Europa estudia crear una franja de seguridad de 40 km entre Rusia y Ucrania
La Unión Europea analiza una propuesta para establecer una zona desmilitarizada entre las fuerzas rusas y ucranianas. La medida, aún en fase preliminar, plantea retos políticos y logísticos, pero se perfila como un intento de abrir camino hacia la paz.
Europa vuelve a mover ficha en la búsqueda de soluciones al conflicto entre Rusia y Ucrania. Según fuentes comunitarias, sobre la mesa está la creación de una franja de seguridad de 40 kilómetros que funcionaría como zona tampón entre ambos ejércitos. El objetivo: reducir el riesgo de enfrentamientos directos y facilitar un espacio mínimo de estabilidad en una guerra que, tras más de dos años, sigue sin vislumbrar un final inmediato.
La propuesta todavía genera más preguntas que respuestas. Bruselas y las principales capitales europeas debaten cómo se estructuraría esta franja, cuál sería su profundidad exacta y qué organismo tendría la responsabilidad de supervisarla. En los primeros borradores, Francia y Reino Unido aparecen como posibles líderes de una misión internacional, mientras que Alemania y Polonia muestran mayor cautela por el riesgo de arrastrar al continente a un nuevo escenario de tensión militar.
Uno de los puntos más delicados es la eventual necesidad de desplegar miles de soldados de mantenimiento de la paz. Además, el plan podría exigir concesiones territoriales por parte de Kiev, un aspecto que abre un debate político sensible tanto en Ucrania como en el conjunto de la Unión Europea.
Estados Unidos, principal socio militar de Ucrania, no forma parte por ahora de estas conversaciones. Su ausencia añade un matiz estratégico a la iniciativa, que algunos analistas interpretan como un intento de la UE por ganar mayor autonomía en la gestión de la seguridad regional.
Más allá de sus desafíos, la propuesta refleja la urgencia de explorar alternativas que permitan reducir la intensidad del conflicto. Europa es consciente de que cada semana de guerra erosiona no solo la estabilidad en el este del continente, sino también la confianza en la capacidad internacional de mediar en un acuerdo duradero. La franja de seguridad, aún en fase preliminar, podría convertirse en un primer paso hacia un nuevo marco de negociación.