Israel se abre al plan de Trump para Gaza: “Listos para aplicar la primera fase” tras el gesto de Hamás
La Oficina de Netanyahu afirma que el país está preparado para poner en marcha de inmediato el primer paso del plan de paz de la Casa Blanca, centrado en la liberación de rehenes. Trump exige a Israel detener “de inmediato” los bombardeos para facilitar el canje y asegura que “Hamás está listo para una paz duradera”. El giro abre un cauce negociador que, si cuaja, puede aliviar el riesgo regional y el ruido sobre materias primas y mercados.
Israel ha dado un paso clave al asegurar que está “preparado para la implementación inmediata de la primera fase” del plan de paz impulsado por Washington para Gaza, centrada en la liberación de todos los rehenes que siguen en manos de Hamás. El mensaje, difundido por la Oficina del primer ministro Benjamin Netanyahu, añade que Jerusalén seguirá trabajando “en plena cooperación” con el presidente de Estados Unidos para cerrar un alto el fuego conforme a los principios fijados por Israel y “consistentes con la visión” de Trump.
El movimiento llega tras la respuesta de Hamás, que aceptó elementos sustanciales de la propuesta y se declaró dispuesto a negociar a través de mediadores, con la oferta de liberar a los secuestrados —incluidos restos— a cambio de un intercambio de presos y de ceder la gestión de la Franja a una entidad palestina independiente durante un periodo transitorio. Trump, que defendió que el grupo “está listo para una paz duradera”, reclamó a Israel “detener de inmediato” los bombardeos para crear las condiciones del canje.
En paralelo, medios israelíes señalaron que la cúpula política trasladó al Ejército órdenes para reducir su ofensiva en Gaza Ciudad a maniobras “estrictamente defensivas” y limitar al mínimo las operaciones, después de la petición pública del presidente estadounidense. Aunque las Fuerzas de Defensa de Israel no han confirmado un alto total, la señal es que el foco pasa a ser el expediente humanitario y el canal de rehenes, condición sine qua non de la primera etapa.
¿Qué hay dentro del plan? Las líneas maestras —según fuentes oficiales y filtraciones recogidas por agencias y prensa internacional— combinan un alto el fuego verificable, la liberación de rehenes y un intercambio de prisioneros, una retirada escalonada de fuerzas israelíes, la llegada masiva de ayuda y la creación de una autoridad administrativa interina en Gaza ajena a Hamás. La desmilitarización y el calendario exacto siguen siendo los puntos más sensibles para ambas partes.
La reacción exterior ha sido inmediata. Qatar y Egipto, mediadores esenciales desde el inicio de las conversaciones indirectas, han respaldado mantener el impulso; en Europa, varias capitales han saludado el anuncio como la oportunidad más cercana para cerrar el conflicto desde hace meses. En el frente doméstico israelí, las asociaciones de familias de rehenes han pedido a Netanyahu “negociaciones eficientes y rápidas” y ven imprescindible una reducción de la intensidad militar para no poner en riesgo a los cautivos.
Para los mercados, la lectura es binaria. Un aterrizaje negociado reduciría la prima de riesgo geopolítico y el estrés en crudos y fletes, con alivio para los balances energéticos europeos. Un estancamiento —o un nuevo choque sobre los términos de seguridad y el futuro político de Gaza— reactivaría la volatilidad en commodities y podría devolver el apetito por activos refugio en el muy corto plazo. A esta hora, lo único claro es que el vector que manda es el calendario: Trump ha puesto un ultimátum a Hamás para cerrar detalles en los próximos días, mientras Israel intenta compatibilizar sus líneas rojas con la ventana de oportunidad abierta por la vía humanitaria del canje.
En términos políticos, el anuncio permite a Washington capitalizar un relato de eficacia —traer a casa rehenes y contener el conflicto— y ofrece a Netanyahu margen para armonizar su coalición con la presión internacional. La prueba de estrés será el mecanismo de verificación y el órgano interino en Gaza: quién lo compone, quién lo financia y qué papel juegan los socios árabes. Si esas piezas encajan, el mercado empezará a descontar menos ruido y más visibilidad en el corto plazo; si no, volverán las dudas. Por ahora, la diplomacia pisa el acelerador.