Astronomía | Objetos interestelares

Avi Loeb pone en jaque al cometa interestelar 3I/ATLAS: “demasiado extraño para ser un cometa”

El astrofísico de Harvard sostiene que el cometa interestelar 3I/ATLAS presenta señales difíciles de encajar en los modelos habituales y pide cautela antes de cerrar el diagnóstico. Otros expertos subrayan que, por ahora, su actividad y morfología son compatibles con un cometa natural.

NASA’s Hubble Space Telescope reobserved interstellar comet 3I/ATLAS Nov. 30, with its Wide Field Camera 3 instrument.
NASA, ESA, STScI, D. Jewitt (UCLA), M.-T. Hui (Shanghai Astronomical Observatory). Image Processing: J. DePasquale (STScI)
NASA’s Hubble Space Telescope reobserved interstellar comet 3I/ATLAS Nov. 30, with its Wide Field Camera 3 instrument. NASA, ESA, STScI, D. Jewitt (UCLA), M.-T. Hui (Shanghai Astronomical Observatory). Image Processing: J. DePasquale (STScI)

Un visitante raro: tercero confirmado y bajo seguimiento intensivo

3I/ATLAS es un objeto interestelar que atraviesa el sistema solar y que, por su propia naturaleza, llega con un problema de base: hay pocos precedentes. Su designación “3I” responde a un hecho simple pero extraordinario: es el tercer objeto interestelar observado con claridad tras 1I/ʻOumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019). Fue detectado el 1 de julio de 2025 por el sistema ATLAS en Chile, financiado por NASA, y desde entonces se ha convertido en un objetivo prioritario para telescopios y misiones que intentan extraer la máxima información en una ventana de observación limitada. En un evento divulgado por NASA, se subraya que no supone amenaza para la Tierra y que su trayectoria lo mantiene a distancias muy seguras.

 

 

La tesis de Loeb: prudencia y “mente abierta” ante lo inusual

En este contexto aparece el enfoque de Avi Loeb, conocido tanto por su perfil académico como por su disposición a desafiar el consenso cuando detecta “asimetrías” en la interpretación. Su argumento central no es que exista una explicación definitiva alternativa, sino que la comunidad científica debería evitar conclusiones prematuras si los datos son incompletos o admiten lecturas distintas. En el debate público, Loeb ha vinculado el interés por 3I/ATLAS con la experiencia previa de ʻOumuamua, cuando propuso que ciertos rasgos podrían ser compatibles con tecnología, una hipótesis que ha sido ampliamente cuestionada. En el caso de 3I/ATLAS, el propio Loeb reconoce que el escenario más probable es que sea un objeto natural, aunque sostiene que hay elementos que merecen un escrutinio más fino.

La “anticola” y por qué no es, por sí sola, una prueba extraordinaria

Uno de los puntos que más tracción mediática ha generado es la presencia de una estructura tipo “anti-tail” (anticola), descrita como una protuberancia o brillo que parece orientarse “hacia el Sol” en algunas imágenes. Esta morfología puede resultar contraintuitiva para el público general, acostumbrado a que las colas apunten en dirección opuesta al Sol por la presión de radiación y el viento solar. Sin embargo, la literatura astronómica y explicaciones divulgativas de referencia recuerdan que la apariencia de las colas depende de la geometría de observación, del ángulo de fase y de cómo se distribuye el polvo en la órbita: la cola de polvo puede verse proyectada de forma que parezca “invertida” desde nuestra línea de visión. A esto se suma que los cometas suelen mostrar chorros, asimetrías en la coma y episodios de actividad no uniformes a medida que subliman hielos y liberan polvo.

Qué dice el consenso: “se comporta como cometa” y la clave está en más datos

Frente a las lecturas más especulativas, la posición predominante entre especialistas es conservadora: 3I/ATLAS “parece un cometa y se comporta como un cometa”, y con tan solo tres objetos interestelares confirmados es arriesgado fijar qué es “normal” en esta categoría. La expectativa razonable es que, al acercarse a condiciones más energéticas, su coma y sus emisiones permitan analizar composición química y comparar firmas con cometas del sistema solar, algo que en ʻOumuamua fue mucho más difícil por su baja actividad. En esa línea, el consenso no niega lo interesante de sus rasgos; lo que rechaza es saltar de “inusual” a “extraordinario” sin un cuerpo de evidencias robusto y reproducible. En síntesis: el debate es útil si empuja a medir mejor, no si sustituye datos por narrativa.

Por qué importa: una oportunidad científica que no se repite a menudo

Más allá del choque de interpretaciones, 3I/ATLAS importa por una razón estratégica: los objetos interestelares son muestras físicas de otros sistemas planetarios que pasan “cerca” (en términos astronómicos) y que permiten inferir condiciones de formación fuera de nuestro vecindario. Si se obtienen espectros de calidad y se modela bien su actividad, puede aportar pistas sobre hielos, silicatos, compuestos volátiles y procesos de eyección gravitatoria en sistemas lejanos. En ese marco, la recomendación práctica —compartida incluso por quienes discrepan— es clara: observar más, medir mejor y sostener el debate en lo cuantificable.

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