Ataques ponen a prueba la resiliencia energética de Ucrania

Naftogaz confirma daños críticos en instalaciones de gas tras bombardeos

Ucrania enfrenta un duro golpe en su sector energético luego de que Rusia dirigiera recientes bombardeos contra instalaciones clave de Naftogaz en las regiones de Járkov y Poltava. Aunque los daños son calificados de “críticos”, la compañía estatal y los equipos de emergencia ya trabajan para evaluar los perjuicios, proteger la infraestructura restante e impedir una interrupción mayor en el suministro ante el frío invierno europeo que se acerca.

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Naftogaz confirma daños críticos en instalaciones de gas tras bombardeos - EPA/ROMAN PILIPEY

La guerra continúa dejando huellas importantes en la infraestructura civil de Ucrania, concretamente en el ámbito energético. Sergii Koretskyi, presidente de la junta de Naftogaz, ha informado que algunos de los daños que sufrieron las instalaciones en las regiones de Járkov y Poltava debido a los últimos ataques aéreos son críticos. Las estructuras afectadas trabajan en la extracción, producción y transporte de gas, funciones esenciales para la estabilidad energética del país.

El responsable de Naftogaz detalló en redes sociales que, junto con los servicios de emergencia ucranianos, los especialistas están respondiendo con rapidez y suficientes recursos para minimizar las consecuencias. La empresa ha calificado esos bombardeos como “el ataque más masivo a nuestra infraestructura de producción de gas desde que comenzó la guerra a gran escala” y acusa a Rusia de apuntar deliberadamente a instalaciones que no solo tienen importancia estratégica, sino también un impacto directo sobre la ciudadanía.

Este episodio se suma a una serie de ataques previos que ya habían provocado daños importantes en instalaciones de gas de Naftogaz, especialmente durante los meses de invierno de 2024-2025. En ese periodo, más de la mitad de la capacidad de producción de la empresa fue comprometida debido a bombardeos, aunque se logró restaurar más de la mitad de los volúmenes perdidos. Para compensar las pérdidas, Ucrania importó grandes cantidades de gas —cerca de 800 millones de metros cúbicos—, estabilizó el sistema y reforzó la coordinación con socios internacionales.

Asimismo, los informes señalan que, pese al daño estructural y operativo, muchas de las instalaciones afectadas no han dejado de funcionar por completo. El proceso de restauración y refuerzo de equipos y sistemas de protección está en marcha. Naftogaz ha subrayado la importancia de mantener activos sus almacenes subterráneos de gas, asegurar los importes necesarios y dialogar con donantes internacionales para garantizar la seguridad energética del país.

El momento no podía ser más delicado: se aproxima la temporada de calefacción, clave para millones de hogares ucranianos. Las amenazas no sólo son físicas sino logísticas y financieras, pues la degradación de la infraestructura puede generar cuellos de botella en la producción, transporte o almacenamiento del gas que alimenta calefacciones, industria y servicios públicos. También acentúa la dependencia de importaciones externas y del apoyo internacional para mantener operativa la red.

Más allá de la dimensión nacional, el ataque tiene implicaciones regionales y estratégicas. Rusia, al apuntar a infraestructura energética crítica, busca aumentar la presión sobre el gobierno ucraniano y su población, especialmente en un contexto en el cual la energía se convierte en un vector clave tanto para la resistencia civil como para la gobernanza. En ese marco, la robustez institucional de Naftogaz, la eficiencia de la respuesta en emergencias, y el acompañamiento internacional serán decisivos para evitar crisis mayores.

los recientes ataques a Járkov y Poltava no sólo agravan los daños materiales acumulados, sino que representan una alarma sobre la vulnerabilidad energética de Ucrania frente a la guerra. Mantener activo el sistema de gas, proteger sus infraestructuras críticas y asegurar suministros externos son tareas urgentes para evitar apagones severos y preservar el bienestar de la población a medida que avance el invierno.

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