Teherán atribuye a los reos bombas y asesinatos de policías en el suroeste; ONG y expertos de la ONU denuncian juicios opacos y un uso “industrial” de la horca

Irán desata la horca: seis ejecutados en un día

Irán ejecutó este sábado, 4 de octubre, a seis condenados por supuestos ataques en la provincia petrolera de Khuzistán, que las autoridades ligan a Israel. La justicia iraní difundió confesiones televisadas y añadió otra ejecución por un caso aparte en Kurdistán. El repunte reaviva las críticas internacionales por la magnitud y la opacidad de las penas capitales en el país.

EPA/ADI WEDA
Irán desata la horca: seis ejecutados en un día EPA/ADI WEDA

La ofensiva punitiva del régimen llegó con un mensaje político nítido: Teherán asegura que los seis ejecutados estaban detrás de atentados con explosivos y asesinatos de agentes en torno a Khorramshahr, en el suroeste del país, una zona clave por su tejido energético y por el historial de tensiones sociales. La Associated Press y Reuters sitúan las ejecuciones este sábado y recuerdan que forman parte de un patrón de mano dura que ha ido in crescendo en 2025. 

Medios oficiales difundieron fragmentos de “confesiones” y señalaron la conexión con Israel, extremo imposible de verificar de forma independiente y que organizaciones de derechos humanos suelen poner en duda por el uso de torturas y procedimientos a puerta cerrada. La AP subraya que los procesos se han desarrollado con escasa transparencia, mientras que las autoridades insisten en que los condenados actuaron como “agentes” en la región petrolera de Khuzistán. 

Junto a estos casos, la agencia judicial Mizan informó de la ejecución del kurdo Saman Mohammadi por el asesinato de un líder religioso en 2009, un expediente distinto que el poder judicial ha rescatado ahora, según Al Jazeera. La concatenación de ahorcamientos, en un mismo parte oficial, refuerza la imagen de “tolerancia cero” que el Ejecutivo quiere proyectar tras meses de fricción regional. 

El telón de fondo es un año de máxima tensión: tras la guerra de 12 días entre Irán e Israel en junio, Teherán prometió “perseguir a sus enemigos en casa y fuera”. Desde entonces, los observadores registran un volumen de ejecuciones sin precedentes en décadas, rebasando el millar en lo que va de 2025, con especial énfasis en casos de seguridad nacional y espionaje. En la última semana, otro ajusticiado fue acusado de colaborar con el Mossad, según relató la AP. 

Las ONG advierten de un deterioro acelerado de las garantías más básicas. Amnistía Internacional lleva meses alertando de un patrón de torturas, confesiones forzadas y condenas dictadas por tribunales revolucionarios en procesos expeditivos, especialmente en causas vinculadas a Israel o a delitos de drogas. La organización exige una moratoria inmediata y acceso independiente a los juicios. 

En el ámbito geopolítico, el endurecimiento interno coincide con un frente exterior más áspero: Naciones Unidas reimpuso el 27 de septiembre restricciones a Teherán y, el 1 de octubre, Estados Unidos anunció sanciones adicionales contra supuestas redes de armamento iraní. El mensaje que envía la judicatura —y que hoy se materializa en estas seis ejecuciones— es el de un Estado dispuesto a exhibir fuerza en todos los tableros. 

Para los mercados de energía, la noticia no altera de inmediato la oferta, pero sí suma presión al “riesgo país” de uno de los territorios neurálgicos del crudo iraní. Khuzistán, epicentro de las tramas hoy ventiladas por la fiscalía, es tanto un corazón industrial como un polvorín social, y cualquier chispa en la región eleva la prima geopolítica que vigilan traders y compañías. Por ahora, las autoridades no han dado detalles operativos de una investigación independiente ni han permitido observación internacional de los procesos. 

Comentarios