La Fed llega a diciembre en plena incertidumbre ante ausencia de datos laborales
La próxima reunión de diciembre de la Reserva Federal llega con gran incertidumbre, potenciada por la falta de datos laborales recientes. Analistas destacan la división interna en la Fed y las posibles implicaciones para distintos sectores, especialmente tecnología y empresas altamente endeudadas.
La próxima reunión de la Reserva Federal del 10 de diciembre de 2025 se ha convertido en una cita crítica de la política monetaria estadounidense marcada por una ausencia inédita de información: el apagón de los datos de empleo de octubre. En este contexto, las expectativas del mercado llegan partidas en dos, con la herramienta Fairwatch asignando un 51% de probabilidad a un recorte de tipos y un 49% a su mantenimiento. La opción de subidas parece descartada, mientras la división interna en el seno de la Fed, reflejada en sus actas, aumenta la sensación de desconcierto entre inversores y analistas.
La reunión llega, además, en un momento en el que la corrección reciente de los mercados y la falta de referencias macro sólidas amplifican cualquier gesto de la autoridad monetaria. La decisión que adopte el comité no solo marcará el tramo final de 2025, sino que será interpretada como el primer paso de la estrategia para 2026, con especial impacto en sectores como tecnología y empresas altamente endeudadas, especialmente sensibles al coste de financiación.
Mercado partido en dos
La herramienta Fairwatch muestra un escenario prácticamente equilibrado: un 51% del mercado descuenta un recorte moderado de los tipos de interés, frente a un 49% que apuesta por mantener el nivel actual. Este reparto evidencia que no existe un consenso claro sobre la hoja de ruta inmediata de la Reserva Federal, pero sí una coincidencia relevante: el ciclo de subidas habría quedado atrás.
La ausencia de una probabilidad significativa de nuevas alzas refleja la percepción de que los tipos se encuentran ya en terreno suficientemente restrictivo. Sin embargo, la falta de datos laborales recientes dificulta calibrar si la desaceleración de la economía y del mercado de trabajo justifica iniciar ya una fase de recortes o, por el contrario, mantener la pausa para observar más evidencias.
Debate interno en la Fed
Según recuerda el analista independiente José Luis Herrera, las últimas actas del banco central muestran una discusión interna intensa. En ellas se aprecia la coexistencia de miembros más cautelosos, partidarios de esperar a tener un cuadro macro más completo, y otros más inclinados a adelantar recortes para evitar un enfriamiento excesivo de la actividad y el crédito.
Esta divergencia de sensibilidades complica el mensaje que la Fed pueda trasladar al mercado. Más allá de la decisión concreta sobre los tipos, el tono de la rueda de prensa y las proyecciones para 2026 serán observados al detalle, en busca de pistas sobre si el banco central se inclina por un ciclo de recortes gradual o por extender durante más tiempo el actual nivel de restricción monetaria.
Sectores más sensibles
La resolución de la reunión tendrá efectos diferenciales por sectores. Un recorte de tipos actuaría como alivio para las compañías más endeudadas, al abaratar su coste de financiación y reducir la presión sobre su generación de caja. De igual modo, beneficiaría a las empresas con fuerte exposición al mercado doméstico estadounidense, especialmente ligadas al consumo y a la inversión interna.
Por el contrario, una prolongación de los tipos elevados mantendría el foco sobre aquellas firmas que han acumulado deuda en un entorno de dinero barato y ahora afrontan refinanciaciones a tipos más altos. En ambos casos, la comunicación de la Fed será determinante: un mensaje percibido como más agresivo o más complaciente podría provocar movimientos bruscos en cotizaciones de bonos y acciones a corto plazo.
Tecnología como barómetro
El sector tecnológico vuelve a situarse en el centro de las miradas. Su tradicional dependencia de la financiación barata —especialmente en compañías de alto crecimiento que priorizan inversión y escala frente a beneficios inmediatos— hace que cualquier giro en la política monetaria tenga un impacto casi inmediato en valoraciones y flujos de capital.
En este marco, Herrera subraya la relevancia de resultados corporativos clave, como los de Nvidia, que se han consolidado como un auténtico barómetro del apetito inversor en inteligencia artificial y tecnología de punta. La combinación de una decisión de la Fed percibida como más dovish (propensa a recortar) y unos buenos resultados en grandes tecnológicas podría desencadenar nuevos rebotes en el sector, incluso en un contexto general de mayor prudencia.
Powell y la hoja de ruta de 2026
La figura de Jerome Powell emerge como factor estabilizador en medio de la incertidumbre. Su insistencia en la independencia de la Fed frente a las presiones políticas cobra relevancia en un momento en el que el rumbo de los tipos condiciona tanto la evolución económica como el clima preelectoral y la percepción ciudadana sobre la inflación.
La reunión de diciembre será interpretada como primer esbozo de la estrategia para 2026. Más que la decisión puntual, el mercado buscará señales claras sobre el ritmo y la magnitud de los futuros recortes, así como sobre el nivel al que la Fed considera «neutral» o adecuado para acompañar una economía que se enfría sin caer en recesión. Un mensaje ambiguo podría prolongar la volatilidad; uno demasiado contundente en cualquier dirección, alimentar movimientos extremos de reposicionamiento.
Riesgos y perspectivas
La combinación de falta de datos laborales recientes y corrección previa de los mercados dibuja un entorno especialmente delicado. En este contexto, cualquier señal contradictoria —ya sea desde la macro, desde los resultados empresariales o desde el propio discurso de la Fed— puede provocar rebotes de corto plazo y mantener a los inversores en un estado de alerta permanente.
El desenlace de la reunión del 10 de diciembre de 2025 se perfila así como un punto de inflexión: servirá para aclarar si la Fed se inclina por iniciar pronto un ciclo de recortes o por prolongar la actual pausa en espera de más información. En ambos escenarios, el mensaje de fondo será determinante para sectores como tecnología y compañías altamente apalancadas, que seguirán siendo las más sensibles a cada matiz de la política monetaria estadounidense.
