Trump va a por Maduro: la ambigüedad estratégica de EE. UU. en Venezuela
El coronel retirado Alberto Gallego Gordón analiza la política estadounidense hacia Venezuela y advierte que la operación en el Caribe responde más a un interés político que a una verdadera lucha contra el narcotráfico.
La crisis entre Estados Unidos y Venezuela vuelve a colocarse en el centro de la agenda internacional. Con el despliegue militar en el Caribe, la administración de Donald Trump buscaba enviar un mensaje claro al gobierno de Nicolás Maduro, pero según el coronel retirado del Ejército del Aire y del Espacio, Alberto Gallego Gordón, la operación carecía de un objetivo estratégico definido.
El profesor en relaciones internacionales explica que la política exterior de Washington en este caso se caracteriza por su ambigüedad y su erraticidad. Aunque la Casa Blanca presentó la iniciativa como una ofensiva contra el narcotráfico, la realidad es que la acción fue selectiva y respondió más a intereses políticos inmediatos que a un combate real y sostenido contra la droga. “No todo narcotráfico es igual a ojos de EE. UU., el problema es qué actores políticos lo sostienen”, apunta Gallego.
En su análisis, recuerda que el narcotráfico en Venezuela se ha convertido en un elemento estructural de poder, lo que convierte al país en lo que define como una “narco-dictadura”. Combatirlo exige medidas mucho más amplias: investigación financiera, control de las élites que se benefician del negocio y un enfoque integral que vaya más allá del componente militar. Las operaciones navales en aguas internacionales, subraya, pueden tener un efecto puntual, pero nunca un impacto real en la raíz del problema.
El experto también señala los riesgos legales y diplomáticos que implica este tipo de despliegues. Acciones contra buques en aguas internacionales podrían ser condenadas por países latinoamericanos y organismos multilaterales, generando un costo político y reputacional para Washington. No obstante, Gallego descarta una escalada militar de envergadura: ni los aliados de Maduro cuentan con capacidad ni existe un interés real de otros actores internacionales en implicarse directamente en la defensa de Venezuela.
Más allá de la fuerza simbólica, el coronel retirado insiste en que cualquier transformación política duradera en Caracas no puede llegar por imposición externa, sino a través de la propia población venezolana. “El cambio de régimen no se decreta desde fuera, debe nacer dentro”, concluye.
El caso Venezuela refleja, en última instancia, las contradicciones de la política exterior estadounidense: presión, despliegues militares y sanciones que buscan enviar mensajes, pero que rara vez logran articular una estrategia coherente y efectiva para la región.