Dow jones sube 200 puntos: Micron lidera el rebote tecnológico y desata el rally navideño en Wall Street
Wall Street haya encontrado gasolina extra para el tramo final del año: la nueva ola de optimismo en torno a la inteligencia artificial.
Este viernes, los índices estadounidenses avanzaron con claridad, impulsados por el récord de Micron y las subidas de Nvidia y Oracle.
El S&P 500 ganó un 0,89%, el Nasdaq un 1,17% y el Dow Jones un 0,57%, pese al castigo a pesos pesados del consumo como Nike.
Todo ello en una sesión especialmente volátil por la “triple witching” y con los tipos de la deuda a 10 años repuntando hacia el 4,15%.
El mercado celebra el rally… pero las encuestas de sentimiento recuerdan que el miedo a un giro brusco sigue muy presente.
Micron y el nuevo impulso de la IA
La sesión tuvo un protagonista indiscutible: Micron Technology. El fabricante de memoria subió alrededor de un 7,4%, firmando un nuevo máximo histórico tras unas previsiones que apuntalan la tesis de que la demanda de chips ligados a la IA seguirá disparada en 2026.
La mejora de guidance en ingresos y márgenes confirma que el ciclo de memoria ha dado la vuelta y que los chips para centros de datos de IA, entrenamientos de modelos y almacenamiento de grandes volúmenes de datos se han convertido en el nuevo motor de beneficios. Este hecho revela algo clave: la narrativa de la IA vuelve a estar respaldada por resultados, no solo por expectativas.
El movimiento de Micron arrastró al conjunto del sector: el índice Philadelphia Semiconductor (SOX) repuntó en torno al 3,1%, reforzando la idea de que los inversores vuelven a rotar hacia los “ganadores estructurales” del ciclo tecnológico después de varias semanas de toma de beneficios.
Para muchos gestores, el mensaje es que, mientras la Reserva Federal mantenga viva la posibilidad de recortes de tipos en 2026 y los beneficios acompañen, la tecnología ligada a la IA seguirá marcando el paso de Wall Street.
Nvidia, Oracle y el efecto arrastre en el Nasdaq
Junto a Micron, Nvidia volvió a ejercer de termómetro del apetito por el riesgo. Sus títulos subieron alrededor de un 3,3% tras conocerse que Estados Unidos ha abierto una revisión que podría permitir, bajo ciertas condiciones, los primeros envíos a China de su segundo chip de IA más potente, vetado hasta ahora por los controles de exportación.
El movimiento no es menor: una relajación parcial del veto ampliaría el mercado direccionable de Nvidia y aliviaría el temor a una erosión estructural de su negocio en el gigante asiático. El mercado leyó la noticia como una señal de que Washington podría optar por un enfoque más matizado, combinando presión estratégica y pragmatismo comercial.
También Oracle se apuntó a la fiesta, con una subida de en torno al 7,6%, después de que ByteDance firmara acuerdos vinculantes para ceder el control de las operaciones de TikTok en Estados Unidos a un consorcio de inversores donde el grupo de cloud figura como actor central.
Más que una simple operación corporativa, el movimiento refuerza la posición de Oracle como socio tecnológico de referencia en el entorno de grandes plataformas digitales, con contratos de largo plazo que dan visibilidad a sus ingresos en la nube.
El resultado fue un Nasdaq claramente alcista, en el que la concentración del rendimiento en unos pocos nombres de megacapitalización vuelve a ser evidente, con implicaciones tanto positivas (tracción del índice) como inquietantes (fragilidad si alguno de estos líderes tropieza).
Rally de diciembre: la estadística detrás del optimismo
La sesión se enmarca en un contexto estacional favorable. Desde 1950, el llamado “Santa Claus rally” se traduce en una subida media del 1,3% del S&P 500 en los últimos cinco días de cotización del año y los dos primeros de enero, de acuerdo con el Stock Trader’s Almanac.
Los inversores conocen bien este patrón y, en parte, lo anticipan: carteras que se reequilibran, coberturas que se deshacen y gestores de fondos que maquillan cierres de año reforzando posiciones ganadoras. Este diciembre no está siendo una excepción. A media sesión, nueve de los once sectores del S&P 500 cotizaban en verde, con tecnología y consumo discrecional a la cabeza, mientras utilities y consumo básico cedían un 0,53% y un 0,21%, respectivamente.
El contraste resulta claro: el mercado se posiciona para un fin de año fuerte, apoyado en el relato de bajadas de tipos futuras, incluso cuando algunos datos macro y de beneficios sugieren que el aterrizaje suave de la economía estadounidense aún no está garantizado. La estadística está del lado de los alcistas, pero la concentración sectorial del repunte añade una dosis de fragilidad al cuadro.
Triple witching: volatilidad técnica en pleno subidón
El viernes no fue una sesión cualquiera. Coincidía la llamada “triple witching”, la expiración simultánea trimestral de opciones sobre acciones, futuros sobre índices y opciones sobre índices.
En este tipo de jornadas, el volumen se dispara y los movimientos intradía se amplifican por el cierre de estrategias de derivados, reajustes de coberturas y rebalanceos automáticos de fondos indexados y cuantitativos.
