El peso argentino enfrenta nuevo desafío: cinco factores que complican a Milei pese al respaldo de EE.UU.

El escenario económico argentino vuelve a mostrar signos de tensión intensa. El peso no escapa a la volatilidad y se encuentra bajo una renovada presión que despierta preocupación no solo en los mercados locales, sino también en los internacionales. Y es que, aunque el presidente Javier Milei cuenta con un respaldo importante desde Washington, la realidad en la calle y en los indicadores financieros parece contradecir ese apoyo.

¿Por qué esta contradicción? El panorama, como es habitual en economía, es multifacético y merece un análisis detallado para entender qué hay detrás de estos movimientos y qué podría esperarse a corto plazo.

Cinco razones que amargan la estadía del peso en el terreno positivo

Primero, no podemos ignorar la evidente escasez de reservas del Banco Central. Esta limitación restringe la capacidad para intervenir en el mercado cambiario y frena las maniobras que podrían estabilizar el peso.

En segundo lugar, la recuperación del sector productivo se muestra lenta y débil, lo que limita los márgenes de crecimiento económico y, por ende, reduce los ingresos en moneda dura.

El tercer punto a considerar es el ajuste fiscal implementado por el gobierno, cuyo impacto en el consumo interno ha sido notoriamente negativo, mermando el poder adquisitivo y creando un círculo vicioso de menor demanda y menor producción.

Cuarto: la incertidumbre con el Fondo Monetario Internacional (FMI) no deja tranquilo siquiera al más optimista. Las negociaciones, aún en curso, generan suspicacias en inversores y analistas sobre la hoja de ruta y las condiciones reales del acuerdo.

Finalmente, la persistente desconfianza en el mercado financiero emerge con fuerza. ¿La razón? Resultados concretos a corto plazo brillan por su ausencia, lo que frena la llegada de capitales frescos.

El respaldo de EEUU y su alcance real

Washington ha mostrado un respaldo claro a las reformas impulsadas por Milei, especialmente en términos de disciplina monetaria. Sin embargo, esta declaración de apoyo político no parece traducirse en una confianza automática en los mercados financieros, que demandan signos tangibles de estabilidad.

Así, aunque el apoyo internacional es un punto a favor, no basta para mitigar las complejidades internas del país ni la percepción de riesgo global que pesa sobre el peso.

Las señales del mercado paralelo y las expectativas inflacionarias

En Buenos Aires, el dólar en el mercado paralelo no da tregua y marca máximos históricos, reflejando la grieta entre la cotización oficial y la real. Esto alimenta expectativas inflacionarias elevadas que, si bien pueden parecer repetidas, tienen un efecto muy real en los bolsillos de los argentinos.

Las expectativas, se sabe, tienden a convertirse en profecías autocumplidas en materia económica. Aquí el desafío es enorme: demostrar que la estrategia económica del gobierno tiene dientes y puede controlar estas variables volátiles.