«Efecto dominó nuclear» en Asia-Pacífico

Corea del Norte amenaza con represalias por el plan surcoreano de submarinos nucleares

Corea del Norte ha denunciado este lunes a Estados Unidos por aprobar el plan de Corea del Sur para desarrollar submarinos de propulsión nuclear, una decisión que, según Pyongyang, abrirá la puerta a un peligroso «efecto dominó nuclear» en la región, según la agencia oficial KCNA. El régimen sostiene que la eventual posesión de este tipo de submarinos por parte de Seúl sería «el paso más peligroso» hacia la materialización de una «ambición nuclear largamente acariciada» por Corea del Sur. Pyongyang también ha cargado contra el nuevo marco de cooperación en defensa acordado entre Washington y Seúl, y ha prometido contramedidas.

EPA/KCNA
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El Gobierno norcoreano interpreta el apoyo estadounidense al programa de submarinos nucleares surcoreanos como una prueba del refuerzo de la alianza militar entre ambos países y un factor de desestabilización para la península coreana y su entorno. El acuerdo se enmarca en un contexto de creciente tensión, con ensayos de misiles norcoreanos, maniobras militares conjuntas entre Estados Unidos y Corea del Sur y una retórica cada vez más dura por parte de los tres actores.

Advertencia nuclear

En su mensaje, Pyongyang sostiene que la decisión de Estados Unidos de avalar el plan surcoreano «prueba que se trata del paso más peligroso hacia la apertura de la puerta a la realización de una ambición nuclear largamente perseguida». A juicio del régimen, la incorporación de submarinos de propulsión nuclear en la flota surcoreana será un «peldaño decisivo» hacia el desarrollo de capacidades nucleares propias por parte de Seúl.

Corea del Norte advierte de que este movimiento podría desencadenar un «efecto dominó nuclear» en Asia-Pacífico, empujando a otros países de la región a reforzar sus programas de disuasión y multiplicando el riesgo de error de cálculo. En este contexto, el mensaje norcoreano insiste en que cualquier alteración del equilibrio estratégico en la península será respondida «con medidas correspondientes» por parte del Estado mayor del Ejército Popular de Corea.

Submarinos y ambición estratégica

Para Pyongyang, la clave del nuevo escenario es el salto cualitativo que supondría para Corea del Sur la incorporación de submarinos de propulsión nuclear, capaces de operar durante periodos prolongados, con mayor sigilo y alcance. El comunicado afirma que «la posesión de submarinos nucleares por parte de Corea del Sur es un escalón hacia la búsqueda de su propio armamento nuclear», una acusación que Seúl ha rechazado en otras ocasiones, defendiendo el carácter defensivo de sus programas.

Aunque Corea del Sur mantiene su compromiso formal con el Tratado de No Proliferación (TNP), el debate interno sobre la necesidad de contar con una disuasión más robusta frente a Corea del Norte se ha intensificado en los últimos años. La cooperación tecnológica y estratégica con Estados Unidos es percibida por Pyongyang como una amenaza directa a la supervivencia del régimen.

Nuevo marco de cooperación en defensa

Además del proyecto de submarinos, Corea del Norte ha criticado el reciente marco de cooperación en defensa aprobado por el presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo surcoreano Lee Jae-myung, según el texto difundido por KCNA. Pyongyang presenta este marco como la consolidación de una alianza «hostil» cuyo objetivo es «estrangular» al Norte mediante sanciones, presión militar y aislamiento diplomático.

El régimen norcoreano asegura que el refuerzo de los lazos militares entre Washington y Seúl demuestra que ambos países «han optado por la confrontación en lugar del diálogo» e insiste en que cualquier incremento de presencia estratégica estadounidense en la península será interpretado como una preparación para un «primer golpe» contra Corea del Norte. En este contexto, la referencia explícita a los dos líderes sirve para personalizar las críticas y reforzar el discurso interno.

Amenaza de contramedidas

En respuesta a estos desarrollos, Pyongyang ha prometido «contramedidas» sin concretar, una fórmula habitual en su repertorio retórico, pero que en el pasado ha precedido a ensayos de misiles balísticos, pruebas de armas o la intensificación de maniobras militares. La ambigüedad del mensaje busca mantener la presión tanto sobre Corea del Sur como sobre Estados Unidos, dejando abierta la puerta a una nueva escalada.

El comunicado no detalla qué tipo de medidas baraja el régimen, pero vuelve a justificar cualquier futura acción como una respuesta «inevitable» a lo que describe como «agresiones» de sus adversarios. De este modo, Pyongyang intenta presentarse como actor reactivo y no como iniciador de la crisis, una narrativa dirigida tanto a su población como a la comunidad internacional.

Riesgos para la estabilidad regional

La advertencia de un «efecto dominó nuclear» subraya el temor a que la carrera armamentística en la península coreana se extienda a otros países de la región, en un contexto marcado también por las tensiones entre Estados Unidos y China y por los debates sobre disuasión en Japón. La posibilidad de una mayor proliferación de capacidades nucleares o cuasinucleares inquieta a los organismos internacionales y a los socios regionales.

En este escenario, el proyecto de submarinos nucleares surcoreanos, el refuerzo del vínculo militar con Washington y la respuesta de Pyongyang dibujan un panorama en el que la estabilidad estratégica de Asia-Pacífico se vuelve más frágil y dependiente de decisiones de alto riesgo.

Escalada y perspectivas

La combinación de nuevos programas militares, declaraciones cruzadas y marcos de cooperación reforzados apunta a una escalada controlada, pero creciente, en la península coreana. Mientras Seúl y Washington justifican sus movimientos como una forma de disuasión frente a las continuas pruebas de armas de Corea del Norte, Pyongyang los interpreta como pasos hacia una posible agresión.

El diagnóstico que se desprende del último comunicado norcoreano es que cada avance en la cooperación militar entre Estados Unidos y Corea del Sur será respondido con nuevas capacidades y amenazas por parte del Norte. Un círculo de acción y reacción que, de no mediar canales efectivos de diálogo, puede consolidar un escenario de tensión permanente y elevar el riesgo de crisis agudas en una de las regiones más sensibles del mundo.

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