Seguridad europea | Tensiones geopolíticas en aumento

Alarma en Bélgica: avistados varios drones sobre una base nuclear de la OTAN en plena tensión con Rusia

El ministro de Defensa belga confirmó la detección de varios drones sobre la base aérea de Kleine-Brogel, una instalación estratégica de la OTAN que alberga armamento nuclear estadounidense. La policía no encontró los dispositivos, pero el incidente ha encendido las alarmas en Bruselas y reabre el debate sobre la vulnerabilidad de la infraestructura militar europea ante operaciones de espionaje.

Archivo - Base aérea de Kleine-Brogel, en Bélgica
- Europa Press/Contacto/BENOIT DOPPAGNE - Archivo
Archivo - Base aérea de Kleine-Brogel, en Bélgica - Europa Press/Contacto/BENOIT DOPPAGNE - Archivo

Bélgica vive horas de inquietud tras el avistamiento de varios drones sobre la base aérea de Kleine-Brogel, una de las instalaciones más sensibles de la OTAN y donde, según fuentes abiertas, se almacenan armas nucleares estadounidenses. El ministro de Defensa, Theo Francken, confirmó el incidente a última hora del sábado y aseguró que “el sistema de detección funcionó correctamente”, agradeciendo la rápida actuación de los guardias y las imágenes registradas del sobrevuelo.

La base alertó inmediatamente a la policía local, que desplazó varias unidades hasta el lugar. Sin embargo, según informó el alcalde de Peer, Steven Matheï, los agentes “no encontraron ni un dron ni un piloto en la zona”. Las conclusiones se han remitido al Ministerio de Defensa y a los servicios de inteligencia militar, que analizan ahora las grabaciones y los registros de radar.

El suceso no es un hecho aislado. En la misma noche del viernes también se reportaron drones en la zona militar de Leopoldsburg, próxima a Kleine-Brogel, y en las últimas semanas se habrían detectado aparatos similares en Marche-en-Famenne y Elsenborn, al este del país. Ante la sucesión de incidentes, el ministro Francken ha convocado una reunión interministerial de urgencia para el martes, seguida de un Consejo de Ministros el viernes, con el objetivo de reforzar la defensa aérea y adquirir más sistemas CUAS (Counter-Unmanned Aircraft Systems), diseñados para neutralizar drones hostiles.

La preocupación no es menor. Kleine-Brogel, situada a unos 80 kilómetros de la frontera con Alemania, es una pieza clave dentro de la arquitectura nuclear de la Alianza Atlántica y acoge desde hace décadas a efectivos estadounidenses. Cualquier vulneración de su espacio aéreo, por mínima que sea, tiene implicaciones directas en materia de seguridad y disuasión estratégica.

El episodio llega en un momento de especial sensibilidad para Europa. Según expertos consultados por medios locales, Rusia podría interpretar la retirada de tropas estadounidenses de Rumanía como “una invitación” para probar los límites de la vigilancia aliada. En ese contexto, los sobrevuelos de drones podrían ser una operación de reconocimiento o prueba de respuesta ante la defensa antiaérea occidental.

El Ministerio de Defensa belga ha evitado vincular públicamente los hechos con Moscú, pero el lenguaje utilizado por Francken deja claro el tono de preocupación: “Necesitamos urgentemente más instrumentos para proteger nuestro espacio aéreo y detener a los pilotos de drones”.

La investigación continúa y se espera que los servicios de inteligencia europeos colaboren en la identificación del origen de los aparatos. Entretanto, el suceso vuelve a poner sobre la mesa una realidad incómoda: el flanco occidental de la OTAN no es inmune a las incursiones tecnológicas ni al espionaje en tiempo real, incluso en instalaciones bajo máxima seguridad.

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