Estados Unidos en alerta

El FBI investiga como posible crimen de odio el tiroteo en una escuela católica de Minneapolis

Tres niños de entre 8 y 10 años perdieron la vida y otras 17 personas resultaron heridas en un tiroteo perpetrado por Robin Westman en una escuela de Minneapolis. El FBI apunta a un posible ataque de odio contra la comunidad católica y mantiene abierta la investigación como un caso de terrorismo doméstico.

¿Crimen de odio? El FBI investiga el tiroteo en Minneapolis dirigido a católicos

Estados Unidos vuelve a enfrentarse a la tragedia de la violencia armada. Un tiroteo en una escuela de Minneapolis ha dejado un saldo devastador: tres menores fallecidos, de entre 8 y 10 años, y un total de 17 heridos, 14 de ellos también niños. Las autoridades han identificado al atacante como Robin Westman, nacido como Robert Westman, quien murió durante el incidente.

Según informó el FBI, el agresor abrió fuego desde el exterior del edificio escolar y portaba tres armas en el momento del ataque. La investigación apunta a que podría tratarse de un crimen de odio dirigido contra católicos, un hecho que eleva la alarma en torno a la seguridad de comunidades religiosas en Estados Unidos.

El ataque, además, está siendo analizado bajo la figura de terrorismo doméstico, un concepto que se ha convertido en prioridad para las agencias federales en los últimos años, dada la creciente amenaza de extremismos de diversa índole en el país. Las autoridades, por ahora, no descartan ninguna hipótesis y trabajan para determinar si Westman actuó en solitario o contaba con apoyo logístico.

El FBI y las autoridades locales han asegurado que la población recibirá información constante sobre los avances de la investigación, que todavía se encuentra en una fase preliminar. Mientras tanto, el suceso reabre el debate sobre la violencia armada y la vulnerabilidad de los centros educativos, así como sobre el riesgo creciente de ataques motivados por el odio religioso.

El impacto de esta tragedia resuena más allá de Minneapolis. Las comunidades escolares, religiosas y políticas vuelven a exigir respuestas firmes a un problema que se repite con demasiada frecuencia en Estados Unidos. La investigación determinará si este ataque fue un hecho aislado o si forma parte de una amenaza mayor contra la libertad religiosa en el país.

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