Maduro desafía a Trump: la geopolítica detrás de la calma venezolana frente a EEUU
Tres expertos desmontan las amenazas de un ataque de Estados Unidos contra Venezuela y explican por qué Maduro mantiene una calma estratégica frente a la presión de la administración Trump.
Ni miedo, ni prisas: Nicolás Maduro parece haber interiorizado que las amenazas de Donald Trump no son más que ruido político. Tres voces autorizadas en geopolítica y análisis internacional revelan que la estrategia estadounidense tiene más límites de lo que aparenta y que la calma en Caracas no es casualidad sino fruto de un estudio profundo del tablero global. Pero, ¿qué factores motivan esta serenidad inusitada? Es hora de adentrarse en ese mosaico complejo donde la política, la economía y la geoestrategia convergen.
El timing político y económico de EEUU: una carta que juega Maduro
Jesús López Almejo, investigador del CONAHCYT, apunta que el líder venezolano sabe que no es el momento para una guerra abierta. “Estados Unidos ya carga con un frente complicado en Ucrania y no puede costear otro conflicto, menos en suelo venezolano donde el gasto y las repercusiones políticas serían elevadas”, explica.
Además, mientras el gasto militar se acerca a los 950 mil millones de dólares anuales, la deuda pública de Estados Unidos supera los 38.3 trillones de dólares, con intereses que absorben grandes porciones del presupuesto. Parafraseando a Almejo: un ataque sin el visto bueno del Congreso es sencillamente inviable.
¿Y qué hay del juego político interno? Parece ser que los demócratas no quieren que Trump aproveche un éxito en Venezuela para relanzar su imagen de cara a las elecciones intermedias. Este detalle, que podría parecer anecdótico, ha “remoralizado” a Maduro, pues revela grietas en la política estadounidense.
Geopolítica en la mira: la Doctrina Monroe y la realpolitik estadounidense
Juan Antonio Aguilar, director del Instituto Español de Geopolítica, insiste en que la doctrina central de la política estadounidense — dominar el hemisferio occidental — excluye una guerra abierta en Venezuela, ya que eso abriría una crisis de alcance global.
La expulsión de China, Rusia e Irán es prioridad, claro está, pero un conflicto armado en el corazón del Caribe sería una distracción demasiado costosa y contraproducente, explica. Esta realidad obliga a pensar que las amenazas de intervención responden más a una estrategia de presión que a intenciones reales de guerra.
El narcotráfico: un pretexto cuestionado
Aguilar critica el uso del narcotráfico como excusa para legitimar una posible agresión, calificándolo de “relato falso”, sólo útil para crear un clima de opinión afín a ciertos sectores internacionales. En perspectiva, este argumento no resiste un análisis riguroso de derecho internacional.
El enfoque militar y diplomático: músculo y pactos en juego
Carlos Mamani, analista internacional, observa que la retirada de cargos contra Maduro por parte del Departamento de Justicia estadounidense abre la puerta a la especulación de un pacto no agresión. La calma del mandatario venezolano no es sólo cuestión de valentía sino de cálculo.
Según Mamani, el despliegue militar en la región es más un mensaje de poder — sobre todo hacia Rusia y China — que una advertencia para una acción inmediata. Así, se aplica, otra vez, la vieja Doctrina Monroe, pero con un matiz moderno: disuadir sin disparar.
En fin, Maduro no está solo. El respaldo de estas potencias multipolares y la vulnerabilidad interna estadounidense han equilibrado la balanza por ahora. ¿Y si esta estabilidad temporal se convierte en una nueva normalidad? Sólo el tiempo lo dirá.
