Dow Jones cierra la semana en positivo pese al “susto” de la Fed: Amazon tira del Nasdaq, el dólar se fortalece y vuelven las dudas por el gasto en IA
La última semana de octubre en Wall Street fue una mezcla de trucos y golosinas: el impulso de resultados tecnológicos —con Amazon a la cabeza— dejó saldo semanal y mensual positivo para los principales índices, pero la advertencia de Jerome Powell de que un recorte en diciembre “no está garantizado” enfrió la euforia y fortaleció al dólar. En el balance, el Dow Jones avanzó ~0,75% en la semana, el S&P 500 ganó ~0,7% y el Nasdaq rebotó ~2,24%, ayudado por un subidón de Amazon cercano al 10% tras unas cuentas que sorprendieron en ingresos, beneficios y, sobre todo, en la aceleración de AWS. A nivel mensual, el Nasdaq encadenó siete meses al alza (+4,7% en octubre), su racha más larga desde 2018; el Dow sumó su sexto mes seguido (+2,5%), la secuencia más prolongada desde 2018; y el S&P firmó su sexto mes consecutivo en verde, algo que no se veía desde 2021.
El detonante de la remontada fue Amazon. La compañía presentó unos resultados que superaron las expectativas: crecimiento de ventas de doble dígito, un salto notable en el negocio publicitario y una re-aceleración de AWS que, combinada con una guía optimista, disparó la acción y, por arrastre, a los índices ponderados por megacaps. La reacción fue inmediata: las acciones llegaron a subir en torno a un 10% en la sesión posterior, contribuyendo a que el S&P 500 y el Nasdaq cerraran el viernes en verde y a que el mes concluyera con ganancias generalizadas. El mercado leyó las cifras como una validación de la tesis de “IA monetizable” en los gigantes cloud, y como alivio frente al temor a una desaceleración del consumo en EE. UU.
No obstante, la semana no fue un camino recto. En la víspera, Powell había recordado que la Reserva Federal no da por hecho otro recorte de tipos en diciembre. Su mensaje —después de una rebaja de 25 puntos básicos— tuvo un efecto inmediato: moderación en la renta variable, repunte del dólar y reajuste de expectativas en los futuros de fondos federales. El S&P 500 llegó a aplanarse tras ceder ganancias intradía, mientras el mercado reducía las probabilidades de un nuevo recorte a “dos contra uno” para la reunión de diciembre. El tono de “datos-dependencia” —y la mención a los riesgos inflacionarios derivados de aranceles— reintrodujo volatilidad táctica en una temporada de resultados que, por lo demás, venía sosteniendo el rally.
En paralelo, el foco volvió a las “megacaps”: en días previos, las caídas en Meta y los comentarios sobre capex en inteligencia artificial, junto con algunos matices en Microsoft —donde el empuje cloud convivió con inquietud por la factura de la IA—, habían presionado a los índices y recordado que gran parte del avance de 2025 descansa en un puñado de nombres. El viernes, sin embargo, el viento volvió a soplar a favor: además de Amazon, el anuncio del “stock split” de Netflix alimentó el humor del mercado, y Apple, pese a batir previsiones, tuvo una reacción accionarial tibia, reflejando la barra cada vez más alta en expectativas. La narrativa dominante fue que la tecnología —casi el 38% del S&P 500— mantiene el liderazgo de beneficios, pero no sin “ruido” en forma de mayores gastos y devaluación de sorpresas.
Más allá de los resultados, el factor macro internacional añadió capas a la historia semanal. El Banco de Japón mantuvo tipos y dejó la puerta entreabierta a subidas en diciembre; lejos de fortalecer al yen, el mensaje fue leído como menos agresivo de lo esperado y la divisa japonesa se debilitó frente al dólar. La reacción global incluyó ventas en megacaps el jueves y un tono más cauto en Asia, con China afectada por datos manufactureros débiles. El viernes, Wall Street deshizo buena parte de ese bache gracias al efecto Amazon y al alivio en los rendimientos del Tesoro, que cayeron ligeramente tras digerirse el discurso de Powell. En divisas, el dólar cerró la semana con sesgo alcista, coherente con un mercado que aún ve la Fed por delante del resto en el ritmo (y profundidad) del ciclo de recortes.
