Los mercados descuentan una distensión entre Rusia y Ucrania mientras Europa observa con escepticismo el plan de 28 puntos.

El plan de paz de Trump desploma oro y petróleo ante posible fin de sanciones

Las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania, reforzadas por el plan de 28 puntos de Donald Trump para levantar gradualmente las sanciones a Moscú, han desencadenado una oleada de ventas en los mercados de materias primas. El movimiento ha provocado un brusco ajuste en los precios del oro, la plata y el petróleo, donde los inversores empiezan a descontar un escenario de mayor normalización geopolítica y aumento de la oferta energética. Sin embargo, el aparente alivio convive con un fuerte escepticismo en Europa, que teme las implicaciones estratégicas de una relajación prematura de las sanciones y mantiene la prudencia ante un proceso de paz aún muy incipiente.

Gráficos de caída en los precios del petróleo y el oro tras las noticias sobre las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania.<br>                        <br>                        <br>                        <br>
Gráficos de caída en los precios del petróleo y el oro tras las noticias sobre las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania.

Tras meses de tensiones geopolíticas y repuntes en los precios de los activos refugio y la energía, el anuncio de este plan de paz ha actuado como detonante de un giro brusco en el sentimiento inversor. Los mercados se encuentran ahora en una fase de reajuste acelerado, en la que cada declaración política y cada filtración sobre el contenido del acuerdo puede recalibrar expectativas en cuestión de horas.

Mercados en alerta

Desde que se conocieron los detalles del plan de Trump para una distensión progresiva con Moscú, el impacto en las cotizaciones ha sido inmediato. El mercado ha interpretado la propuesta como una señal de que, al menos a corto plazo, podría abrirse una vía de salida al conflicto que ha condicionado la economía global desde 2022. Esta lectura ha impulsado una rotación desde activos defensivos hacia posiciones más cíclicas y de riesgo.

La reacción, no obstante, dista de ser homogénea. Mientras algunos inversores ven en el plan un primer paso hacia una normalización de los flujos comerciales y energéticos, otros advierten de que el texto aún carece de concreción y podría naufragar en el terreno diplomático. Esa combinación de esperanza y desconfianza explica la elevada volatilidad observada en las últimas sesiones.

Metales preciosos a la baja

El ajuste ha sido especialmente visible en los metales preciosos, tradicionalmente considerados refugio en tiempos de incertidumbre. El oro ha sufrido un descenso acusado hasta los 2.061 dólares la onza, corrigiendo parte del repunte acumulado en los últimos meses. La caída refleja un menor apetito por cobertura ante el riesgo geopolítico en un contexto en el que el mercado empieza a descontar menos tensión en el frente ruso-ucraniano.

La plata ha seguido la misma senda, con un retroceso superior al 2,3% que la aleja de su reciente marca cercana a los 29,5 dólares. Este movimiento simultáneo en ambos metales sugiere un reposicionamiento táctico más amplio por parte de los inversores, que reducen su exposición a activos defensivos a medida que aumenta la probabilidad percibida de un escenario de paz, aunque todavía incompleto.

Petróleo y sanciones

En el mercado del petróleo, la reacción se ha traducido en caídas moderadas pero significativas. El West Texas Intermediate (WTI) ha descendido hasta los 58,22 dólares por barril, mientras que el Brent se sitúa en torno a los 62,67 dólares, con desplomes superiores al 1% en ambos casos. Estas variaciones reflejan la expectativa de que Rusia pueda retomar con mayor normalidad sus exportaciones de crudo si las sanciones se suavizan.

El mercado descuenta la posible liberación de millones de barriles que hoy permanecen retenidos o circulan con restricciones y descuentos. Un aumento de la oferta rusa presionaría a la baja los precios internacionales, especialmente en un momento en que la demanda global muestra signos de desaceleración en algunas economías avanzadas. Para los productores, este nuevo equilibrio supondría un desafío, mientras que para los países importadores podría representar un alivio significativo en la factura energética.

Europa, China e India

La Unión Europea se posiciona en este escenario con un enfoque mucho más prudente. El plan de Trump genera cautela en las capitales europeas, donde se teme que una relajación de las sanciones pueda erosionar la posición de presión sobre Moscú y alterar el equilibrio estratégico en el continente. Ese escepticismo europeo introduce un elemento de incertidumbre adicional, al hacer menos lineal la transición hacia una hipotética normalización.

En paralelo, potencias importadoras como China e India siguen de cerca la evolución de las conversaciones. Ambos países han sido actores clave en la absorción del crudo ruso redirigido tras las sanciones occidentales y se preparan para una eventual normalización de flujos que podría traducirse en mejores condiciones de suministro y precios más competitivos. Su capacidad de negociación y su peso en la demanda global refuerzan la tendencia a la baja en los precios del petróleo si la distensión se materializa.

Inflación y crecimiento

El desplome en los precios de materias primas como el petróleo, el oro y otros metales ofrece un respiro para unas economías que han sufrido durante meses por el encarecimiento de la energía y los insumos básicos. Una corrección sostenida en estos mercados podría aliviar las presiones inflacionistas, facilitando el trabajo de los bancos centrales y reduciendo la necesidad de mantener políticas monetarias tan restrictivas.

Este posible alivio en la inflación se traduciría en mejores condiciones para el crecimiento económico, especialmente en países altamente dependientes de las importaciones de energía. Sectores intensivos en consumo energético, como la industria pesada o el transporte, serían algunos de los más beneficiados por un escenario de precios más moderados. Sin embargo, el mercado sigue atento a la posibilidad de que un eventual fracaso en las negociaciones devuelva la presión alcista a las materias primas.

Escenarios y riesgos

A medio plazo, el mercado de materias primas se sitúa en un punto crítico. Si las negociaciones avanzan y el plan de 28 puntos se traduce en medidas concretas, la tendencia bajista podría consolidarse, dando paso a una nueva fase de estabilidad relativa en los precios. Por el contrario, un estancamiento o una ruptura de las conversaciones podría provocar un rebote brusco, reavivando la demanda de activos refugio y tensionando de nuevo la oferta energética.

En última instancia, estos vaivenes ponen de manifiesto hasta qué punto la economía global está interconectada: un acuerdo diplomático o un simple borrador de plan de paz puede modificar expectativas y tendencias en cuestión de horas. El desenlace de estas negociaciones no solo definirá el rumbo del conflicto entre Rusia y Ucrania, sino también la trayectoria de inflación, crecimiento y estabilidad financiera en buena parte del mundo, como ya adelantan los movimientos en los mercados de materias primas.

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