El altiplano boliviano revela una ventana única al pasado

El “paseo de la fama” de los dinosaurios: Bolivia registra la mayor colección de huellas de terópodos del mundo

Un equipo internacional de paleontólogos ha identificado en Toro Toro, en el altiplano central de Bolivia, más de 16.600 huellas de dinosaurios terópodos, el mayor registro de este tipo conocido hasta la fecha. El yacimiento, descrito en la revista PLOS One tras seis años de trabajo de campo, recoge pisadas de distintos tamaños e incluso rastros de intento de nado, ofreciendo una visión sin precedentes del comportamiento de estos dinosaurios bípedos poco antes de su extinción. Pero este “paseo de la fama” prehistórico afronta hoy amenazas muy actuales: actividades humanas, canteras y obras que han puesto en riesgo un patrimonio único.

Dave Stamboulis
Dave Stamboulis

Un yacimiento único en el mundo en Toro Toro

Un grupo internacional de investigadores ha documentado en Toro Toro, en el altiplano central de Bolivia, el que ya se considera el mayor conjunto de huellas de dinosaurios terópodos del planeta. El estudio, publicado en la revista PLOS One tras seis años de campañas de campo, identifica 16.600 pisadas atribuidas a dinosaurios bípedos carnívoros, el grupo al que pertenecía, entre otros, el célebre Tyrannosaurus rex.

Las marcas, de tres dedos y distribuidas por una extensa meseta, habían alimentado durante décadas leyendas locales que hablaban de criaturas monstruosas capaces de hendir sus garras en la roca. Fue a partir de la década de 1960 cuando los científicos empezaron a relacionarlas de forma sistemática con grandes dinosaurios que caminaron por esta región hace más de 60 millones de años, cuando el área formaba parte de un antiguo sistema de lagos.

Un “paseo de la fama” de terópodos

No existe otro lugar en el mundo con una abundancia comparable de huellas de terópodos”, afirma Roberto Biaggi, coautor del trabajo liderado por el paleontólogo español Raúl Esperante, de la Universidad de Loma Linda (California). La densidad y diversidad de pisadas ha llevado a los expertos a describir la zona como una suerte de “paseo de la fama” prehistórico, donde cada marca corresponde al paso de un animal distinto en momentos distintos.

El yacimiento no solo es extraordinario por el número de huellas, sino también por la variedad de tamaños y trayectorias. Las impresiones indican la presencia de terópodos gigantes de hasta 10 metros de altura junto a otros individuos mucho más pequeños, del tamaño de un ave de corral. Las pistas, que se entrecruzan y se desvían, permiten reconstruir changes en velocidad, frenazos, giros y posibles interacciones entre animales.

Huellas de nado y un lago que lo cambia todo

Además de las pisadas típicas, los investigadores identificaron 1.378 rastros adicionales interpretados como intentos de nado. En ellos, los dinosaurios parecen haber arañado el fondo fangoso de un lago mientras trataban de mantenerse a flote, dejando surcos y marcas alargadas en lugar de huellas completas.

Según el estudio, un rápido ascenso del nivel del agua habría cubierto y sellado esas marcas poco después de producirse, favoreciendo su conservación excepcional. Para los paleontólogos, este conjunto de evidencias convierte Toro Toro en una “fotografía congelada” del comportamiento de los terópodos en un momento crítico de su historia evolutiva, muy cerca del límite que marca su extinción hace unos 66 millones de años.

Una ventana al comportamiento, más allá de los huesos

Expertos ajenos al trabajo, como el paleontólogo Richard Butler, de la Universidad de Birmingham, subrayan que la cantidad de huellas documentadas no tiene precedentes y constituye “una ventana notable al comportamiento de los dinosaurios” a finales del Cretácico.

A diferencia de los fósiles óseos, que ofrecen información sobre la anatomía, las huellas permiten reconstruir acciones concretas: saber cuándo un animal aceleró, se detuvo, cambió de dirección o atravesó un entorno con agua en movimiento. La combinación de pisadas terrestres y rastros de nado en un mismo paisaje proporciona un contexto ecológico que rara vez se conserva con tanta claridad.

Un tesoro paleontológico bajo presión humana

A pesar de su antigüedad, las huellas de Toro Toro han estado en riesgo durante décadas. La meseta se ha utilizado tradicionalmente como zona agrícola y de trilla, lo que ha provocado el desgaste de muchas superficies. Canteras cercanas han extraído roca sin atender a su valor paleontológico, y hace apenas dos años unas obras de carretera estuvieron a punto de destruir un sector clave del yacimiento, frenadas in extremis por la intervención del parque nacional.

Estas alteraciones podrían explicar por qué la zona es rica en huellas pero pobre en restos óseos, a diferencia de regiones como la Patagonia argentina o el interior de Brasil. Los autores del estudio apuntan, además, a factores naturales: los patrones observados sugieren que los dinosaurios no residían de forma permanente en la zona, sino que la utilizaban como ruta de paso a lo largo de una antigua costa que conectaría el sur de Perú con el noroeste de Argentina.

Un enigma abierto y un futuro por explorar

Por qué tantos dinosaurios atravesaban esta meseta sigue siendo una de las grandes preguntas abiertas. Una hipótesis apunta a un gran lago de agua dulce que habría funcionado como punto de abastecimiento recurrente. Otra posibilidad, sugiere Biaggi, es que los animales huyeran de amenazas ambientales o estuvieran buscando nuevas áreas donde asentarse.

Lo que sí parece claro es que el trabajo en Toro Toro está lejos de concluir. “Es muy probable que en los próximos años se descubran muchas más huellas en los bordes de lo ya conocido”, señala Biaggi. Como parque nacional, la zona cuenta hoy con mayor protección, pero también con más visitantes, lo que obliga a compatibilizar turismo, conservación y ciencia.

En palabras de los investigadores, cada nueva campaña de campo en Toro Toro tiene el potencial de revelar un capítulo más del pasado prehistórico de Sudamérica y consolidar a este rincón de Bolivia como uno de los lugares más importantes del mundo para entender cómo caminaban, nadaban y migraban los dinosaurios poco antes de desaparecer.

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