Pese a ese ruido técnico, el saldo fue claramente positivo: en la Bolsa de Nueva York, los valores al alza superaron a los bajistas por 1,55 a 1, mientras que en el Nasdaq la relación fue de 1,56 a 1. El S&P 500 registró 16 máximos y solo 2 mínimos de 52 semanas, y el Nasdaq, 73 máximos frente a 126 mínimos, reflejo de un mercado aún selectivo, pero con un sesgo comprador dominante.
Lo importante de estas jornadas es menos el dato puntual y más el test de resistencia: si un rally sobrevive a una triple hora bruja sin grandes sobresaltos, muchos operadores interpretan que hay dinero real detrás de las subidas, no solo flujos mecánicos de corto plazo.
Nike y el castigo a los gigantes del consumo
La otra cara del día la protagonizó Nike. La compañía cayó en torno a un 11%, borrando de un plumazo semanas de avance, después de encadenar el segundo trimestre consecutivo de caída de márgenes brutos, lastrada por la debilidad en China y por el ajuste de su mix de producto.
El mercado castigó especialmente el descenso de unos 300 puntos básicos en el margen bruto, hasta niveles ligeramente por encima del 40%, así como la caída de alrededor del 17% en ventas en China, un mercado clave donde la marca lleva varios trimestres perdiendo tracción frente a rivales locales.
La presión no se limitó a Nike. El fabricante de patatas fritas congeladas Lamb Weston se desplomó un 24% tras advertir de un resto de ejercicio con demanda “modesta”, mientras Conagra cedía cerca de un 2% tras unos resultados flojos.
Este hecho revela una rotación soterrada: parte del dinero que sale de consumo y alimentación —sectores que sufren el impacto de tipos aún altos y cambios en los hábitos de gasto— se está reubicando en tecnología y valores de crecimiento ligados a la IA.
El termómetro AAII: rally en Bolsa, nervios en los hogares
Si se mira la pantalla, el tono es claramente optimista. Si se observa la encuesta semanal de la American Association of Individual Investors (AAII), el mensaje es más matizado. El sentimiento bajista entre los inversores particulares subió 2,6 puntos, hasta el 33,2%, por encima de su media histórica del 31% por 45ª vez en 47 semanas.
El sentimiento alcista descendió ligeramente hasta el 44,1%, todavía por encima de la media de largo plazo del 37,5%, mientras que la postura neutral cayó al 22,7%, muy por debajo de su media del 31,5% por 74ª vez en 76 semanas. El diferencial alcistas-bajistas se estrechó desde el 14% de la semana anterior hasta el 10,9%, aunque sigue por encima de su promedio de 6,5 puntos.
El diagnóstico es inequívoco: el mercado sube, pero el escepticismo estructural no ha desaparecido. Muchos particulares siguen viendo probable una corrección en los próximos seis meses, lo que limita el riesgo de una euforia desatada… pero también insinúa que cualquier tropiezo macro o geopolítico puede desencadenar ventas rápidas.
La Reserva Federal, en la sombra del rally
Detrás de la subida de la renta variable sigue estando la misma pregunta: ¿cuándo empezará la Reserva Federal a recortar tipos? Los últimos datos de inflación mostraron que los precios al consumo en noviembre crecieron por debajo de lo previsto, lo que alimentó la idea de un aterrizaje suave.
Sin embargo, algunos analistas advierten de que esa lectura podría estar distorsionada por el largo cierre administrativo que afectó a la recogida de datos de octubre, lo que añade ruido estadístico a una variable ya de por sí volátil.
Según LSEG, los futuros sobre tipos descuentan al menos dos recortes de 25 puntos básicos en 2026, con una probabilidad cercana al 20% de que el primer movimiento llegue tan pronto como en enero.
Mientras tanto, la rentabilidad del Treasury a 10 años ronda el 4,15%, un nivel que sigue siendo restrictivo en términos históricos, pero compatible con valoraciones elevadas en Bolsa si los beneficios continúan sorprendiendo al alza.
La conclusión para el inversor es incómoda: el rally actual vive en un delicado equilibrio entre la promesa de tipos más bajos y el riesgo de que la Fed mantenga el tono duro si la inflación se resiste a ceder.
¿Rally sostenible o trampa de fin de año?
Con los índices cerca de máximos y los grandes nombres tecnológicos volviendo a tirar del carro, la cuestión que se hacen los gestores es si este rebote de diciembre es el inicio de un nuevo tramo alcista o una trampa de fin de año favorecida por factores técnicos y estacionales.
A favor de la continuidad juegan unos datos de inflación más benignos, el impulso de beneficios en el sector de chips de IA y el patrón histórico del Santa Claus rally. En contra, una serie de elementos que no conviene ignorar: valoraciones exigentes en buena parte del Nasdaq, consumo global tensionado —como muestra el castigo a Nike o Lamb Weston— y un sentimiento inversor que, aunque positivo, sigue mostrando una bolsa no menor de pesimismo latente.
Este hecho revela la paradoja de Wall Street en 2025: la tecnología asociada a la IA se ha convertido en refugio y apuesta de crecimiento a la vez. Mientras tanto, los sectores ligados al ciclo real de la economía envían señales más ambiguas. Si ese desacople se corrige a la baja o se cierra por la vía de un mayor crecimiento de beneficios será, probablemente, el gran tema de los mercados en 2026.


