China rompe ocho meses de contracción con PMI manufacturero en 50,1
La actividad fabril vuelve a terreno expansivo en diciembre tras encadenar ocho meses por debajo de 50, pero los analistas advierten de que el rebote aún es frágil
La industria manufacturera de China cerró diciembre con un dato que rompe la dinámica de deterioro que ha marcado buena parte de 2025. El índice de gestores de compras (PMI) manufacturero repuntó hasta 50,1 puntos, frente a los 49,2 de noviembre, y volvió así al umbral que separa la contracción de la expansión en la segunda economía del mundo. Es la primera lectura por encima de 50 en ocho meses, un cambio relevante en un indicador seguido muy de cerca por bancos centrales, empresas y mercados financieros. La mejora ha superado las previsiones más prudentes, que anticipaban una cierta estabilización, pero no necesariamente el retorno a terreno expansivo.
Pese a ello, los datos se interpretan con cautela. El avance llega en un contexto de debilidad de la demanda interna, corrección del sector inmobiliario y tensiones comerciales que siguen condicionando las perspectivas de crecimiento.
Las próximas lecturas del PMI y el comportamiento de las exportaciones serán claves para determinar si se trata del inicio de una recuperación más sólida o de un rebote puntual dentro de una fase de desaceleración prolongada.
Un dato que rompe una racha contractiva de ocho meses
El dato de 50,1 puntos registrado en diciembre pone fin a una secuencia de ocho meses consecutivos por debajo del nivel 50, lo que en la metodología del PMI equivale a una fase contractiva de la actividad manufacturera. En noviembre, el indicador se había situado en 49,2, consolidando la percepción de una industria presionada por la debilidad de la demanda y el ajuste inmobiliario.
El repunte de casi un punto en un solo mes indica una mejora simultánea en varios subcomponentes: nuevos pedidos, producción y tiempos de entrega, según se desprende de la información asociada al índice. La lectura se sitúa, además, por encima de las estimaciones de algunos servicios de análisis, que proyectaban una cifra en torno a 49,5–49,8 puntos.
Aunque el avance es moderado en términos absolutos, resulta significativo en el contexto de 2025, un año marcado por revisiones a la baja del crecimiento chino, con tasas en el entorno del 4% frente a niveles superiores al 6% registrados en la década anterior. El giro del PMI sugiere que el piso de la desaceleración podría haberse alcanzado en el segundo semestre, si bien será necesario confirmar esta tendencia en los próximos trimestres.
Qué mide el PMI y por qué importa para China y el mundo
El PMI manufacturero es un indicador adelantado elaborado a partir de encuestas a responsables de compras de empresas industriales. Se construye ponderando respuestas sobre nuevos pedidos, producción, empleo, tiempos de entrega y nivel de inventarios. Cuando el índice se sitúa por encima de 50, refleja una expansión de la actividad; por debajo de ese umbral, señala contracción.
Su relevancia radica en que ofrece una radiografía temprana del pulso de las fábricas, antes de que se publiquen datos oficiales de producción industrial o comercio exterior. En el caso de China, el sector manufacturero representa todavía cerca del 27%-30% del PIB y tiene un peso determinante en las cadenas globales de suministro, desde electrónica y maquinaria hasta productos químicos y bienes de consumo.
Por ello, un cambio de tendencia en el PMI chino no solo interesa a la política económica de Pekín, sino también a empresas y gobiernos de otras regiones. Variaciones en la actividad manufacturera del país pueden anticipar ajustes en el comercio global, en los precios de materias primas y en los flujos logísticos que atraviesan puertos y corredores estratégicos.
Qué hay detrás del repunte: estímulos y demanda externa
El movimiento al alza del PMI de diciembre se produce tras varios meses de medidas de apoyo selectivo por parte de las autoridades chinas. Entre ellas figuran recortes en tipos de interés de referencia, facilidades de liquidez para bancos, incentivos a la inversión en manufacturas avanzadas y programas de apoyo al consumo de bienes duraderos.
En paralelo, algunos segmentos de la demanda externa han mostrado cierta mejora, especialmente en pedidos relacionados con bienes de equipo, componentes electrónicos y productos intermedios destinados a mercados de Asia y, en menor medida, de Europa. Esta reactivación, aunque todavía desigual, contribuye a elevar los subíndices de nuevos pedidos de exportación.
No obstante, el peso de estos factores sigue siendo heterogéneo por sectores. Industrias orientadas a la construcción o a la producción de bienes intensivos en acero aún acusan la corrección del sector inmobiliario y la menor inversión en infraestructuras tradicionales. El repunte del PMI, por tanto, refleja una mejora agregada, pero en un entorno donde no todos los segmentos se benefician con la misma intensidad.