El cóctel de la semana dejó varias lecciones operativas. Primero, la pauta “resultados > macro” volvió a imponerse cuando el informe corporativo tiene tamaño suficiente para mover índices. Eso fue Amazon. Segundo, la dispersión intratech —entre quienes monetizan ya la IA y quienes todavía la capitalizan vía narrativa— está aumentando, y se traduce en rotaciones dentro del propio grupo de megacaps. Tercero, el mercado escucha a la Fed: basta un “no está cantado” de Powell para que el dólar suba, los rendimientos se reprecien y el apetito por riesgo se modere, incluso si la tendencia de fondo sigue siendo alcista.
En ese sentido, el Dow Jones ofreció su clásica lectura de “economía real” y defensivos: subió con anclajes distintos a los del Nasdaq —más distribución sectorial, más sensibilidad a resultados de industriales y consumo básico— y acumuló su sexto mes consecutivo en positivo. En la foto de cierre semanal, el Dow avanzó en torno a 0,75%, apoyado por el rebote amplio de fin de semana y a pesar de los vaivenes provocados por las tecnológicas a mitad de semana. La conclusión práctica: el sesgo comprador se mantiene, pero ahora convive con un dólar más fuerte y con la idea de que diciembre podría no traer tanto alivio monetario como algunos descuentan.
También hubo narrativa sectorial al margen de Big Tech. Energía asomó como fuente de volatilidad de cara a nuevos balances —con los inversores atentos a márgenes E&P y a la sensibilidad de las petroleras a un crudo que se ha movido en rangos—, mientras consumo discrecional vivió un pequeño examen transversal: desde retailers sensibles al poder adquisitivo de los hogares hasta servicios ligados a ocio y streaming. En semiconductores, el mercado siguió de cerca la estela de Nvidia, que esta semana volvió a aparecer en titulares por su valoración récord de 5 billones, como recordatorio de que la tesis de cómputo acelerado sigue dictando el paso.
En suma, la semana de “trucos y golosinas” dejó un mensaje claro: el mercado mantiene su marcha alcista, pero los frenos de la Fed siguen funcionando. Los índices cerraron la semana y el mes con avances; el Dow Jones consolidó su racha mensual más larga desde 2018; el Nasdaq sumó su mejor secuencia desde 2018; y el S&P encadenó seis meses positivos, algo no visto desde 2021. El impulso vino de resultados —empezando por Amazon— y del relato de IA que, pese a los sustos por capex, continúa sosteniendo las valoraciones de las megacaps. Del otro lado, el dólar firme, el yen débil y un Powell reacio a prometer más recortes en 2025 recordaron que el precio del dinero sigue marcando límites a las subidas.
Para la próxima semana, los catalizadores pasan por el goteo final de la temporada de resultados, datos macro de actividad y empleo —claves para recalibrar las apuestas de diciembre— y cualquier pista adicional sobre la trayectoria de los tipos a ambos lados del Pacífico. Con ese telón de fondo, la estrategia dominante parece ser “comprar calidad en las caídas”, mantener caja para episodios de volatilidad táctica y vigilar la rotación dentro de tecnología. De momento, Wall Street se despide de octubre con el listón alto y con la sensación —cada vez más instalada— de que la tendencia alcista puede seguir, pero tendrá que convivir con un banco central que no quiere que el mercado se adelante demasiado.
Si noviembre confirma que los beneficios sostienen las valoraciones y que la Fed mantiene el compás, el Dow Jones podría ampliar su racha. Si, por el contrario, los datos laborales fortalecen la mano de quienes piden prudencia, el mercado tendrá que demostrar que su resiliencia no depende solo de uno o dos gigantes. En cualquiera de los casos, la semana que termina deja a los inversores con una conclusión sobria: el rally no se rompió con Powell, pero tampoco es a prueba de Powell.

