3I/ATLAS

Se detecta una señal inesperada en el cometa interestelar 3I/ATLAS que desafía las teorías actuales

Astrónomos han detectado en el cometa 3I/ATLAS una señal anómala que no encaja con las leyes físicas ni químicas conocidas. El misterioso visitante interestelar, con una composición inusual y una pérdida acelerada de agua a gran distancia del Sol, obliga a replantear lo que la ciencia creía saber sobre los cuerpos que llegan desde otros sistemas estelares

Imagen del cometa 3I/ATLAS con la señal inesperada detectada, captada en el paso por el sistema solar.<br>                        <br>                        <br>                        <br>
Imagen del cometa 3I/ATLAS con la señal inesperada detectada, captada en el paso por el sistema solar.

Cuando los científicos se preparan para observar un visitante interestelar, suelen esperar sorpresas moderadas: confirmaciones de teorías, matices en los modelos, detalles que amplían el conocimiento. Pero el paso del cometa 3I/ATLAS por el sistema solar ha dado un giro inesperado a esa expectativa. Los investigadores han detectado una señal inédita procedente del objeto, un comportamiento tan fuera de lo común que sacude los cimientos de la astronomía moderna.

Según los datos recopilados en las últimas semanas, el cometa —considerado el tercero de origen interestelar identificado hasta ahora, después de ’Oumuamua’ y Borisov— presenta emisiones que no responden a patrones conocidos. Podrían ser químicas, podrían ser físicas, pero de momento no se ajustan a ningún modelo establecido. Lo que parecía un cometa común se ha convertido en una fuente de preguntas que nadie había previsto.

Lo más desconcertante es que esta señal no parece deberse a efectos gravitacionales ni a la interacción con el viento solar, lo que amplía aún más las incógnitas sobre su naturaleza. “Estamos ante algo que no se comporta como ningún cometa registrado hasta la fecha”, señalan fuentes del equipo que analiza los datos desde distintos observatorios internacionales.

Uno de los aspectos más sorprendentes está en su composición química. Los instrumentos han detectado una proporción atípica de dióxido de carbono y níquel, dos elementos que rara vez se combinan en esas cantidades en cuerpos helados. Esta particularidad podría ser una huella química de un sistema estelar diferente, o incluso el resultado de procesos de formación desconocidos. Si se confirma, podría obligar a revisar los modelos de evolución de los cometas y la forma en que se distribuyen los elementos en el espacio interestelar.

Pero las rarezas no terminan ahí. Los astrónomos también han observado que 3I/ATLAS está perdiendo agua a un ritmo acelerado, pese a encontrarse aún muy lejos del Sol. Este fenómeno contradice lo que la física actual predice: que el hielo de un cometa solo se sublima —es decir, pasa de sólido a gas— cuando se aproxima lo suficiente al calor solar. Sin embargo, el visitante parece liberar vapor con una eficiencia sorprendente, como si estuviera impulsado por un mecanismo que todavía no comprendemos.

Esa pérdida de agua prematura no solo desafía la termodinámica convencional, sino que plantea nuevos interrogantes sobre la estructura interna del objeto. Algunos investigadores sugieren que podría tratarse de reacciones químicas inusuales en su núcleo, mientras otros apuntan a una composición extremadamente porosa, capaz de generar presión interna y expulsar gas incluso a bajas temperaturas.

El hallazgo tiene implicaciones profundas. Si el 3I/ATLAS no se comporta como ningún otro cometa conocido, ¿cuántos objetos más podrían ocultar fenómenos similares? La señal detectada podría ser una pista sobre nuevas formas de materia o interacción energética en entornos que apenas empezamos a explorar. O, quizá, como apuntan los más prudentes, un recordatorio de lo mucho que desconocemos del espacio interestelar.

De momento, los telescopios espaciales y terrestres seguirán observando el cometa durante los próximos meses, con la esperanza de desentrañar el origen de esta señal enigmática. Los datos que se obtengan no solo permitirán comprender mejor la naturaleza del 3I/ATLAS, sino que podrían reescribir parte de nuestra comprensión sobre el cosmos.

Porque si algo ha dejado claro este visitante interestelar es que, incluso en una era dominada por la tecnología y los datos, el universo sigue guardando secretos que desconciertan a la ciencia. Y frente a ellos, solo queda mirar hacia el cielo con la misma mezcla de asombro y humildad que ha acompañado a la humanidad desde sus primeros pasos bajo las estrellas.

Comentarios