La gira europea de Zelensky, el encuentro de Trump con Mohammed bin Salmán y la “Operación Venezuela” dibujan un escenario global de alianzas ambiguas y creciente desconfianza.

Zelensky, Arabia Saudí y Venezuela tensan el tablero geopolítico de EE UU

En un momento en que cada gesto diplomático se analiza al detalle, la reciente gira de Volodímir Zelensky por Francia y España y el encuentro en la Casa Blanca entre Donald Trump y el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salmán revelan un mapa de alianzas mucho más complejo de lo que dejan ver los comunicados oficiales. Las relaciones de Arabia Saudí con la OTAN y con el Gobierno de Israel, las dudas europeas sobre el rumbo de Ucrania, la llamada “Operación Venezuela” en el Caribe y el regreso del caso Jeffrey Epstein al debate público se cruzan en un mismo tablero marcado por la polarización y la desconfianza.

Imagen que muestra un encuentro diplomático entre Donald Trump y Mohammed bin Salmán, con fondo alusivo a temas geopolíticos.<br>                        <br>                        <br>                        <br>
Imagen que muestra un encuentro diplomático entre Donald Trump y Mohammed bin Salmán, con fondo alusivo a temas geopolíticos.

Mientras Oriente Medio vuelve a situarse en el centro del juego estratégico, Europa afronta sus propias divisiones internas respecto a la guerra en Ucrania y al futuro de la ampliación comunitaria. Al otro lado del Atlántico, Washington refuerza su presencia en el Caribe y reabre viejos escándalos en plena pugna entre republicanos y demócratas, en un clima político cada vez más crispado.

Alianzas en Oriente Medio

Las conexiones entre Arabia Saudí y altos mandos de la OTAN no son nuevas, pero en el actual proceso de reconfiguración del poder en Oriente Medio adquieren una dimensión más estratégica. Las negociaciones discretas, los acuerdos de cooperación y los contactos militares se producen en un entorno donde las líneas entre socio, competidor y aliado táctico son cada vez más difusas. 

A esta ecuación se suma la relación con Israel, un actor clave que añade capas de complejidad a cualquier intento de lectura lineal de la región. La aproximación saudí-israelí, con avances y retrocesos, se mueve entre la búsqueda de estabilidad y la gestión de recelos internos y externos, lo que obliga a una diplomacia de equilibrios delicados.

El papel de Mohammed bin Salmán

En esta telaraña de intereses, Mohammed bin Salmán se consolida como un protagonista central. Su visita a una Casa Blanca presentada como sobria pero cargada de simbolismo va más allá de la cordialidad protocolaria: funciona como un mensaje directo a aliados, rivales y opinión pública sobre el peso específico de Riad en el tablero global. 

Detrás de la imagen cuidadosamente proyectada del príncipe heredero se sitúan intereses económicos y políticos de amplio alcance, desde la energía hasta las inversiones estratégicas. Este acercamiento reaviva debates sobre la transparencia y las dudas recurrentes en torno a la influencia saudí en la política internacional, tanto en Washington como en las capitales europeas.

Zelensky ante la resistencia europea

Mientras Oriente Medio concentra titulares, Europa vive su propia agitación política. La gira de Zelensky por Francia y España busca reforzar el apoyo a Ucrania frente a Rusia y mantener viva la agenda de integración europea de Kiev. Sin embargo, la resistencia de varios países a la entrada de Ucrania en la Unión Europea refleja tensiones de fondo que van más allá de la coyuntura bélica. 

Las dudas se alimentan tanto de consideraciones políticas y económicas como de recelos sobre el impacto que tendría una ampliación acelerada. En algunos socios pesa la preocupación por la capacidad de absorción de la UE; en otros, los debates internos y el desgaste de la guerra condicionan cualquier decisión estratégica.

Escándalos y legitimidad en Ucrania

A este contexto se suman las acusaciones que, en los últimos meses, han salpicado a la clase dirigente ucraniana, con señalamientos que van desde malversación hasta presuntas influencias indebidas en decisiones clave. Aunque muchas de estas denuncias están en diferentes fases de verificación, contribuyen a erosionar la confianza en la gestión del Gobierno y ofrecen munición a los sectores más reticentes en Europa.

El resultado es una crisis de legitimidad potencial, tanto interna como externa, que Zelensky intenta neutralizar mediante giras diplomáticas y mensajes de compromiso con las reformas. La incógnita es si será suficiente para disipar las sombras y consolidar su agenda internacional en un momento de fatiga y escepticismo creciente.

Operación Venezuela y el Caribe estratégico

En paralelo, Estados Unidos intensifica su actividad en el Caribe con la llamada “Operación Venezuela”, presentada oficialmente como una ofensiva contra el narcotráfico. Para diversos analistas, sin embargo, este despliegue responde también a un objetivo político: elevar la presión sobre el régimen de Nicolás Maduro y reforzar la capacidad de influencia de Washington en su vecindario inmediato. 

Estas maniobras subrayan la vigencia de la doctrina de influencia estadounidense en América Latina y evidencian que la competencia geopolítica en el hemisferio sigue abierta. La combinación de operaciones de seguridad, sanciones económicas y presión diplomática muestra hasta qué punto la región continúa siendo un espacio clave en la estrategia global de Estados Unidos.

Epstein y la polarización interna en EE UU

En el frente interno estadounidense, el caso Jeffrey Epstein vuelve a situarse en el centro del debate con la inminente publicación de nuevos documentos. Las revelaciones previstas se han convertido en un instrumento de desgaste mutuo en la batalla entre republicanos y demócratas, que se acusan unos a otros de vínculos comprometidos con el entorno del financiero. 

El regreso de este escándalo no solo reabre interrogantes sobre la fragilidad moral de parte de las élites, sino que actúa como un reflejo de la profunda polarización que atraviesa Estados Unidos. Más allá de los nombres propios, el caso funciona como síntoma de un sistema político en el que los episodios del pasado se convierten en armas arrojadizas permanentes.

Un tablero en tensión

La sucesión de estos episodios —la gira de Zelensky por Europa, la centralidad creciente de Arabia Saudí en la agenda de Washington, la Operación Venezuela en el Caribe y el regreso del caso Epstein— dibuja un escenario global de tensiones superpuestas. Cada movimiento diplomático, militar o judicial tiene efectos que trascienden fronteras y se proyectan sobre varios frentes a la vez.

En este contexto, la pregunta de fondo es si el sistema internacional dispone de mecanismos suficientes para gestionar unas alianzas cada vez más ambiguas y una opinión pública expuesta a narrativas cruzadas. El tablero geopolítico parece avanzar hacia una fase en la que la estabilidad será la excepción y no la norma, con consecuencias aún difíciles de calibrar para Europa, Estados Unidos y el resto del mundo.

 

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