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Bitcoin resiste tras su subida récord: el mercado se reajusta, afirma Knörr

"Última Hora" de Negocios TV, presentado por Manuel Velázquez, aborda la reciente caída en el mercado de las criptomonedas. Para analizar la situación, el programa cuenta con la intervención de Eneko Knörr, CEO de Stabolut.
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El programa “Última Hora” de Negocios TV, conducido por Manuel Velázquez, dedicó su última emisión a analizar la reciente caída del mercado de las criptomonedas, un episodio que ha vuelto a poner a prueba la confianza de los inversores en un contexto de incertidumbre financiera global. Para desentrañar las causas y las implicaciones de este nuevo “viernes negro” del mundo cripto, el espacio contó con la participación de Eneko Knörr, CEO de Stabolut y una de las voces más reconocidas del ecosistema blockchain en España.

Knörr situó la corrección cripto dentro de un entorno macroeconómico convulso, más allá de los factores puramente tecnológicos o internos del mercado digital. Según explicó, la inestabilidad en los mercados financieros tradicionales ha actuado como detonante de un movimiento de retirada de capital y reducción de riesgo. Uno de los principales focos de tensión proviene de la crisis de la banca regional en Estados Unidos, donde la acumulación de deuda comercial y la depreciación de los activos inmobiliarios —especialmente oficinas y locales comerciales— está presionando los balances de las entidades. Esta debilidad, en un sistema que aún arrastra las consecuencias de las subidas de tipos, genera temor de contagio y provoca una huida hacia la liquidez, afectando también a los activos digitales.

El segundo factor, apuntó Knörr, tiene un componente geopolítico y comercial. Las tensiones entre Estados Unidos y China, agravadas por los enfrentamientos en torno a los minerales estratégicos, los chips y las nuevas políticas arancelarias, están inyectando volatilidad en los mercados globales. En su opinión, cada vez que se recrudece el clima diplomático entre las dos mayores economías del mundo, los inversores institucionales tienden a reducir exposición en activos de riesgo, y el mercado cripto —por su naturaleza especulativa— es uno de los primeros en resentirse.

Pero el episodio que marcó la semana fue lo que Knörr denominó el “viernes negro” de las criptomonedas. En apenas unas horas, una caída abrupta en los precios de Bitcoin y Ethereum arrastró al conjunto del mercado, provocando liquidaciones masivas de posiciones apalancadas. Muchos traders, especialmente los minoristas con exposición a productos derivados, se vieron forzados a vender, amplificando el efecto dominó. Este tipo de caídas, frecuentes en los mercados con alta especulación, tienen un componente psicológico importante: el miedo colectivo, que lleva incluso a los inversores más experimentados a liquidar activos por precaución.

Sin embargo, y a pesar del nerviosismo, el CEO de Stabolut adoptó una visión optimista a largo plazo. Recordó que, en los últimos doce meses, Bitcoin ha experimentado una revalorización significativa, consolidándose como activo de reserva dentro del ecosistema digital. Para Knörr, la actual corrección no representa una pérdida de confianza estructural, sino un ajuste natural tras un ciclo alcista impulsado por expectativas y apalancamiento excesivo. “El mercado se está depurando; los proyectos sólidos seguirán adelante, los débiles desaparecerán. Es parte del proceso de madurez del sector”, señaló.

El analista también insistió en la importancia de la prudencia para los inversores a corto plazo. Recomendó evitar movimientos impulsivos y mantener una gestión de riesgo disciplinada, ya que los repuntes de volatilidad podrían continuar mientras los mercados tradicionales sigan mostrando debilidad. No obstante, apuntó que los momentos de “miedo extremo”, cuando la mayoría vende por pánico, pueden convertirse en oportunidades estratégicas de entrada para quienes operan con visión de largo plazo. Citando la lógica clásica del ciclo de mercado, recordó que “los grandes beneficios suelen generarse cuando el sentimiento es más pesimista”.

En cuanto al comportamiento de los inversores, Knörr observó que tanto los institucionales como los retail están actuando con cautela. Las grandes firmas, que en los últimos años habían incrementado su exposición a Bitcoin a través de fondos cotizados o vehículos de inversión regulados, están reajustando posiciones ante la volatilidad, mientras que los pequeños inversores tienden a reaccionar de forma emocional. No obstante, subrayó que la adopción de las criptomonedas sigue creciendo de forma estructural: grandes bancos, fondos y empresas tecnológicas mantienen estrategias activas en el sector, y Bitcoin continúa ganando legitimidad como activo financiero.

Knörr también hizo hincapié en un punto clave: la caída no se debe a problemas internos del ecosistema cripto, sino a factores externos ligados al contexto macroeconómico y geopolítico. A diferencia de crisis anteriores provocadas por fraudes o colapsos de plataformas —como el caso FTX—, esta corrección refleja el impacto de las condiciones globales sobre un mercado cada vez más interconectado con el resto del sistema financiero. Esa interdependencia, aunque implica vulnerabilidad, también confirma que el sector ha dejado de ser marginal.

El debate conducido por Manuel Velázquez cerró con una reflexión sobre la madurez del mercado cripto y su papel en el nuevo orden financiero. Si en sus primeros años las criptomonedas eran vistas como un refugio alternativo frente al sistema bancario tradicional, hoy actúan como un termómetro más de la economía global. Su sensibilidad ante los movimientos de la Reserva Federal, los flujos de capital o las tensiones comerciales demuestra que han sido absorbidas —al menos parcialmente— por las dinámicas de los mercados institucionales.

Para Knörr, ese es precisamente el signo de su consolidación: “Bitcoin y los principales activos digitales ya forman parte del sistema financiero mundial, y eso significa que no están al margen de las turbulencias, pero tampoco de las oportunidades.” La conclusión del programa fue clara: el futuro del sector cripto no depende de los altibajos coyunturales, sino de su capacidad para integrarse, resistir y evolucionar en un entorno económico cada vez más interconectado.

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