

Crédito tenso, deuda récord y una renta variable en la cuerda floja

Pérez insiste en que el verdadero riesgo para Wall Street no es solo la corrección puntual de unos cuantos gigantes tecnológicos, sino la combinación explosiva entre:

  • Deterioro del crédito privado

  • Niveles récord de margin debt (deuda apalancada para comprar acciones)

  • Expectativas de beneficios empresariales todavía ancladas en un escenario casi idílico

Este cóctel, advierte, “apunta a un entorno muy complicado para 2025-2026”. Si los beneficios no acompañan, la renta variable puede enfrentarse a un correctivo severo, especialmente en aquellas compañías cuya valoración se ha disparado al calor del relato de la IA sin que el flujo de caja lo justifique.

La volatilidad, además, no se queda solo en Wall Street. El precio del petróleo retrocede tras la incautación de un petrolero en Venezuela —un episodio con lectura geopolítica y financiera— y los rendimientos de los bonos caen con fuerza, reflejando el nerviosismo de los inversores que buscan refugio antes de que llegue una posible tormenta mayor.

 

Disney, OpenAI y la batalla por la hegemonía tecnológica

En medio de este clima enrarecido, la tecnología sigue siendo protagonista. Y ahí es donde Wall Street ve, al mismo tiempo, riesgo y oportunidad. Disney ha sacudido el tablero anunciando una inversión de 1.000 millones de dólares en OpenAI y el lanzamiento de la integración de sus personajes más icónicos en la plataforma Sora.

Este movimiento no es solo una operación de marketing: es un mensaje directo al resto de gigantes tecnológicos. La apuesta de Disney por la IA generativa incrementa la presión sobre Google y otros actores que no pueden permitirse quedar rezagados en esta nueva fase de la revolución digital.

Para Pedro Pérez, este tipo de alianzas refuerza la idea de que la IA ha dejado de ser un “experimento” para convertirse en infraestructura crítica. Pero recuerda: “Eso no significa que todas las inversiones en IA sean rentables ni que las valoraciones actuales en Wall Street estén justificadas”.

¿Corrección sana o inicio de algo más grande?

La gran incógnita que sobrevuela Wall Street es si lo que estamos viendo es una simple corrección sana tras meses de euforia, o el principio de un ajuste más profundo en el que se revisen de arriba abajo las narrativas de crecimiento y las valoraciones de las grandes tecnológicas.

Lo que sí parece claro, a juzgar por la lectura de Pedro Pérez, es que el relato idílico de “IA + pleno empleo + crecimiento estable” ya no se sostiene. El empleo falla, la Fed duda, la liquidez se tensa y las grandes historias de Wall Street empiezan a ser puestas a prueba en el único lugar que importa: el precio.

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