Nvidia busca PERMISO de Washington para vender sus CHIPS de IA Blackwell a China
Nvidia vuelve a situarse en el centro del tablero tecnológico y geopolítico. Tras presentar unos resultados financieros que superaron las previsiones del mercado, la compañía ha confirmado que mantiene conversaciones con el gobierno de Estados Unidos para lograr el visto bueno a la exportación de sus potentes chips de inteligencia artificial Blackwell hacia el mercado chino.
El propio CEO, Jensen Huang, adelantó que la firma estaría dispuesta incluso a que la futura administración de Donald Trump —en caso de consolidarse su regreso a la Casa Blanca— se quede con parte de los ingresos generados por estas ventas. El planteamiento refleja hasta qué punto Nvidia busca un acuerdo que le permita acceder a uno de los mercados más importantes para la industria tecnológica, pero que hoy permanece limitado por las restricciones de exportación impuestas desde Washington.
En caso de prosperar, la compañía tendría que rediseñar parte de su tecnología para ajustarse a las normativas, en un delicado equilibrio entre mantener la competitividad de sus productos y cumplir con las exigencias regulatorias.
El anuncio llega acompañado de unos resultados que sorprendieron de nuevo al mercado: 46.740 millones de dólares en ingresos y un beneficio de 1,05 dólares por acción en el último trimestre. Para el próximo, Nvidia proyecta alcanzar los 54.000 millones, consolidando su papel de líder indiscutible en la carrera de la inteligencia artificial.
Sin embargo, la reacción de los inversores fue menos entusiasta. Las acciones retrocedieron un 3 % tras la publicación de las cifras y en la jornada actual se mantienen en terreno negativo, con una caída cercana al 0,95 %. El motivo, según los analistas, es que las expectativas sobre el crecimiento de Nvidia son tan elevadas que el mercado empieza a cuestionar si la compañía será capaz de satisfacerlas en un sector donde la competencia se intensifica.
Con estos movimientos, Nvidia no solo reafirma su posición financiera, sino que también abre un nuevo capítulo en la relación entre la tecnología estadounidense y la geopolítica global, con China como protagonista en la disputa por el liderazgo en inteligencia artificial.
