Alarma en el Mar del Sur de China tras accidente militar entre EEUU y China

Se estrellan dos aviones estadounidense en Mar de China Meridional durante un ejercicio militar

Dos aeronaves de la United States Navy —un helicóptero MH-60R y un caza F/A-18F— se estrellaron este domingo en el Mar de China Meridional durante operaciones de rutina. Todas las tripulaciones fueron rescatadas, pero el incidente ha provocado una nueva escalada en la relación con la República Popular China, que acusa a Washington de socavar la estabilidad marítima.
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El departamento de la flota del Pacífico estadounidense confirmó que dos aeronaves de la unidad desplegada desde el portaaviones USS Nimitz se estrellaron en el Mar de China Meridional en un espacio de apenas treinta minutos. El primero, un MH-60R Sea Hawk, cayó al agua a las 14:45 h locales, y poco después un F/A-18F Super Hornet siguió el mismo destino. Los cinco tripulantes fueron rescatados y se encuentran estables.

Desde Pekín, el portavoz del Ministry of Foreign Affairs of the People’s Republic of China, Guo Jiakun, señaló que los frecuentes despliegues de buques y aeronaves de EE.UU. en esa zona son “la causa fundamental de los problemas de seguridad marítima”, y recordó que China está dispuesta a ofrecer asistencia “desde una perspectiva humanitaria” en caso de que Washington lo solicite. 

El contexto estratégico marca que el Mar de China Meridional es una de las rutas marítimas más relevantes del planeta, con una parte significativa del comercio mundial transitando por allí, en un área donde las reivindicaciones territoriales de China colisionan con las de varios países de la región y con el principio de libertad de navegación que defiende EE.UU.

El incidente llega en plena gira asiática del presidente Donald Trump, antes de una cumbre con el líder chino Xi Jinping. Esta sincronía temporal añade un matiz de complejidad: no se trata solo de una emergencia operativa, sino de un suceso con potenciales repercusiones diplomáticas y de seguridad que pueden afectar intereses geopolíticos, empresariales y logísticos.

Para las empresas y los inversores globales, el mensaje es claro: las rutas, la infraestructura y la libre circulación en zonas marítimas estratégicas pueden enfrentarse a riesgos elevados cuando la rivalidad entre grandes potencias se agrava. Sectores como el seguro marítimo, el transporte de mercancías, la logística internacional y los puertos podrían ver incrementado su coste o ralentizada su actividad si este tipo de incidentes se multiplican o se transforman en fricciones mayores.

Además, el accidente abre interrogantes sobre la preparación y el estado operativo de las unidades involucradas. Si bien no hubo pérdidas humanas, la recurrencia de percances similares en las aeronaves de la Navy —como se ha dado en los últimos meses— genera preguntas en torno a mantenimiento, procedimientos y condiciones de los despliegues en zonas de alta tensión. 

En el plano diplomático, China aprovecha la ocasión para reiterar su reclamo de respeto a la soberanía y a la “cooperación mutuamente beneficiosa”, apelando al principio de igualdad en las relaciones bilaterales. Esto coincide con el aplazamiento de la visita del ministro de Asuntos Exteriores alemán, y subraya la estrategia china de mostrar que su papel internacional no se limita al ámbito militar, sino también al diplomático y económico.

Más allá del choque físico de dos aparatos, este episodio es un aviso: la región del Indo-Pacífico vuelve a situarse en el foco de la geopolítica, y para el mundo de los negocios ese foco se traduce en variables tangibles como rutas logísticas, costes de operación, estabilidad regional y riesgos latentes. Estar preparados implica monitorear no sólo los mercados o los informes económicos, sino entender los mapas, las prioridades estratégicas y los movimientos que, en aguas como las del Mar de China Meridional, pueden cambiar el rumbo de los negocios globales.

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