Trump desata la “guerra total” contra los cárteles: anuncia bombardeos en tierra en Venezuela y más allá
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha confirmado que su Administración planea iniciar “muy pronto” ataques en tierra contra cárteles de la droga en Venezuela y otros países, tras las polémicas operaciones en el Caribe. Mientras la Casa Blanca reivindica una ofensiva “salvadora de vidas”, crecen las dudas sobre la legalidad de los ataques y el riesgo de una escalada militar en América Latina.
Trump pasa de los barcos a la “guerra total” en tierra firme
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha elevado de nuevo el tono en su cruzada contra el narcotráfico al anunciar que el país está preparado para empezar “muy pronto” ataques en tierra contra los cárteles de la droga en Venezuela y más allá. Preguntado por los bombardeos del 2 de septiembre contra embarcaciones en el mar Caribe, Trump respondió que las operaciones no se quedarán en el ámbito marítimo. Aseguró que “la tierra es mucho más fácil” y que Washington se dispone a dar ese siguiente paso, en un mensaje que refuerza la narrativa de una ofensiva sin límites y proyectada a escala regional.
De los ataques en el Caribe a los bombardeos sobre territorio venezolano
La Casa Blanca defiende que las operaciones navales contra embarcaciones sospechosas en el Caribe han sido “un éxito” en términos de vidas salvadas. Trump llegó a afirmar que cada barco destruido evita, de media, 25.000 muertes por drogas, una cifra difícil de verificar pero muy efectiva en términos políticos. Ahora, el giro hacia ataques en tierra abre un escenario mucho más complejo: se trataría de intervenir directamente en territorio extranjero, con el riesgo de bajas civiles, destrucción de infraestructuras y una inevitable tensión diplomática con los gobiernos afectados, empezando por el de Nicolás Maduro en Venezuela.
Mandos “empoderados” y dudas sobre la cadena de mando
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha señalado que ha “empoderado” a los mandos militares para decidir sobre el terreno cuándo y cómo ejecutar los ataques. Según sus declaraciones, el comandante del Mando de Operaciones Especiales (SOCOM), el almirante Mitch Bradley, dispone de autoridad para hundir las embarcaciones sospechosas. Esta flexibilidad operativa, presentada como clave para reaccionar rápido ante objetivos vinculados al narcotráfico, ha encendido sin embargo las alarmas entre juristas y organizaciones de derechos humanos, especialmente tras las informaciones que apuntan a un segundo ataque contra supervivientes de una primera acometida en el mar. Varios expertos advierten de que algunos de estos episodios podrían rozar la definición de crímenes de guerra.
Venezuela en el centro del tablero geopolítico
Venezuela se ha convertido en uno de los ejes de la estrategia de Washington en la región. Negocios TV ya ha analizado cómo la “guerra antidroga” de EE. UU. en Venezuela mezcla objetivos de seguridad, intereses energéticos y presión política sobre el régimen de Maduro, en una partida con múltiples capas. La posibilidad de ataques en tierra supondría un salto cualitativo respecto a las operaciones marítimas y aéreas, alimentando el temor a una intervención progresiva sobre el país caribeño. Mientras la Administración Trump insiste en que su objetivo son los cárteles y las rutas de narcotráfico, en Caracas se interpreta el mensaje como un intento de cambiar el equilibrio de poder interno por vía militar.
Legalidad cuestionada y riesgo de escalada regional
El anuncio de Trump abre numerosas incógnitas jurídicas. Para lanzar ataques en tierra en países soberanos sin una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU ni una invitación formal del gobierno afectado, Washington debería justificar estas acciones como legítima defensa o ampararse en alguna forma de “guerra contra el narcoterrorismo”. Varios congresistas en Estados Unidos ya reclaman investigaciones sobre la legalidad de los ataques previos en el Caribe y exigen transparencia sobre las reglas de enfrentamiento que se aplicarán en tierra. A esto se suma la preocupación de otros países latinoamericanos, que temen que la lógica de los bombardeos se extienda a sus fronteras si son señalados como rutas clave del narcotráfico.
Una guerra con muchas preguntas y pocas respuestas
Con el anuncio de futuras operaciones terrestres, la “guerra contra los cárteles” entra en una nueva fase. La Casa Blanca vende la ofensiva como una cruzada necesaria para salvar vidas en Estados Unidos, pero cada paso militar aumenta el riesgo de errores, víctimas colaterales y conflictos diplomáticos. Para Venezuela, el mensaje es claro: la presión ya no se limita al mar. Para el resto de la región, la pregunta es cuánto tiempo tardará esta estrategia en cruzar nuevas líneas rojas. En medio de la retórica de mano dura y golpes preventivos, sigue sin resolverse el interrogante de fondo: ¿hasta qué punto la vía militar puede realmente desmantelar las redes del narcotráfico sin desestabilizar, aún más, a un continente entero?
