Las tasas de superviviencia empresarial empeoran en 2021 por la caída de la facturación, según Iberinform

MADRID, 16 (EUROPA PRESS)

Este año han empeorado de forma generalizada las tasas de supervivencia empresarial, sobre todo en las compañías con una antigüedad entre cuatro y ocho años debido a las abruptas caídas de facturación generadas por el Covid-19, según un estudio de Iberinform.

El deterioro máximo se alcanza entre las empresas de cuatro años, donde el retroceso de la tasa de supervivencia es de cinco puntos. La caída es de cuatro puntos en las empresas de cinco y seis años, y de tres puntos entre las de siete y ocho años.

El estudio también revela que el momento crítico de todo proyecto empresarial se da a partir del tercer año, ya que la inyección inicial de capital permite a la inmensa mayoría de empresas cumplir sin problemas los primeros 24 meses de vida. Sin embargo, a partir de ese punto, aquellas empresas que no son capaces de generar ‘números negros’ afrontan “un futuro incierto”.

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Asimismo, uno de cada tres proyectos empresariales en España quiebra antes del quinto año y la mitad no llega a cumplir el octavo. A partir de entonces, presentan tasas de mortalidad superiores a los tres puntos porcentuales. Sin embargo, a los 12 años de vida empresarial, la tasa de supervivencia se limita al 35%. Es decir, a partir de ese momento, las posibilidades de supervivencia aumentan sensiblemente.

El director general de Iberinform, Ignacio Jiménez, ha afirmado que este año ha estado marcado por el “deterioro de la solvencia del tejido empresarial y niveles de facturación”, situación que “ahonda en el empeoramiento” de la supervivencia empresarial, una tendencia que ya se vivía desde 2020, pero que esta vez se está siendo “mucho más clara y generalizada”.

“No hay excepciones, salvo entre las empresas de un año, que se mantienen estables, como cabría esperar. Entre las empresas de 15, 20 o 25 años la caída es de dos puntos, un indicativo del cierre de proyectos que eran rentables antes de la pandemia. Es un contexto complejo en el que debemos estar muy atentos a la situación de nuestros clientes para evitar un efecto contagio de la insolvencia, a través de los impagos”, ha añadido.

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