ÚLTIMA HORA | Trump desata el pánico en Venezuela: la CIA recibe luz verde para “acciones agresivas” contra el régimen de Maduro
La tensión entre Estados Unidos y Venezuela ha alcanzado un punto crítico. Según funcionarios norteamericanos citados por medios internacionales, Donald Trump habría autorizado a la CIA a llevar a cabo operaciones encubiertas en territorio venezolano, una medida que marca una escalada sin precedentes en la estrategia de presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro. La orden permitiría acciones “agresivas” para desestabilizar el aparato de seguridad del régimen y acelerar un cambio de poder en Caracas.
De acuerdo con las revelaciones, la directiva fue aprobada en una reunión privada del Consejo de Seguridad Nacional, con el visto bueno de asesores cercanos al presidente estadounidense. Las fuentes aseguran que la CIA podrá ejecutar operaciones letales y clandestinas, no solo dentro de Venezuela, sino también en zonas estratégicas del Caribe, bajo el argumento de combatir redes vinculadas al narcotráfico y al tráfico de armas.
Aunque la Casa Blanca no ha confirmado oficialmente la información, altos funcionarios del Pentágono admitieron que el objetivo real sería “debilitar las estructuras de poder de Maduro” y “favorecer un proceso de transición política” en el país sudamericano.
La maniobra se produce en un contexto de creciente actividad militar estadounidense en el Caribe, donde se han registrado ataques a embarcaciones venezolanas presuntamente dedicadas al narcotráfico, con un saldo de 27 muertos según fuentes castrenses regionales.
Un giro de alto riesgo en la política exterior de EE. UU.
Expertos en seguridad internacional advierten que la autorización de operaciones encubiertas representaría una escalada de gran magnitud, comparable con las estrategias de intervención de la Guerra Fría, cuando Washington impulsaba acciones clandestinas para influir en gobiernos latinoamericanos.
“Si esto se confirma, implicaría un retorno a la diplomacia de las sombras. Una decisión así podría desestabilizar no solo Venezuela, sino a toda la región”, advirtió un exanalista de la CIA consultado por The Washington Post.
En Caracas, el gobierno de Nicolás Maduro ha permanecido en silencio oficial, aunque medios estatales acusan a Washington de “actos de guerra encubierta”. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, habría ordenado una revisión de los protocolos de alerta en las zonas costeras y en las fronteras con Colombia y Guyana.
Contexto geopolítico: entre el petróleo y el control regional
El posible permiso a la CIA llega semanas después de que la administración Trump reforzara sanciones contra PDVSA, la petrolera estatal venezolana, y de que se intensificaran las tensiones por la presencia de buques rusos en el Caribe. Analistas señalan que Estados Unidos busca recuperar influencia en su “patio trasero”, al tiempo que contiene la expansión de Rusia y China en América Latina.
Washington acusa al régimen de Maduro de violaciones a los derechos humanos, corrupción sistemática y colaboración con organizaciones criminales. Por su parte, Caracas denuncia una “agresión imperialista” y asegura que las acusaciones son una excusa para apropiarse de sus recursos energéticos.
Una operación con ecos del pasado
La presunta autorización de “acciones agresivas” de la CIA recuerda las tácticas empleadas durante la década de 1980 en Nicaragua, Panamá o Chile, cuando Estados Unidos impulsó operaciones encubiertas para desestabilizar gobiernos adversos. “La diferencia es que ahora lo harían bajo el paraguas de la inteligencia artificial y la guerra híbrida, utilizando drones, ciberataques y operaciones psicológicas”, señaló un informe del Council on Foreign Relations.
De confirmarse, este sería uno de los movimientos más arriesgados de la presidencia de Trump, con el potencial de reavivar tensiones diplomáticas y militares en toda América Latina.
La supuesta orden presidencial de autorizar a la CIA a operar de forma letal y secreta en Venezuela reconfigura el tablero político hemisférico. Entre la sombra de la Guerra Fría y la amenaza de un nuevo conflicto regional, el futuro inmediato de Caracas podría definirse no en los despachos del Palacio de Miraflores, sino en los corredores secretos de Langley.