El Senado de EE.UU. avanza para poner fin al cierre de gobierno más largo jamás registrado
El Senado de Estados Unidos votó este domingo 60 a 40 a favor de avanzar en un acuerdo bipartidista que podría poner fin esta misma semana al cierre gubernamental más largo en la historia del país, que ya se extiende por 40 días. La votación despeja un obstáculo clave y marca un giro en el pulso político que ha paralizado Washington desde principios de octubre.
El acuerdo, fruto de intensas negociaciones entre republicanos y demócratas, permitirá financiar plenamente varias agencias —como Agricultura, Asuntos de Veteranos, la FDA y el Congreso— durante el resto del ejercicio fiscal, y al resto de dependencias federales hasta el 30 de enero de 2026.
A cambio, la Administración Trump se ha comprometido a reincorporar a los empleados públicos despedidos al inicio del cierre, garantizar su pago retroactivo y prohibir nuevos despidos mientras dure el periodo de financiación temporal.
La propuesta, aprobada con el apoyo de ocho senadores demócratas que se sumaron a la mayoría republicana, surge tras semanas de negociaciones privadas encabezadas por el líder de la mayoría en el Senado, John Thune, junto con figuras demócratas como Angus King, Jeanne Shaheen y Maggie Hassan, y la presidenta del Comité de Asignaciones, Susan Collins. La Casa Blanca, según fuentes cercanas a las conversaciones, participó directamente en la recta final del acuerdo.
“Después de 40 largos días, confío en que podamos poner fin a este cierre”, dijo Thune poco antes de la votación. El senador reconoció, sin embargo, que aún quedan pasos procesales antes de la aprobación definitiva del paquete presupuestario, que deberá ser votado en el pleno del Senado y posteriormente en la Cámara de Representantes antes de llegar al escritorio del presidente Donald Trump.
El acuerdo también incluye un compromiso clave con los demócratas: una votación en diciembre sobre la extensión de los créditos fiscales del Affordable Care Act (ACA), conocidos como subsidios de Obamacare, que expiran a fin de año. Pese a ello, el texto actual no los incluye, lo que ha generado un profundo malestar entre los sectores progresistas del Partido Demócrata.
La senadora Elizabeth Warren calificó la decisión de “terrible error” y anticipó su voto en contra: “El pueblo estadounidense quiere que defendamos la atención médica, y eso es lo que deberíamos hacer”. En la Cámara Baja, el líder demócrata Hakeem Jeffries también anunció que su bancada no respaldará el texto “mientras no contemple la ampliación de los créditos del ACA”.
No obstante, fuentes legislativas apuntan a que un grupo de demócratas moderados está dispuesto a apoyar la reapertura del Gobierno si se garantiza un calendario claro para debatir los subsidios sanitarios. El presidente de la Cámara, Mike Johnson, mantendrá este lunes una reunión con los republicanos para definir los próximos pasos.
El acuerdo representa un avance significativo tras semanas de parálisis que han afectado gravemente a la economía y a los servicios públicos. Durante el cierre, más de 800.000 empleados federales permanecieron sin cobrar, miles de vuelos fueron cancelados por la falta de controladores aéreos y programas esenciales como la asistencia alimentaria SNAP enfrentaron problemas de financiación.
El texto aprobado obliga a las agencias federales a notificar por escrito al Congreso la retirada de los avisos de despido y detallar el monto total de los salarios atrasados. Además, impone un bloqueo temporal de recortes de personal en cualquier departamento hasta finales de enero, con el objetivo de evitar nuevas interrupciones.
En paralelo, el Senado se prepara para votar esta semana un paquete legislativo mayor que consolidará los presupuestos de los principales departamentos y permitirá la reapertura plena del Gobierno. Si el proceso avanza sin demoras —aunque algunos senadores, como Rand Paul, amenazan con introducir enmiendas—, la Cámara de Representantes podría aprobar el acuerdo antes del fin de semana, abriendo el camino para que Trump lo firme.
El propio presidente, al ser consultado durante un partido de fútbol americano en las afueras de Washington, se mostró optimista:
“Parece que estamos muy cerca de poner fin al cierre”, declaró ante los medios.
El desenlace de este episodio marcará un punto de inflexión en la política estadounidense. Si el acuerdo se concreta, pondrá fin a un periodo de inestabilidad institucional sin precedentes y permitirá al país recuperar la normalidad administrativa justo antes de las cruciales negociaciones presupuestarias de diciembre.

