Ucrania

Ucrania a oscuras: la nueva ofensiva rusa deja ciudades enteras sin luz, agua ni esperanza ante un invierno de terror energético

Ucrania enfrenta una ofensiva rusa que deja ciudades a oscuras, sin luz ni agua, sumergiendo a miles en un invierno de terror energético que pone en jaque su esperanza

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La situación energética en Ucrania se ha deteriorado drásticamente en las últimas horas tras una nueva oleada de ataques rusos contra infraestructuras críticas. Las regiones de Chernihiv y Sumy han sido las más afectadas, con cientos de miles de personas sin electricidad y agua y al menos cuatro civiles muertos por los bombardeos.

El Ministerio de Energía ucraniano confirmó que los ataques destruyeron varias instalaciones eléctricas, dejando sin suministro a la capital regional de Chernihiv y a localidades del norte. Aunque algunas zonas recuperaron la luz parcialmente, los drones rusos continuaron sobrevolando los puntos dañados, impidiendo las reparaciones. “Rusia está usando el frío como arma para aterrorizar a la población”, declaró el presidente Volodímir Zelenski.

La nueva estrategia del Kremlin parece enfocarse en golpear regiones concretas, más que en atacar la red nacional. Analistas del Energy Research Center apuntan a un cambio táctico: los ataques ya no buscan colapsar todo el sistema eléctrico, sino desgastar zonas fronterizas y frenar la recuperación local. En Sumy, los bombardeos destruyeron transformadores y gasoductos, dejando a miles de personas sin calefacción.

En la ciudad de Shostka, el hospital local funciona gracias a generadores que consumen medio tonelada de combustible al día —unos 250.000 hryvnias semanales—, una cifra insostenible a largo plazo. “Si el generador falla, nuestros pacientes de diálisis no pueden sobrevivir”, explicó el director del centro.

Mientras tanto, en Chernihiv, la población se refugia en los llamados “puntos de invencibilidad”, carpas equipadas con estufas y cargadores, donde los vecinos pueden calentarse y conectarse a internet. “Un niño no fue al colegio y otro no a la guardería, porque no había luz ni clases”, relató una maestra local.

Las autoridades ucranianas han declarado una alerta energética máxima y mantienen los cortes de energía de emergencia para evitar el colapso total de la red. Según el Ministerio, los equipos de reparación trabajan sin descanso, aunque las alarmas antiaéreas y la presencia constante de drones dificultan las labores.

Los expertos advierten que Ucrania se enfrenta a un invierno especialmente duro. Rusia habría triplicado la escala de sus ataques con drones respecto al año pasado, lanzando hasta 600 aparatos simultáneamente y superando las defensas antiaéreas en puntos concretos. “Cada vez que logramos reparar algo, vuelve a ser destruido. Pero seguimos, no hay otra opción”, declaró Bohdan Bilous, técnico eléctrico en Sumy.

En palabras del alcalde interino de Chernihiv, Oleksandr Lomako, la ciudad “ya resistió el asedio de 2022 y volverá a hacerlo ahora”. Sin embargo, la sensación general entre la población es de agotamiento. Los cortes, el frío y la incertidumbre vuelven a marcar el día a día de millones de ucranianos que, como en los inviernos anteriores, deben prepararse para vivir entre apagones y generadores.

La comunidad internacional, mientras tanto, sigue de cerca el desarrollo de esta nueva ofensiva energética rusa, que pone a prueba no solo la resistencia de las infraestructuras ucranianas, sino también la capacidad del país para sostener su vida civil bajo el ataque constante.

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