Nueva imagen revela 3I/ATLAS como cometa raro; Musk siembra dudas sobre nave alienígena
3I/ATLAS —también designado C/2025 N1 (ATLAS)— es el tercer objeto confirmado que llega desde fuera de nuestro Sistema Solar, tras 1I/ʻOumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019). Fue descubierto el 1 de julio de 2025 por el sistema de alerta ATLAS y sigue una órbita claramente hiperbólica: entra, pasa cerca del Sol y se marcha para siempre al espacio interestelar.
Los cálculos de las agencias espaciales son muy claros: el cometa alcanzó su punto más cercano al Sol el 30 de octubre y su máximo acercamiento a la Tierra será de unos cientos de millones de kilómetros. En otras palabras, no hay trayectoria de impacto y 3I/ATLAS no supone una amenaza directa para nuestro planeta.
Las declaraciones de Elon Musk y el ruido mediático
En este contexto, Elon Musk ha vuelto a encender el radar mediático. En una charla en el podcast de Joe Rogan, el fundador de SpaceX sugirió que 3I/ATLAS “podría ser alienígena” y llegó a especular con que, en un escenario extremo, un impacto “podría arrasar un continente” y “probablemente matar a la mayor parte de la vida humana”. Estas frases, recogidas por medios sensacionalistas, se han viralizado entre aficionados a los ovnis y redes sociales.
Es cierto que, si un objeto de varios kilómetros de diámetro chocara contra la Tierra, el resultado sería catastrófico a escala global. Pero ese es un escenario teórico general, no algo que esté sobre la mesa con 3I/ATLAS. Con los datos actuales, la probabilidad de impacto es esencialmente nula. La diferencia entre lo que dicen los modelos orbitales y cómo lo cuentan algunos titulares es enorme.
Un cometa interestelar raro, pero natural
Parte de la polémica viene de que 3I/ATLAS se comporta de forma llamativa. Su núcleo, de tamaño aproximado a la isla de Manhattan, muestra una actividad muy intensa: al acercarse al Sol libera gas y polvo, formando una coma brillante y una cola alargada. También se han detectado pequeñas aceleraciones “no puramente gravitatorias”, pero eso encaja con la expulsión asimétrica de material, algo típico en cometas activos.
En algún momento se habló incluso de una señal de radio asociada al objeto, lo que alimentó teorías estrambóticas. Sin embargo, los astrónomos lo explican con procesos naturales de interacción entre el viento solar y la envoltura gaseosa del cometa. Hasta ahora, todo lo observado encaja con un cometa muy antiguo expulsado de otro sistema estelar hace miles de millones de años.
El astrofísico Avi Loeb, conocido por abrir la puerta a hipótesis “extraterrestres” con más facilidad que otros colegas, ha sugerido que algunas anomalías podrían ser compatibles con una nave o “nave nodriza” alienígena. Aun así, en su propia escala de probabilidad le da un 2 sobre 10: no como prueba de vida inteligente, sino como objeto que “merece atención”. El matiz científico es mucho más prudente de lo que sugieren algunos titulares.
La nueva imagen: tres chorros de cola iónica y posible anticola
En los últimos días, una nueva imagen ha alimentado la fascinación por 3I/ATLAS. Una fotografía procesada y compartida el 16 de noviembre en la comunidad r/spaceporn, tomada entre las 11:53:50 y las 12:23:20 UTC, muestra el cometa con un nivel de detalle espectacular: se distinguen tres chorros separados de cola iónica y una estructura adicional que el autor describe como posible “anticola” o bien la cola de polvo.
Lejos de ser algo misterioso, esta escena es un laboratorio perfecto de física cometaria. Las colas iónicas se forman cuando el gas ionizado es arrastrado por el viento solar, casi siempre en dirección opuesta al Sol. La “anticola”, en cambio, es un efecto de perspectiva: cuando la Tierra se sitúa cerca del plano orbital del cometa, parte del polvo que se ha ido quedando a lo largo de su órbita puede proyectarse visualmente en la dirección contraria, dando la sensación de una cola apuntando “hacia el Sol”.
Ver a la vez varias colas iónicas y una cola de polvo es, de hecho, una firma muy típica de cometas muy activos. La nueva imagen de 3I/ATLAS encaja precisamente con lo que los modelos esperan de un cometa natural sometido a un fuerte calentamiento solar.
¿Nave alienígena o fósil cósmico?
Mientras Musk agita la posibilidad de que el objeto “podría ser alien”, la comunidad científica se inclina de forma abrumadora por la explicación más simple: 3I/ATLAS es un fósil cósmico, un bloque de hielo y polvo formado en otro sistema estelar, expulsado de su región de origen y que ha vagado por la galaxia durante miles de millones de años.
Observatorios profesionales y amateurs de todo el mundo, así como telescopios espaciales, siguen cada movimiento del cometa para afinar su órbita y estudiar su composición. No hay rastro de patrones artificiales, estructuras tecnológicas ni maniobras controladas: lo que se ve son chorros de gas, polvo y una dinámica completamente consistente con la física conocida.
Lo que nos deja 3I/ATLAS de momento
El caso 3I/ATLAS es un ejemplo perfecto de cómo se cruzan ciencia punta, especulación razonable y ruido mediático. Por un lado, tenemos datos que apuntan a un cometa interestelar extraordinariamente interesante, pero natural. Por otro, declaraciones llamativas de figuras como Musk y lecturas exageradas en prensa que convierten cualquier anomalía en “prueba” de naves alienígenas.
La realidad, de momento, es bastante menos apocalíptica y quizá más fascinante: 3I/ATLAS no va a chocar con la Tierra, no hay pruebas de tecnología extraterrestre y lo que sí tenemos es una ventana única a un fragmento de otro sistema solar. Si algo “nos visita” estas Navidades, no será una flota de ETs, sino un cometa viajero que lleva miles de millones de años cruzando la galaxia antes de regalarnos algunas de las imágenes más espectaculares del cielo de 2025.
