Washington prepara en secreto un plan de paz para Ucrania negociado con Moscú
Estados Unidos está ultimando un nuevo plan confidencial para tratar de poner fin a la guerra en Ucrania, basado en una propuesta de 28 puntos elaborada en consulta directa con Rusia y revelada por el portal Axios. El esquema, inspirado en el reciente intento de Donald Trump de cerrar un acuerdo de alto el fuego en Gaza, se articula en torno a «paz en Ucrania, garantías de seguridad, seguridad en Europa y futuras relaciones de Washington con Moscú y Kiev», según fuentes conocedoras del documento. El enviado especial estadounidense Steve Witkoff lidera unas conversaciones discretas en las que el representante ruso Kirill Dmitriev se declara “animado”, mientras Ucrania y sus aliados europeos aún no han fijado posición.
El proceso se desarrolla en paralelo a otros esfuerzos diplomáticos impulsados por socios occidentales y se apoya, de acuerdo con las mismas fuentes, en principios acordados por Trump y Vladímir Putin durante su cumbre en Alaska el pasado agosto. La Casa Blanca ha comenzado ya a informar a algunos Gobiernos europeos y a Kiev de los contornos del plan, aunque sin ofrecer todavía un calendario ni aclarar cómo abordaría cuestiones sensibles como el estatus de los territorios ocupados.
Plan de 28 puntos
De acuerdo con la información adelantada por Axios y otros medios, la propuesta estadounidense se estructura en 28 medidas agrupadas en cuatro grandes bloques: fin de la guerra en Ucrania, garantías de seguridad, arquitectura de seguridad europea y relaciones futuras de Estados Unidos con Rusia y Ucrania. El objetivo es ofrecer un marco integral que combine el alto el fuego sobre el terreno con compromisos políticos y de seguridad a medio y largo plazo.
Los detalles concretos de cada punto no han trascendido, pero las fuentes citadas apuntan a que el documento intenta equilibrar preocupaciones de Rusia —como la expansión de la OTAN y el levantamiento gradual de sanciones— con demandas clave de Ucrania en materia de garantías de seguridad y reconstrucción. El borrador, según estas versiones, se plantea como una base de negociación, más que como un texto cerrado para su firma inmediata.
Interlocutores clave
El encargado de pilotar el acercamiento por parte de Washington es Steve Witkoff, enviado especial de Trump y figura de confianza del presidente en este dossier. Axios y otros medios señalan que Witkoff se ha reunido en varias ocasiones con el emisario ruso Kirill Dmitriev, incluido un encuentro celebrado en Miami el mes pasado, en el que se habrían revisado los principales ejes del plan de 28 puntos.
Además de los contactos con Dmitriev, la Administración estadounidense ha iniciado rondas de información con representantes ucranianos. Reuters asegura que Witkoff se reunió recientemente con el asesor de seguridad de Volodímir Zelenski, Rustem Umerov, para exponerle el enfoque general de la propuesta y sondear la reacción de Kiev. El diseño del plan también se enmarca en la nueva fase de relaciones bilaterales tras la cumbre Trump–Putin en Alaska.
Inspiración en el modelo de Gaza
La nueva iniciativa toma como referencia el intento de Trump de lograr un alto el fuego en Gaza, presentado por la Casa Blanca como un precedente de éxito a la hora de forzar a las partes a aceptar un paquete integral. En el caso ucraniano, el esquema reproduce la lógica de agrupar en un solo documento el alto el fuego, las garantías de seguridad y una hoja de ruta para normalizar las relaciones entre Washington, Moscú y Kiev.
Fuentes consultadas por la prensa estadounidense subrayan que el presidente pretende presentarse ante la opinión pública como el artífice de un acuerdo que «ponga fin a la guerra en un plazo razonable», incluso si ello implica concesiones en el terreno territorial o en el ritmo de levantamiento de sanciones a Rusia. Los críticos del enfoque temen que un acuerdo rápido pueda consolidar sobre el terreno los avances militares rusos y debilitar la posición a largo plazo de Ucrania.
Reacción de Rusia
En el lado ruso, el enviado Kirill Dmitriev ha expresado que se siente «alentado» por el contenido de las conversaciones y por la disposición de Washington a incorporar preocupaciones de seguridad de Moscú en el texto. Según Axios, Dmitriev considera que el plan supone un avance respecto a otras propuestas occidentales, al reconocer explícitamente la necesidad de redefinir la seguridad europea con participación rusa.
Al mismo tiempo, el emisario ha querido marcar distancias con otras iniciativas en curso, especialmente con un impulso de paz liderado por Reino Unido, al que ha criticado por «ignorar las preocupaciones de Rusia» y centrarse exclusivamente en las demandas de Kiev y sus socios europeos. El Kremlin no se ha pronunciado oficialmente sobre el borrador, pero ha mantenido su discurso público de exigir garantías de que Ucrania no se integrará en la OTAN y de consolidar sus posiciones en los territorios ocupados.
Silencio de Kiev y Europa
Hasta el momento, Ucrania y sus principales aliados europeos no han formulado una respuesta pública concreta a la propuesta. Las capitales de la UE han sido informadas de forma preliminar del contenido de la hoja de ruta, pero persisten dudas sobre si el plan respetará los principios que los Veintisiete han defendido desde el inicio de la invasión: retirada de las tropas rusas, integridad territorial ucraniana y rechazo a reconocer anexiones unilaterales.
En Kiev, la prioridad oficial sigue siendo obtener más apoyo militar y financiero para resistir en el frente, mientras el presidente Zelenski ha advertido reiteradamente contra cualquier acuerdo que «congele» el conflicto y deje a Rusia en control de amplias zonas del país. La eventual presión de Washington para aceptar un compromiso podría abrir una brecha entre la Administración Trump y parte de sus socios europeos, que temen una paz precaria que legitime la ocupación rusa.
Escenario abierto
El borrador estadounidense llega en un momento en que los intentos anteriores de mediación han chocado con las líneas rojas de Moscú y Kiev. La Administración Trump ya presentó en abril un plan que tampoco fue aceptado por ninguna de las partes, y las iniciativas europeas para desplegar una fuerza de interposición han sido rechazadas de plano por Rusia. La nueva hoja de ruta de 28 puntos aspira a desbloquear la situación mediante una fórmula más amplia y directamente negociada con el Kremlin.
Por ahora, el horizonte sigue siendo incierto: el optimismo mostrado por el enviado ruso contrasta con la prudencia —cuando no el silencio— de Ucrania y de los aliados europeos, que temen que cualquier atajo diplomático consagre sobre el terreno la violencia de los últimos años. El desenlace dependerá de si el plan logra conciliar la exigencia ucraniana de garantías sólidas y justicia territorial con las demandas de seguridad de Rusia y la voluntad de Washington de cerrar uno de los conflictos más desestabilizadores para el orden internacional.
