El PMI de la Eurozona aguanta en 52,4: servicios al alza y fábricas otra vez en zona de contracción
La actividad privada en la Eurozona se mantuvo prácticamente estable en noviembre, con un PMI compuesto de 52,4, apenas una décima menos que en octubre. El dato confirma expansión pero sin aceleración clara. El protagonismo vuelve a ser para los servicios, que marcan máximo de 18 meses, mientras la manufactura retrocede a 49,7 y regresa a contracción. El mercado lee el informe como una señal de crecimiento moderado, apoyado en el consumo y la economía doméstica, pero con la industria todavía lejos de recuperar pulso.
La Eurozona sigue caminando, pero con dos velocidades cada vez más visibles. El avance del sector privado en noviembre se mantuvo casi intacto respecto a octubre, según el informe preliminar de S&P Global y Hamburg Commercial Bank (HCOB). El PMI compuesto cayó solo 0,1 puntos hasta 52,4, lo que implica que el bloque continúa en expansión por undécimo mes consecutivo, aunque sin la fuerza que algunos inversores esperaban para cerrar el año con un sprint.
La foto interna del PMI es, otra vez, la clave. Los servicios sostienen el crecimiento: el indicador subió a 53,1, su lectura más alta en 18 meses, y confirma que el dinamismo de la demanda doméstica sigue funcionando como colchón frente a la debilidad exterior. No es un salto enorme —apenas una décima más—, pero sí suficiente para dejar claro qué parte de la economía está empujando el ciclo.
En cambio, la manufactura volvió a caer a 49,7, entrando otra vez en terreno de contracción. Es un retroceso pequeño en el número, pero grande en el mensaje: la industria europea sigue atrapada entre un entorno global irregular, demanda exterior débil y costes que no terminan de dar tregua. HCOB lo resume sin rodeos: la fábrica aún lastra la velocidad de crucero del bloque.
El informe añade matices que completan el cuadro. Los nuevos pedidos pierden algo de impulso, el empleo se muestra plano —sin creación adicional relevante— y los costes de producción vuelven a subir. Curiosamente, muchas empresas no están trasladando esa presión de costes a precios finales con fuerza, lo que indica que la demanda permite crecer, pero no lo suficiente como para dar poder de fijación de precios a gran escala.
La lectura macro que deja noviembre es bastante nítida: crecimiento moderado, sustentado en servicios, con industria todavía tocada. Y eso tiene consecuencias directas para la política monetaria. Con la inflación cerca del entorno objetivo del BCE y una economía que no cae pero tampoco acelera, el escenario más probable sigue siendo el de tipos estables durante más tiempo. No hay urgencia para subir, pero tampoco señales contundentes que obliguen a bajar deprisa.
En el mapa por países, las diferencias también son relevantes. Alemania mostró pérdida de ritmo con la industria de nuevo frenando y unos servicios menos brillantes que el mes anterior. Francia, en cambio, se acercó a la estabilización gracias a un sector servicios que empieza a recuperar terreno aunque la manufactura siga débil. La sensación general es que no hay una recesión en marcha, pero sí una recuperación desigual, más “doméstica” que exportadora.
¿Es esto una buena noticia? En parte sí. Mantener el PMI compuesto por encima de 52 durante tantos meses significa que el bloque ha logrado esquivar escenarios más oscuros que hace un año parecían probables. Además, la confianza empresarial mejora ligeramente de cara a 2026, otro indicio de que las compañías perciben que lo peor quedó atrás.
Pero hay una advertencia clara: sin una recuperación sólida de la industria, el crecimiento europeo seguirá siendo frágil. El sector servicios tiene peso suficiente para sostener la expansión, pero no para convertirla en un ciclo acelerado si las fábricas siguen en “modo espera”. En un continente donde la competitividad industrial es clave, la persistencia de PMI manufacturero por debajo de 50 es un recordatorio de que el rebote aún no es completo.
Conclusión de mercado: noviembre confirma lo que Europa viene diciendo todo 2025. La economía aguanta, pero no vuela. Servicios tiran, industria arrastra. Y mientras esa dualidad siga así, el crecimiento será estable pero contenido, y el BCE tendrá margen para mantener la calma.
