El “shadow banking” crece un 11 % anual y ya concentra casi el 10 % de los préstamos totales, generando temores de una nueva crisis como la de 2008

Bomba en el sistema bancario: Fitch alerta de un agujero crediticio oculto de 1,2 billones en EE. UU.

El mercado financiero estadounidense vuelve a encender las alarmas. Un informe de Fitch Ratings revela que los bancos tradicionales de Estados Unidos han prestado 1,2 billones de dólares a entidades del llamado “shadow banking” —un sistema financiero paralelo y poco regulado—, lo que podría ocultar pérdidas millonarias y desatar un nuevo riesgo sistémico.

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La advertencia de Fitch ha caído como una bomba en Wall Street. El informe, publicado este lunes, detalla que los préstamos de bancos estadounidenses a instituciones financieras no reguladas —como fondos de inversión privados, vehículos de titulización o plataformas de crédito alternativo— se han cuadruplicado en la última década, pasando del 3 % al 10 % del total de los créditos concedidos.

En términos absolutos, el volumen alcanza los 1,2 billones de dólares, una cifra que evoca los desequilibrios previos a la crisis de las hipotecas subprime de 2008. Fitch advierte que “la opacidad y el apalancamiento del sistema en la sombra podrían amplificar cualquier choque económico o monetario, generando pérdidas difíciles de cuantificar”.

La expansión del shadow banking —también conocido como banca en la sombra— está concentrada principalmente en bancos medianos y regionales, que buscan rentabilidad en un contexto de márgenes estrechos tras las subidas de tipos de la Reserva Federal (Fed). Estas entidades, explica Fitch, están otorgando créditos a instituciones no supervisadas que financian desde préstamos al consumo hasta operaciones especulativas en activos digitales o inmobiliarios de alto riesgo.

El crecimiento del 11 % anual de este tipo de préstamos refleja una tendencia global: el desplazamiento del riesgo financiero desde el sistema regulado hacia estructuras más opacas. Según la calificadora, “los flujos de crédito fuera del radar regulatorio crean vulnerabilidades que pueden pasar inadvertidas hasta que ya es demasiado tarde”.

La Reserva Federal ha reconocido que está siguiendo de cerca esta expansión. En declaraciones recientes, su presidente Jerome Powell señaló que “la interacción entre bancos y entidades no bancarias es una de las principales fuentes de inestabilidad financiera a medio plazo”. Powell añadió que la Fed estudia medidas de transparencia y limitación de exposición, aunque reconoció que el alcance regulatorio actual es limitado.

Mientras tanto, Reino Unido también ha tomado nota. El Banco de Inglaterra prepara una batería de pruebas de estrés crediticio privado para medir la exposición de los fondos y entidades no bancarias a escenarios de subida de tipos o caída de liquidez. Los reguladores británicos advierten que el sistema financiero mundial se está llenando de “zonas ciegas de riesgo” que podrían desencadenar crisis en cadena.

El auge de la banca en la sombra ha sido impulsado, en parte, por el endurecimiento de las normas post-2008. Tras la aprobación de Basilea III y la ley Dodd-Frank, muchas instituciones financieras buscaron vehículos alternativos de financiación fuera del perímetro regulado, donde las exigencias de capital son menores y los rendimientos, mayores. Pero este movimiento ha creado una red paralela difícil de controlar.

Los analistas advierten que una sorpresa negativa en el crédito privado podría contagiar rápidamente al sistema bancario, especialmente si los inversores pierden confianza o si las entidades medianas sufren una corrida de depósitos. “Los síntomas son inquietantemente similares a los de 2007”, afirmó Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics. “Hay exceso de liquidez, instrumentos complejos y una falsa sensación de seguridad”.

Fitch subraya que, aunque el riesgo inmediato de colapso es bajo, la falta de datos y la interconexión entre bancos y prestamistas no regulados aumenta la vulnerabilidad ante shocks repentinos. En otras palabras, el problema ya no es si habrá turbulencias, sino cuándo y cuán profundas serán.

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