Un borrador de 28 puntos, negociado entre Estados Unidos y Rusia al margen de Kiev y Bruselas, plantea cesiones territoriales, veto a la OTAN y ajustes internos que podrían desestabilizar aún más a Ucrania.

El plan de paz EEUU-Rusia deja a Ucrania ante cesiones dolorosas y un futuro incierto

En un contexto internacional marcado por una guerra que no encuentra salida, la filtración de un supuesto plan de paz de 28 puntos negociado entre Washington y Moscú ha encendido todas las alarmas en Kiev y en las capitales europeas. El documento, analizado por Andrew Smith, experto del Centro para el Bien Común de la Universidad Francisco de Vitoria, plantea que Ucrania ceda el Donbás, reduzca de forma drástica su ejército, acepte el ruso como idioma cooficial y renuncie a entrar en la OTAN. Un paquete de concesiones que, según advierte, podría desencadenar una crisis política interna profunda en un país que, además, necesita más de 130.000 millones de dólares para mantener en pie el Estado.

Imagen en miniatura del vídeo de Negocios TV donde Andrew Smith analiza la situación de Ucrania y el plan de paz entre EE.UU. y Rusia.<br>                        <br>                        <br>                        <br>
Negocios TV donde Andrew Smith analiza la situación de Ucrania y el plan de paz entre EE.UU. y Rusia.

Mientras Estados Unidos y Rusia exploran esta vía de acuerdo, Europa intenta recuperar protagonismo y defender sus intereses estratégicos frente a un borrador que muchos interpretan como una rendición de facto. El dilema es claro: cómo compatibilizar la urgencia de detener la guerra con la necesidad de preservar la soberanía ucraniana y la estabilidad de todo el continente.

Un plan de 28 puntos

El borrador filtrado dibuja un marco de paz exhaustivo, articulado en 28 puntos que pretenden sellar el conflicto a cambio de profundas concesiones por parte de Ucrania. La negociación, según se ha difundido, se ha llevado a cabo principalmente entre Estados Unidos y Rusia, sin participación directa de Ucrania ni de la Unión Europea, lo que ya introduce un elemento de tensión diplomática.

En su análisis para Negocios TV, Andrew Smith desentraña los principales riesgos de este esquema, subrayando que el plan no solo redefine las fronteras, sino que condiciona la arquitectura de seguridad y la estructura política interna ucraniana. La sensación en Kiev es que el país se enfrenta a un acuerdo diseñado por terceros sobre su propio futuro.

Concesiones de alto riesgo

Entre las condiciones más relevantes del borrador destacan cuatro ejes clave: la cesión del control del Donbás, la reducción considerable de las Fuerzas Armadas ucranianas, la cooficialidad del ruso y la imposibilidad de ingresar en la OTAN. Cada uno de estos puntos supone, por sí solo, un desafío mayúsculo para la estabilidad del país; en conjunto, conforman un escenario de enorme presión.

La renuncia a entrar en la Alianza Atlántica es, probablemente, la medida más controvertida. Para un país que ha buscado durante años un paraguas de seguridad frente a la amenaza rusa, ver bloqueada esa vía se percibe como un golpe estratégico y simbólico. A ello se suma la pérdida de territorio en el este y el debilitamiento de su capacidad militar, un cóctel que, según los expertos, podría alimentar una crisis política interna de gran calado.

Zelensky bajo presión

En este contexto, el presidente Volodímir Zelensky se mueve en una cuerda floja política. Debe gestionar las presiones de actores internacionales de gran peso —incluido Donald Trump, señalado como figura clave en los contactos— sin romper el frágil equilibrio de su propio gabinete y del sistema político ucraniano.

La entrevista con Smith pone de relieve cómo la política interna y externa se entrelazan: cualquier gesto hacia la aceptación del plan podría interpretarse, dentro de Ucrania, como una claudicación, mientras que un rechazo frontal supondría desafiar a los principales aliados occidentales. La gobernabilidad del país, ya tensada por años de guerra, podría verse aún más comprometida si la sociedad percibe que se negocia su futuro sin suficiente transparencia ni consenso.

Europa en la sombra

Aunque ha quedado al margen de las negociaciones directas, la Unión Europea se niega a aceptar un papel secundario en un acuerdo que afectará de forma decisiva a la seguridad del continente. Desde Bruselas se insiste en que cualquier pacto debe evitar la imagen de una rendición completa de Ucrania y garantizar que no se sienten precedentes que legitimen cambios territoriales por la fuerza.

Para las capitales europeas, el diseño del plan y la manera en que se presente públicamente serán determinantes. De ello dependerá no solo la estabilidad en el flanco oriental, sino también la cohesión interna de la UE, que ha invertido capital político, económico y militar en el apoyo a Kiev desde el inicio de la invasión.

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En qué consiste el plan de paz de Estados Unidos que no aceptan ni Rusia ni Ucrania El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acusa a su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, de obstaculizar un acuerdo de paz con Rusia. La Casa Blanca le insta a hacer concesiones territoriales y le reclama acceso a sus recursos minerales para compensar la ayuda prestada. En cambio, al menos de forma visible, no ha aplicado una presión equivalente contra Rusia.

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La factura de la guerra

El componente económico es igual de apremiante. Según recuerda Smith, Ucrania necesita con urgencia más de 130.000 millones de dólares para cubrir salarios públicos y gastos básicos de funcionamiento del Estado. La prolongación del conflicto ha erosionado la capacidad fiscal del país y ha multiplicado su dependencia de la ayuda exterior.

En este punto, la UE muestra reticencias a seguir aportando recursos directamente. La opción que gana fuerza entre algunos gobiernos europeos es recurrir a los activos rusos congelados, una vía que permitiría sostener el Estado ucraniano sin incrementar la carga presupuestaria nacional. La duda, sin embargo, es si esta estrategia contribuye a consolidar una paz duradera o introduce nuevos focos de fricción jurídica y política.

Un equilibrio frágil

La filtración del plan de 28 puntos evidencia hasta qué punto el futuro de Ucrania se juega en varios planos simultáneos: el militar, el político, el económico y el diplomático. Cada concesión propuesta genera interrogantes sobre la soberanía, la seguridad y la cohesión interna del país, al tiempo que reabre viejas rivalidades entre los actores internacionales implicados.

La incógnita de fondo es si un acuerdo concebido en gran medida desde fuera puede garantizar una paz sostenible o si, por el contrario, corre el riesgo de ser percibido como un arreglo temporal, impuesto y frágil. Lo que parece fuera de duda es que cualquier decisión en torno a este borrador marcará no solo el destino de Ucrania, sino también el equilibrio geopolítico de Europa en los próximos años.

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