Swift integra blockchain sin Ripple y reabre el debate sobre el papel de XRP

Swift abraza la cadena de bloques… ¿y deja a XRP fuera del corazón bancario?

La decisión de Swift de añadir un libro mayor compartido basado en blockchain a su infraestructura global, en colaboración con Consensys y más de 30 bancos, apunta a pagos 24/7 y tokenización bajo control bancario. El movimiento no incluye a Ripple ni a su token XRP y obliga a replantear dónde está hoy el valor de XRP en el nuevo mapa de las finanzas.
XRP
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Swift ha dado un paso histórico: incorporar un ledger compartido de base blockchain a su “tech stack” para escalar pagos transfronterizos en tiempo real y operar de forma siempre activa. La iniciativa se construye con Consensys y un consorcio de más de 30 bancos globales. Ni Ripple ni XRP forman parte del anuncio. El mensaje es claro: la tokenización y la automatización de liquidaciones llegarán por raíles bancarios estandarizados, no por la adopción de un token externo. Para las entidades, esto significa gobernanza, cumplimiento y trazabilidad nativa; para el mercado cripto, un cambio de centro de gravedad.

¿Qué pasa entonces con XRP? Durante años, su tesis fue servir de activo-puente para pagos internacionales cuando los bancos carecían de herramientas interoperables. Con Swift desplegando un libro mayor bajo reglas bancarias, ese hueco se estrecha. En el corto plazo, el encaje natural de XRP se desplaza hacia periferias de alto valor relativo: remesas, fintechs que priorizan coste/velocidad, nichos no bancarizados o infra más ágil fuera del núcleo regulado. El activo puede seguir siendo útil donde los rieles bancarios no lleguen o sean demasiado caros, pero su narrativa “core-banca” pierde fuerza frente a una infraestructura compartida y supervisada.

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Al mismo tiempo, Ripple ya venía reescribiendo su estrategia. Lanzó RLUSD, una stablecoin respaldada en reservas reguladas; acordó comprar el prime broker Hidden Road por 1.250 millones de dólares para dar servicio institucional multiactivo; y anunció la adquisición de Rail por 200 millones para reforzar pagos con stablecoins. Además, ha iniciado el proceso para una carta bancaria nacional en EE. UU., con el objetivo de operar dentro del perímetro regulado y acceder a infra crítica. Esto mueve el foco: menos dependencia de que los bancos adopten XRP y más oferta “full-stack” de pagos y mercado de capitales tokenizado.

El cierre del caso con la SEC también delimita su marco de actuación: el tribunal confirmó que las ventas institucionales de XRP violaron la normativa de valores, mientras que las ventas programáticas en exchanges no constituyeron valores; en agosto de 2025, SEC y Ripple retiraron sus apelaciones y la multa quedó fijada en torno a 125 millones de dólares. Resultado: mayor claridad para minoristas y mayores exigencias de cumplimiento en el canal institucional, justo donde los bancos imponen más requisitos.

Para la industria, la lectura es pragmática. Swift está “domesticando” blockchain y DeFi para integrarlas en el músculo bancario: estandarización, auditoría, resiliencia y capacidad de escala global. Si el ledger de Swift funciona como promete, el valor se capturará en interoperabilidad entre bancos, tokenización de dinero y activos, y automatización de procesos (desde FX hasta valores tokenizados). En ese escenario, XRP deberá competir por casos de uso donde la fricción regulatoria y de integración sea menor y donde su propuesta siga siendo diferencial. El éxito no dependerá de “destronar” a Swift, sino de encontrar huecos reales de mercado y medirlos con métricas duras: coste por transacción, tiempo de liquidación, cobertura de corredores y cumplimiento.

Swift ha movido ficha y ha reencuadrado la conversación. Para XRP, el futuro pasa por especializarse y convivir con los rieles bancarios, no por sustituirlos. Para los actores financieros, la pregunta ya no es si usar blockchain, sino bajo qué gobernanza y en qué rieles. Hoy, el corazón late en Swift; la oportunidad, en los bordes donde la banca aún no llega.

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