El gas en Europa marca mínimos de 18 meses entre el respiro del clima y la diplomacia sobre Ucrania

El gas europeo se hunde por debajo de 30 €/MWh: alivio inmediato en la factura, dudas a medio plazo

Los precios del gas natural en Europa han caído este lunes a su nivel más bajo desde mayo de 2024, impulsados por previsiones de un tiempo más suave en las próximas semanas y por el impulso del plan de paz de Estados Unidos para Ucrania, que el mercado interpreta como un posible freno a las tensiones sobre las exportaciones energéticas. Para los contratos de diciembre, los futuros británicos bajan en torno a un 0,9%, hasta 77,844 peniques por termia, mientras que el TTF holandés retrocede un 1% y se sitúa en torno a los 29,9 euros por megavatio hora, perforando la barrera psicológica de los 30 euros por primera vez en un año y medio.
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EPA-EFE/TOMS KALNINS

Para los contratos de diciembre, los futuros británicos bajan en torno a un 0,9%, hasta 77,844 peniques por termia, mientras que el TTF holandés retrocede alrededor de un 1% y se sitúa en torno a los 29,9 euros por megavatio hora, perforando la barrera psicológica de los 30 euros por primera vez en un año y medio.

El movimiento no es solo una buena noticia para las familias y las empresas europeas, muy castigadas por la crisis energética desde 2022, también es una señal de cómo ha cambiado el tablero del gas en el Viejo Continente. Hoy el precio reacciona a dos fuerzas a la vez: un factor físico —almacenamientos llenos y previsión de un invierno relativamente benigno— y un factor político —la posible distensión si el plan de paz para Ucrania prospera, aunque sea de forma parcial—.

En el frente puramente de mercado, el TTF, referencia europea, encadena varias sesiones de descensos hasta marcar un mínimo de unos 30 €/MWh, niveles que no se veían desde la primavera de 2024. La curva de futuros refleja un escenario de menor tensión inminente en el suministro, justo cuando Estados Unidos y Ucrania discuten una hoja de ruta de paz revisada y el mercado descuenta que un acuerdo, aunque sea limitado, podría traducirse con el tiempo en menos presión sobre las sanciones a la energía rusa.

El otro gran ingrediente es el clima. Las previsiones apuntan a temperaturas más suaves de lo habitual para finales de noviembre y primeras semanas de diciembre en buena parte de Europa, lo que alivia el consumo de gas para calefacción y permite dos cosas a la vez: retrasar las retiradas masivas de almacenamiento y mantener un colchón de seguridad más holgado para el resto del invierno. Con unas reservas medias por encima del 80% en la UE y un objetivo de llenado elevado al inicio de cada temporada, el mensaje para los traders es claro: no hay una urgencia inmediata por comprar gas caro.

Este respiro llega después de dos años en los que el gas ha sido protagonista permanente en Negocios TV: primero por los máximos históricos tras el corte de suministros rusos, después por la carrera de Europa para asegurarse gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos y otros proveedores, que ha dejado al continente atado a contratos de largo plazo y a una infraestructura acelerada de regasificación. Hoy, con precios más contenidos, esa misma estrategia se ve bajo otra luz: ha aportado seguridad de suministro, pero también ha cambiado de raíz la dependencia energética europea.

Para los hogares, el impacto no es inmediato uno a uno, pero sí relevante: precios mayoristas más bajos suelen traducirse, con cierto desfase y según país, en tarifas de gas y luz menos tensionadas, menor presión sobre las facturas reguladas y más margen para que los gobiernos relajen algunas ayudas extraordinarias. Para la industria intensiva en energía —química, cerámica, metalurgia— el alivio en el coste del gas se convierte en oxígeno directo para los márgenes, justo cuando muchas compañías compiten con productores de regiones donde la energía es más barata y la regulación climática menos exigente.

No obstante, conviene no confundir este mínimo de 18 meses con el final de la crisis. Los precios siguen claramente por encima de los niveles previos a la invasión de Ucrania y el sistema europeo continúa expuesto a varios riesgos: un giro brusco del clima hacia un invierno muy frío, problemas en las plantas de GNL, tensiones en Oriente Medio o nuevos ataques sobre infraestructuras energéticas podrían disparar de nuevo la volatilidad.

 

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