Moscú activa la alarma en su gran aeropuerto: Domodedovo restringe vuelos tras el derribo de un dron
El regulador ruso de aviación civil restringió de forma temporal las salidas y llegadas en el aeropuerto de Domodedovo, a unos 40 kilómetros al sureste de Moscú, después de que el Ejército asegurara haber derribado un dron que se dirigía a la capital. Las limitaciones se levantaron poco después, pero el episodio vuelve a poner bajo presión la seguridad aérea en Moscú, que ya ha sufrido varios cierres parciales de aeropuertos por ataques con drones en los últimos meses.
Vuelos restringidos “para garantizar la seguridad”
La Agencia Federal de Transporte Aéreo de Rusia (Rosaviatsiya) informó de que había decidido restringir temporalmente los vuelos de entrada y salida en Domodedovo, uno de los principales aeropuertos que dan servicio a la capital. El organismo justificó la medida como “necesaria para garantizar la seguridad de los vuelos” y precisó que se trataba de una decisión de carácter preventivo. Las restricciones se levantaron al cabo de un corto periodo de tiempo, sin que se reportaran incidentes graves en las operaciones.
Domodedovo, situado a unos 40 kilómetros al sureste de Moscú, es uno de los hubs clave de tráfico doméstico e internacional de Rusia, por lo que cualquier alteración en su operativa tiene un alto potencial de impacto, aunque en este caso el parón fue breve y no se han comunicado cancelaciones masivas.
Un dron derribado y muchas incógnitas
Paralelamente, el alcalde de Moscú, Sergey Sobyanin, afirmó que las fuerzas armadas rusas derribaron un dron que se dirigía hacia la ciudad, sin ofrecer detalles sobre el punto exacto de interceptación, posibles daños en tierra o eventuales víctimas. Las autoridades tampoco han aclarado el origen del aparato, en línea con otros episodios recientes en los que Moscú ha informado de drones abatidos sin aportar información completa sobre los efectos de los ataques.
En anteriores ocasiones, las autoridades rusas han atribuido la autoría de estos ataques a drones ucranianos, en el contexto de una guerra que ha llevado por primera vez la amenaza aérea de forma recurrente al entorno de la capital rusa. Sin embargo, en este incidente concreto no se ha informado oficialmente de quién estaría detrás del lanzamiento.
Domodedovo, un objetivo recurrente en la guerra de drones
El episodio se suma a una cadena de restricciones y cierres temporales en los aeropuertos de Moscú a lo largo de 2025. A finales de octubre, Rosaviatsiya ya ordenó cerrar Domodedovo y el cercano Zhukovsky tras una oleada de drones que sobrevolaron la región, en un ataque que obligó a desviar vuelos y provocó retrasos generalizados.
Meses antes, Moscú había llegado a interrumpir operaciones nocturnas simultáneamente en sus principales aeropuertos —Sheremétievo, Vnúkovo, Domodedovo y Zhukovski— por ataques aéreos, dejando a miles de pasajeros varados y obligando a desplegar trenes adicionales para recolocar viajeros. Estos episodios ilustran hasta qué punto la guerra de drones entre Rusia y Ucrania ha dejado de ser un fenómeno limitado al frente para convertirse en un factor de riesgo estructural también en la retaguardia rusa.
Impacto limitado en pasajeros, presión creciente sobre la seguridad
En esta ocasión, el impacto sobre los pasajeros parece haber sido mucho más limitado que en los grandes ataques de meses anteriores: las restricciones se levantaron con rapidez y, de momento, no se han comunicado daños materiales ni víctimas. Sin embargo, cada nuevo cierre, por breve que sea, refuerza la sensación de vulnerabilidad en el espacio aéreo de Moscú y complica la planificación de aerolíneas, aseguradoras y operadores turísticos que dependen de la estabilidad operativa de los principales aeropuertos de la capital.
Para los analistas, este tipo de incidentes funciona como un recordatorio de que ningún núcleo urbano importante está completamente blindado frente a la amenaza de drones de largo alcance, capaces de desbordar defensas tradicionales y de generar grandes disrupciones aun cuando son interceptados. Lo que hoy se traduce en un cierre puntual de Domodedovo puede, en un escenario de ataques más intensos, volver a provocar cancelaciones masivas, desvíos y un aumento de costes que terminaría trasladándose a empresas y viajeros.
La guerra se cuela en el tráfico aéreo ruso
En términos geopolíticos, la sucesión de episodios de este tipo confirma que la guerra se ha desplazado también al terreno de la aviación civil, con cierres de aeropuertos, rutas desviadas y un incremento de los requisitos de seguridad. Para Rusia, mantener la narrativa de “normalidad” interna se hace cada vez más difícil cuando sus principales infraestructuras de transporte se ven obligadas a parar, aunque sea durante unas horas, por la cercanía de drones al cielo de Moscú.
Mientras no haya una desescalada clara en el frente y en la guerra de drones, incidentes como el de Domodedovo seguirán siendo parte del paisaje de riesgo para cualquier empresa o viajero que opere en la región. La pregunta ya no es si habrá más cierres puntuales de aeropuertos, sino cuándo será el próximo y con qué intensidad golpeará al tráfico aéreo ruso.