España lidera el boom del coche eléctrico en Europa pese al frenazo del mercado automovilístico
España se ha convertido en el gran motor del mercado automovilístico europeo en 2025, no por volumen total, sino por dinamismo. Mientras las matriculaciones de turismos nuevos en Europa apenas avanzan un 1% y mercados clave como Francia o Italia caen, Madrid registra un crecimiento del 15%, impulsado por los programas de incentivos a la movilidad eléctrica y una potente expansión de la infraestructura de recarga. Austria acompaña el movimiento, pero con una base más frágil y dependiente de las flotas corporativas.
España se ha colocado a la cabeza del mercado automovilístico europeo durante los nueve primeros meses de 2025, en un contexto en el que el conjunto del sector apenas consigue crecer. Según los datos del Consejo Internacional de Transporte Limpio (ICCT), las matriculaciones de turismos nuevos en Europa sólo aumentaron un 1% entre enero y septiembre, pero España se desmarcó con un incremento del 15%, el mayor de todo el continente.
España, líder gracias a los incentivos y la recarga
El motor de ese auge está claro: los programas de incentivos estatales a la movilidad eléctrica. La prórroga de hasta 400 millones de euros del plan Moves III —un programa masivo de apoyo de la UE gestionado por España— ha sido clave para sostener el ritmo de ventas, especialmente de vehículos eléctricos de batería (BEV) e híbridos enchufables.
En total, en los últimos cuatro años el Moves ha movilizado ya más de 1.300 millones de euros, destinados no sólo a la compra de vehículos, sino también a la instalación de más de 100.000 puntos de recarga en todo el país. Este despliegue ha reducido una de las principales barreras percibidas por los consumidores: el miedo a no encontrar dónde cargar el coche.
El resultado es que España combina tres factores poco frecuentes en la región: incentivos directos potentes, una red de recarga en rápida expansión y una demanda que empieza a girar hacia el eléctrico en un momento en que otros mercados clave se ralentizan.
Austria despega, pero con una base frágil
Austria también protagoniza un comportamiento destacado, con un aumento del 12% en las matriculaciones de turismos nuevos en los nueve primeros meses del año. Sin embargo, los expertos matizan que el impulso eléctrico austríaco descansa sobre una base más frágil: aproximadamente el 70% del incremento de vehículos totalmente eléctricos procede de flotas de empresas.
Esta dependencia de las decisiones de compra corporativas hace que la tendencia sea potencialmente volátil. Un cambio de ciclo de inversión o una revisión de políticas internas de las compañías podría enfriar rápidamente el crecimiento. Además, la supresión de incentivos a particulares que compren BEV, tal y como ha informado Euronews Business, amenaza con debilitar la demanda privada en los próximos meses.
Un mercado europeo casi estancado
Más allá de los casos español y austríaco, la foto general de 2025 no es especialmente brillante para el automóvil europeo. Entre enero y septiembre, las matriculaciones de turismos nuevos crecieron sólo un 1% frente al mismo periodo de 2024, hasta algo más de 8,2 millones de vehículos, según el ICCT. La estadística incluye también a países no miembros de la UE como Islandia, Liechtenstein y Noruega.
Las caídas son significativas en varios mercados clave: las ventas retrocedieron un 9% en Bélgica, un 6% en Francia y un 3% en Italia, mientras que en Alemania el mercado se mantuvo prácticamente plano, con un crecimiento del 0%. Frente a este panorama, el desempeño de España y, en menor medida, de Austria, se convierte en una excepción positiva.
Transición al coche eléctrico: no es solo el consumidor
Pese a la debilidad general, los analistas del Centro Jacques Delors rechazan la idea de que la industria automovilística europea esté condenada al declive. En un análisis reciente sobre la transición hacia los vehículos eléctricos de batería, el instituto subraya que las políticas industriales bien diseñadas pueden atraer inversiones, revitalizar antiguos polos de producción y construir nuevas cadenas de valor alrededor del coche eléctrico.
“Lo que falta es una estrategia europea coordinada para convertir los esfuerzos hasta ahora dispares en una competitividad duradera y colectiva”, advierten. Es decir, no basta con programas nacionales aislados: se necesita una hoja de ruta común que alinee incentivos, regulación, industria y redes de recarga a escala comunitaria.
Precios altos y señales políticas erráticas
Los expertos también matizan una narrativa muy extendida: la de que el freno en la adopción del coche eléctrico se debe únicamente a la reticencia de los consumidores. A su juicio, esta lectura “simplifica en exceso” el problema y oculta obstáculos estructurales.
Entre ellos, destacan la persistencia de precios más altos que los de los vehículos de combustión interna y, sobre todo, unas señales políticas erráticas: cambios en los incentivos, incertidumbre regulatoria y mensajes contradictorios sobre plazos y objetivos climáticos. Estos factores siembran dudas tanto en los compradores privados como en los fabricantes.
En ese contexto, el caso de España funciona como laboratorio a escala europea: cuando los incentivos son estables, la infraestructura acompaña y el mensaje político es claro, el mercado responde. La incógnita es si el resto de Europa será capaz de replicar esa combinación y transformar un crecimiento del 1% en una auténtica transición industrial compartida.
