Debate regulatorio en Wall Street

Trump pide acabar con los resultados trimestrales y propone informes semestrales

Donald Trump ha vuelto a poner sobre la mesa un viejo debate en los mercados financieros: la conveniencia de eliminar la obligación de presentar resultados cada trimestre. El expresidente de Estados Unidos defiende que las empresas deberían informar cada seis meses, una medida que, en su opinión, permitiría a los directivos centrarse en la gestión a largo plazo y reducir costes, aunque choca con la tradición de transparencia del mercado estadounidense.

Trump pide acabar con los resultados trimestrales y propone informes semestrales
Trump pide acabar con los resultados trimestrales y propone informes semestrales

En una publicación en su red Truth Social, Donald Trump señaló que las compañías que cotizan en bolsa no deberían estar “forzadas” a rendir cuentas al mercado cada tres meses. A su juicio, la exigencia de publicar balances trimestrales genera un clima de presión constante que distrae a los ejecutivos de su verdadera labor: dirigir y hacer crecer sus negocios. Trump defendió que pasar a un calendario semestral, sujeto siempre a la aprobación de la Securities and Exchange Commission (SEC), supondría un ahorro económico y permitiría una visión más estratégica. “China planifica sus empresas a 50 o 100 años vista, mientras que nosotros funcionamos en ciclos trimestrales. Eso no es bueno”, escribió el exmandatario.

La propuesta no es inédita. Ya en 2018 Trump había solicitado a la SEC que analizara esta posibilidad, abriendo un debate que no prosperó en aquel momento. Ahora, su idea resurge en un entorno donde algunos líderes empresariales y académicos critican lo que denominan “cortoplacismo financiero”, un fenómeno que lleva a las compañías a tomar decisiones orientadas a maquillar los números del trimestre en lugar de apostar por inversiones con retorno a largo plazo.

El marco actual de reporting corporativo se remonta a la Securities Exchange Act de 1934 y se consolidó en los años setenta con la obligación de presentar informes trimestrales (Form 10-Q) y anuales (Form 10-K). Esta práctica se convirtió en un pilar de la transparencia de los mercados de capitales estadounidenses y en un estándar seguido por otras economías desarrolladas. De hecho, la información trimestral es clave para analistas, agencias de calificación e inversores minoristas, que encuentran en ella señales tempranas sobre la salud financiera de las compañías.

Trump y quienes apoyan su postura argumentan que el calendario actual castiga la innovación y la estabilidad, ya que obliga a las empresas a mostrar resultados inmediatos bajo la amenaza de decepcionar a Wall Street. Consideran que menos informes significarían menos gastos en auditoría y cumplimiento, así como mayor libertad para desplegar proyectos de largo recorrido. Sin embargo, críticos de la medida alertan de que reducir la frecuencia de los reportes podría debilitar la transparencia, aumentar la volatilidad en los mercados y dejar a los inversores sin información suficiente para tomar decisiones informadas.

El debate enfrenta, en esencia, dos visiones del capitalismo moderno. Una, la que busca aliviar a los gestores de la tiranía de los resultados trimestrales, otorgando un margen mayor para planificar y ejecutar estrategias sostenibles. La otra, la que defiende que la disciplina de informar regularmente mantiene a raya a las empresas, protege a los pequeños accionistas y preserva la confianza en el sistema financiero.

Por ahora, la propuesta de Trump es solo una idea planteada en público, pero si la SEC llegase a considerarla de nuevo abriría un proceso de consulta que podría redefinir el modo en que se mide y comunica la salud de las empresas más influyentes del planeta. Entre la presión del corto plazo y la apuesta por una visión más estratégica, la balanza está lejos de resolverse, pero el mensaje es claro: la discusión sobre cómo equilibrar eficiencia, transparencia y sostenibilidad empresarial seguirá marcando la agenda en Wall Street.

Comentarios