El movimiento islamista tacha de «mecanismo de tutela internacional» la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU

Hamas rechaza en la ONU una fuerza internacional en Gaza impulsada por EEUU

Hamas ha rechazado la resolución sobre Gaza aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU a iniciativa de Estados Unidos, al considerar que el despliegue de una fuerza internacional de estabilización supondría «un mecanismo de tutela» sobre el enclave palestino. En un comunicado, el grupo asegura que la misión prevista «se convierte en una parte del conflicto a favor de la ocupación» al asumir funciones internas en la Franja, entre ellas el posible desarme de la resistencia palestina, lo que a su juicio anula cualquier neutralidad. Hamas insiste en que cualquier presencia internacional debe limitarse a las fronteras, con mandato de vigilancia del alto el fuego y bajo supervisión directa de Naciones Unidas.

EPA/MOHAMMED SABER
EPA/MOHAMMED SABER

El movimiento islamista sitúa así su postura en abierta confrontación con la línea marcada por Washington en el Consejo de Seguridad, que defendió la resolución como una vía para consolidar el alto el fuego y estabilizar la situación sobre el terreno. Para Hamas, en cambio, el texto abre la puerta a una administración de facto del territorio por parte de una fuerza extranjera y rebaja la capacidad de decisión de los actores palestinos sobre la seguridad y el futuro político de Gaza.

Rechazo a la resolución

En su declaración, Hamas afirma que «la resolución impone un mecanismo de tutela internacional sobre la Franja de Gaza, que nuestro pueblo y sus facciones rechazan». La organización sostiene que el documento del Consejo de Seguridad desborda el marco de una misión clásica de observación al atribuir a la fuerza internacional tareas operativas dentro del enclave. Esa lectura lleva al grupo a presentar la resolución como una amenaza directa a su control político y militar sobre el territorio.

El rechazo se formula no solo en términos políticos, sino también como una defensa del principio de autodeterminación palestina. Hamas argumenta que toda arquitectura de seguridad en Gaza debe ser definida «por el pueblo palestino y sus fuerzas de resistencia», sin condicionantes externos que puedan alterar el equilibrio interno. El grupo enmarca la iniciativa en lo que describe como intentos recurrentes de «reconfigurar» la Franja sin consenso de sus habitantes.

Críticas a la fuerza internacional

Uno de los puntos centrales del comunicado es la acusación de falta de neutralidad de la fuerza de estabilización contemplada en la resolución. Según Hamas, asignar a esa misión «tareas y funciones en el interior de la Franja de Gaza, incluido el desarme de la resistencia», la convierte en una parte del conflicto y no en un actor imparcial. La organización sostiene que, si la misión se implica en el equilibrio de fuerzas sobre el terreno, inevitablemente se alineará con los intereses de «la ocupación».

El grupo advierte de que cualquier intento de limitar o desmantelar sus capacidades militares bajo cobertura internacional será interpretado como una prolongación de la presión ejercida por Israel y sus aliados. En este contexto, Hamas presenta la fuerza internacional no como un instrumento para garantizar la paz, sino como una herramienta que podría alterar la correlación de fuerzas en detrimento de la «resistencia palestina».

Acusación de tutela externa

La referencia de Hamas a una «tutela internacional» resume su crítica de fondo al texto del Consejo de Seguridad. Para el movimiento islamista, un mandato que otorgue a una fuerza extranjera competencias dentro de Gaza supondría, en la práctica, una forma de administración indirecta del territorio. El grupo teme que ese marco limite la capacidad de decisión de las instituciones y facciones palestinas sobre aspectos clave de seguridad y gobernanza.

Hamas vincula esta preocupación con experiencias previas en otros contextos de conflicto, donde la presencia internacional se ha traducido, a su juicio, en «presiones políticas» y condicionamientos sobre los actores locales. Por ello, insiste en que cualquier mecanismo de estabilización debe respetar de forma estricta la soberanía palestina y no interferir en las correlaciones internas de poder.

Condiciones para cualquier despliegue

Pese al rechazo frontal a la configuración actual de la resolución, Hamas no cierra la puerta a una participación internacional limitada en el terreno. En su mensaje subraya que «cualquier fuerza internacional, si se establece, debe desplegarse únicamente en las fronteras para separar fuerzas, supervisar el alto el fuego y permanecer bajo plena supervisión de la ONU». Con esta fórmula, el grupo acota el papel aceptable de una misión de este tipo a la vigilancia del cese de hostilidades.

La organización defiende que una presencia focalizada en los límites de la Franja evitaría injerencias en la gestión interna de Gaza y reduciría el riesgo de confrontación directa con las facciones palestinas. Al mismo tiempo, permitiría a Naciones Unidas certificar el cumplimiento de los acuerdos de alto el fuego sin entrar en la lógica de operaciones militares o policiales dentro del territorio.

Implicaciones políticas

El choque de posiciones en torno a la resolución del Consejo de Seguridad evidencia la distancia entre la estrategia defendida por Estados Unidos y la de Hamas respecto al futuro de Gaza. Mientras Washington impulsa un modelo que combina alto el fuego y estabilización bajo supervisión internacional, el grupo islamista prioriza el mantenimiento de su capacidad de «resistencia» y rechaza cualquier fórmula que perciba como un intento de desarmarlo o desplazar su control.

La reacción de Hamas anticipa un escenario de fuerte contestación si la comunidad internacional avanza hacia la materialización de una fuerza de estabilización con presencia efectiva en la Franja. El movimiento remarca que solo aceptará un despliegue limitado a las fronteras y subordinado por completo a Naciones Unidas, reforzando así su mensaje: cualquier solución que implique gestión interna del territorio sin el consentimiento de los actores palestinos será considerada inaceptable.

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