Los desafíos estructurales siguen presentes: inmobiliario, deuda y consumo
Pese al dato positivo, los principales desafíos estructurales de la economía china permanecen vigentes. El ajuste del sector inmobiliario, que llegó a representar cerca del 25%-30% de la actividad económica si se incluyen industrias asociadas, continúa lastrando la inversión y el empleo en determinadas regiones.
A ello se suma el elevado nivel de endeudamiento de gobiernos locales y empresas públicas, que limita el margen para impulsar grandes programas de estímulo basados en obra pública. El Banco Popular de China ha optado por medidas más focalizadas, evitando un aumento desproporcionado del apalancamiento, lo que contribuye a una recuperación más gradual.
En el plano doméstico, la demanda interna de los hogares sigue siendo un punto de vigilancia. El consumo privado creció por debajo del 4% en términos reales en algunos tramos del año, afectado por la cautela de las familias, el mercado laboral menos dinámico y la pérdida de riqueza vinculada al ajuste inmobiliario. En este contexto, la mejora del PMI se interpreta como un avance relevante, pero aún insuficiente para dar por resueltos estos desequilibrios de fondo.
Repercusiones para las cadenas de suministro y el comercio mundial
La evolución de la industria manufacturera china tiene efectos directos sobre las cadenas globales de suministro. Tras las disrupciones provocadas por la pandemia y las restricciones logísticas, 2025 ha estado marcado por un proceso de relocalización parcial (nearshoring) y diversificación de proveedores, pero China sigue siendo un eslabón central en numerosos sectores.
Un PMI de nuevo en terreno expansivo puede traducirse en mayor estabilidad en los plazos de entrega, incremento de la demanda de materias primas —como metales industriales o energía— y un posible aumento de la oferta de productos terminados y componentes. Ello podría contribuir a contener presiones inflacionistas en ciertos mercados, siempre que no se produzcan nuevas tensiones geopolíticas o restricciones comerciales.
Al mismo tiempo, una recuperación más clara de la industria china implicaría un mayor consumo de insumos importados de países asiáticos vecinos, América Latina y África, lo que podría dinamizar el comercio Sur-Sur. Sin embargo, los ajustes en curso en Estados Unidos y Europa en materia de aranceles y políticas industriales seguirán condicionando el grado de integración de China en algunas cadenas de valor estratégicas.
Reacción de mercados y margen de actuación de Pekín
La publicación del dato de 50,1 puntos ha tenido impacto en divisas, materias primas y bolsas asiáticas, con un tono ligeramente más positivo en sectores vinculados a la industria y al comercio exterior. El yuan ha mostrado cierta estabilidad frente al dólar, y algunas compañías exportadoras han visto mejorar sus perspectivas de forma puntual.
Para las autoridades chinas, el dato proporciona cierto margen de maniobra. Una industria algo más sólida permite calibrar con más precisión el grado de estímulo necesario, evitando tanto un endurecimiento prematuro como una expansión excesiva que reavive desequilibrios financieros. En los próximos meses, el foco estará en la combinación de política monetaria, apoyo al sector inmobiliario y medidas para impulsar el consumo interno.
Organismos internacionales y bancos de inversión revisarán sus previsiones de crecimiento para 2026 en función de la continuidad o no de esta trayectoria. Proyecciones recientes situaban la expansión del PIB chino en una horquilla del 4%-4,5% para el próximo año; una consolidación del repunte industrial podría empujar estas cifras ligeramente al alza, aunque la incertidumbre sobre el entorno global sigue siendo elevada.
Continuidad del PMI y demanda interna
La clave para determinar si el dato de diciembre marca un punto de inflexión será la evolución del PMI en los próximos trimestres. Si el índice se mantiene de forma sostenida por encima de 50 y los subcomponentes de nuevos pedidos y empleo consolidan su mejora, aumentará la probabilidad de estar ante una fase de recuperación más estable.
Además de las cifras de actividad, será determinante seguir:
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La evolución del consumo de los hogares y de la confianza del consumidor.
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Los indicadores de ventas de vivienda y crédito inmobiliario.
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La trayectoria de la deuda de gobiernos locales y sus mecanismos de refinanciación.
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Las posibles medidas comerciales de socios clave, especialmente en sectores tecnológicos y de transición energética.
En conjunto, el retorno del PMI manufacturero chino a terreno expansivo en diciembre constituye una señal relevante para la economía mundial, pero aún no suficiente por sí sola para garantizar una recuperación completa. La trayectoria de 2026 dependerá de la interacción entre políticas internas, demanda global y marco geopolítico.
