Evergrande deja de cotizar: el colapso del gigante inmobiliario que tambalea a China
La caída de Evergrande, que llegó a ser el segundo mayor promotor inmobiliario de China, simboliza el fin de una era en el sector. Su salida de la Bolsa de Hong Kong y una deuda superior a los 300.000 millones de dólares arrastran a otros desarrolladores, golpean a gobiernos locales y alimentan el temor a una desaceleración más profunda de la economía china.
Evergrande, el otrora segundo mayor promotor inmobiliario de China, ha confirmado que dejará de cotizar en la Bolsa de Hong Kong a partir del 25 de agosto, después de recibir la notificación oficial de cancelación el pasado 8 de agosto. La compañía, que llegó a emplear a más de 200.000 personas y diversificó su negocio desde viviendas hasta parques temáticos, se ha convertido en la empresa más endeudada del mundo, acumulando más de 300.000 millones de dólares en pasivos.
La debacle no es reciente. Durante años, Evergrande impulsó su expansión con préstamos agresivos para adquirir terrenos y levantar proyectos, prometiendo retornos atractivos a los inversores. Sin embargo, el endurecimiento de las regulaciones chinas sobre el endeudamiento de los promotores cortó el acceso a nuevas fuentes de financiación. A esto se sumó el hallazgo de ingresos inflados por decenas de miles de millones y la incapacidad de presentar un plan viable de reestructuración ante los tribunales.
El último día de cotización será el 22 de agosto, y la empresa ha indicado que no apelará la decisión. Aunque los certificados de acciones seguirán siendo válidos, no podrán negociarse en el mercado. Más allá del caso particular, el golpe alcanza a más de 50 desarrolladores que atraviesan serias dificultades financieras, mientras las ventas de viviendas y los precios caen incluso en ciudades clave como Pekín y Shanghái.
El impacto se extiende también a los gobiernos locales, que dependen de la venta de terrenos para financiarse y ahora afrontan un desplome de ingresos. El caso recuerda inevitablemente a la caída de Lehman Brothers en 2008: un coloso que creció apalancado en la deuda y que, al colapsar, arrastra a su paso a bancos, inversores y a la propia economía.
La crisis de Evergrande es, en última instancia, un síntoma de la desaceleración china. Un recordatorio de que crecer rápido con demasiada deuda puede transformar un motor económico en un freno peligroso para todo el país.